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La violenta historia de la Luna revelada

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Las naves Ebb y Flow, o Pleamar y Bajamar, conocidas conjuntamente como la misión Grail o Grial, mapearon las variaciones sutiles de gravedad en la superficie lunar. Los datos revelan que la corteza de nuestro satélite es una masa de roca pulverizada, legado de innumerables impactos.

Los científicos señalan que los choques violentos fueron mucho más comunes de lo que se pensaba. Y esta información, agregan, tiene relevancia para el estudio del pasado de la Tierra, que durante sus primeros miles de millones de años también habría recibido el impacto de materia residual de la formación de otros planetas.

Las colisiones no son evidentes hoy en día porque la superficie terrestre ha sido remodelada constantemente por el movimiento de las placas tectónicas. Todas las heridas de la Tierra en el inicio de su vida han sanado.

“La Luna tiene enormes cráteres y la Tierra también tuvo ese aspecto. Partes de Marte aún se ven así”, explicó la profesora Maria Zubel, del Instituto de Tecnología de Massachussetts, MIT por sus siglas en inglés, investigadora principal de la misión Grial. “Mientras ocurrían todos esos impactos se estaban desarrollando en el mismo período los primeros microbios”.

“Teníamos alguna idea de este pasado violento por la composición química de rocas antiguas, pero ahora sabemos cuán difícil fue sobrevivir en la Tierra y cuan resistentes debieron ser las formas de vida para subsistir”, dijo Zuber a la BBC.

La investigadora presentó los nuevos datos de Grial durante la reunión en San Francisco de la Unión Geofísica de Estados Unidos, American Geophysical Union o AGU, el mayor encuentro anual de expertos en ciencias terrestres y planetarias.

Variaciones ínfimas

Los mellizos Grial, de unos 300 kilos de peso, pasaron gran parte del año pasado mapeando el campo gravitatorio de la Luna desde una altitud de 55 kms. Las diferencias en gravedad que han detectado resultan de la distribución despareja de masa en el cuerpo lunar.

Esas variaciones pueden verse claramente en la superficie lunar, que tiene grandes cadenas montañosas y cuencas profundas. Pero incluso dentro de la Luna la materia está distribuida en forma irregular, con algunas regiones más densas que otras, y esas diferencias influencian en forma sutil la fuerza de gravedad medida por Ebb y Flow.

Los satélites realizan sus mediciones en un ejercicio calibrado de persecución mutua. Cuando el satélite líder sobrevuela un campo gravitatorio irregular experimentará pequeñas aceleraciones o desaceleraciones. El segundo satélite, que sigue a su mellizo entre 100 y 200 kms detrás, detecta estas perturbaciones como diminutas variaciones en la distancia entre ambos. Las desviaciones no son mucho más anchas que un glóbulo rojo humano.

Y cuando las medidas del campo gravitatorio se combinan con información topográfica de otro satélite de la NASA que registra alturas y profundidades en la superficie lunar, es posible entonces separar las variaciones que se deben exclusivamente a la composición y estructura interna de la Luna.

La resolución de los mapas de la misión Grial es entre entre mil y cien mil veces mejor que la de estudios anteriores.

La información ayudará también a los expertos que investigan tanto la evolución del cuerpo lunar en general como la historia de formaciones individuales, desde vastas cuencas a cráteres menores de 20 a 30 kms de diámetro.

Noticia completa en BBC News (Reino Unido)

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