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Opinión

A favor del aborto

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Es lamentable el rechazo de la Corte a avalar el derecho de las mujeres a interrumpir su embarazo, porque lo hace en el contexto de un México empeñado en mirar más alto en el fomento de leyes capaces de construir instituciones y ampliar el régimen de derechos y libertades.

Nuestro máximo Tribunal desechó el proyecto del ministro liberal Arturo Zaldívar (quien fue impulsor también del uso recreativo de la marihuana y del matrimonio homosexual) para declarar inconstitucional los dos artículos del código penal que criminalizan el aborto.

Y no deja de ser una pena, porque sus colegas, la conservadora Norma Piña, el liberal José Ramón Cossío y el centrista Alfredo Gutiérrez se opusieron casi sin discutirlo; mientras la actitud del ultra conservador Jorge Mario Pardo fue peor, ya que ni siquiera asistió a un debate de tanta trascendencia.

Las mujeres adultas tienen derecho a abortar desde el punto de vista legal, que es por el cual se deben regir las leyes de un país democrático. Pero de agosto de 2012 a diciembre de 2013, por ejemplo, 682 enfrentaron denuncia por aborto y 22 fueron a prisión por este delito.

La propuesta del ministro Zaldívar trataba justamente de evitar que suceda lo anterior, pues consideraba que actualmente en México “se vulnera el derecho al libre desarrollo de la personalidad, el derecho a la salud sexual y reproductiva y el derecho a la igualdad y la no discriminación”.

Es decir (y tiene toda la razón) el Estado carece de potestad para exigir en su código penal que la mujer aborte si fue violada, si su salud está en riesgo, el feto viene mal formado o si quedó embarazada en un periodo cercano a la fecundación.

Sin embargo, el aborto debe ser legal en cualquier circunstancia. Es preciso quitarte el sensacionalismo a este tema, porque lo que está ocurriendo (igual que en el de las uniones y el derecho a adoptar entre parejas del mismo sexo) es que es utilizado por sectores de poder como plataforma política.

Porque hay que tener en cuenta que ninguna mujer aborta por capricho: es una decisión dolorosa. Lo más alejado de su pensamiento en ese momento es la eterna discusión filosófica de si un conjunto de células pueden formar un ser humano de la misma manera que un huevo no es pollo.

El aborto no conlleva únicamente la posibilidad real de muerte, sino también de provocar calamidades físicas y emotivas irreversibles. Un aborto no deja de ser una invasión a un órgano, por cualquier método que se use, desde el más sencillo de la aspiración intrauterina.

No: ninguna mujer adulta lo haría por gusto. Es una decisión que hay que respetar.

Pero la Corte la tiró al cesto.POR  / COLUMNASMESA REVUELTA / elarsenal.net

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