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Hallan muerto a Alberto Nisman, el fiscal que denunció a la presidenta de Argentina

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El fiscal argentino Alberto Nisman apareció la noche del domingo muerto en su casa del barrio de Puerto Madero, en Buenos Aires, confirmaron las autoridades.

El fiscal estuvo a cargo durante los últimos 10 años de la investigación del atentado de 1994 contra la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), un centro de la colectividad judía en Buenos Aires.

El Gobierno de Argentina calificó este lunes como “un hecho doloroso” la muerte del fiscal Alberto Nisman, encargado del caso AMIA en ese país suramericano, cuyo cuerpo fue hallado sin vida en la noche de este domingo en su apartamento en Puerto Madero.

En una conferencia de prensa, el jefe de Gabinete argentino, Jorge Capitanich lamentó el suceso y afirmó que continúan las investigaciones.

“Esta investigación judicial se halla a cargo del juez Manuel Arturo de Campos y tiene por supuesto todo el apoyo de las fuerzas de seguridad para garantizar un total esclarecimiento de este hecho doloroso”, dijo el vocero.

Sobre AMIA, la pista Siria, Irán y otras bifurcaciones

El atentado de la AMIA es considerado el peor acto terrorista en suelo argentino. A pesar de múltiples investigaciones, hasta ahora no hay una sola persona en prisión por el hecho, aunque se sospecha de miembros de la embajada iraní en Buenos Aires como autores intelectuales.

¿Qué ocurrió?

El lunes 18 de julio de 1994 a las 9:53 minutos de la mañana, unos 300 kilos de explosivos estallaron frente al edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) ubicada en el centro de Buenos Aires.

En ese atentado murieron 85 personas y otras 300 resultaron heridas. La AMIA es el principal centro comunitario de la colectividad judía en Argentina.

Este hecho es considerado el mayor acto terrorista de la historia en suelo argentino.

Se utilizaron cerca de 300 kilos de explosivos que fueron puestos sobre una volqueta de un Renault Trafic.

La comunidad judía en Buenos Aires es la más grande de América Latina y la quinta en el mundo. Y este ataque contra uno de sus centros ocurrió solo dos años después de que otra explosión frente a la embajada israelí en Buenos Aires había matado a 29 personas.

La brumosa “pista siria” que se dispara de tanto en tanto en relación al atentado de la AMIA, posiblemente aluda a algo aún más enredado y complejo, si lo hay, que la trama de la crisis que desangra a Oriente Medio.

Se trataría del submundo poderoso de las mafias del narco y el tráfico de armas que han florecido a las sombras de la impunidad y los vicios de los despotismos en esos páramos. Quienes la revolean quizá primero debería husmear lo que estaría debajo de la alfombra.

Puede ser esta una observación embarazosa para el partido oficialista, porque la época del ataque, durante el gobierno de Carlos Menem, coincide con el desembarco en el país de una nutrida tribu de militantes del partido Ba’ath de Siria vinculados muchos de ellos con la colectividad local, pero lejanos de la actividad política de su patria originaria.

Entre ellos, el traficante de armas Monser al Kassar que obtuvo la ciudadanía argentina en tiempo récord en 1992. Fueron, esos, los años del trasiego de armamento ilegal a Croacia y Ecuador. Al Kassar era oriundo de Yabroud el pueblo sirio vecino a Damasco, origen de muchas de las dinastías más notorias que se asentaron por estas tierras.

En medio de las oscuridades que aún se mantienen premeditadamente alrededor del atentado, hay analistas que especulan que el ataque pudo estar más vinculado con cuestiones mafiosas que políticas. La idea imperante es la responsabilidad de Irán y de su imprevisible fundamentalismo y se le atribuye al ataque un sentido dentro de la guerra de Oriente Medio.

Fuentes: telesurtv.net / bbc.co.uk / clarin.com / bbc.co.uk

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