AMLO defiende a la CNTE… ¡con la Biblia!

En el marco de las tensas y perversas negociaciones entre la Secretaría de Gobernación (SEGOB)y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), Andrés Manuel López Obrador (AMLO) salió en defensa de sus aliados gremiales y señaló, el pasado 01 de agosto, que retener los salarios a los “profesores” no solamente era anticonstitucional sino… ¡antibíblico!

Así, como lo leyeron ustedes. Y hasta lanzó una cita del Levítico, uno de los libros de la Biblia: “No retendrás el salario del jornalero hasta el día siguiente”. Su labor de pastoreo espiritual y político cada vez se hace más evidente y fanática.

En este mismo espacio ya he exhibido al Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) como lo que realmente es: una organización de derecha populista, una combinación peligrosa de partido político y secta religiosa, dirigida autocráticamente por un solo hombre, por un solo pastor, por un solo profeta: el propio AMLO. En esta liga se puede consultar mi artículo MORENA, esa derecha populista (21-mayo-2016):

http://www.elarsenal.net/2016/05/21/morena-esa-derecha-populista-por-carlos-arturo-banos-lemoine/

El patetismo de AMLO es brutal, digno de su estilo personal de hacer política.

De inicio, AMLO se pone a hablar de constitucionalidad cuando sabido es que la Reforma Educativa, esa reforma perfectible pero vigente a la que se opone el magisterio parasitario de laCNTE, tiene su asidero, precisamente, en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

De paso hay que decir, que la propia Constitución también es la base de nuestro Derecho Laboral (expuesto, básicamente, en el artículo 123); de una rama del Derecho que establece, claramente, que los trabajadores que no asisten a cumplir con sus obligaciones laborales no sólo no deben cobrar un centavo: deben ser despedidos, sin responsabilidad alguna para al patrón.

El “Pastor” AMLO apela a la Constitución para apoyar, curiosa cosa ésta, a un movimiento vandálico y gangsteril que está violando de forma constante los apartados educativo y laboral de la Constitución. Se entiende su proceder religioso: él es la Palabra de Dios en la Tierra. Las “leyes del mundo” importan una chingada frente a sus “leyes divinas”. ¿De veras alguien puede creer que este tipo es de izquierda?

Y ni qué decir de la constante violación de los valores y principios constitucionales por parte de las hordas de la CNTE, quienes han incurrido en ilícitos de orden penal, como el ataque a las vías generales de comunicación, y lo han hecho a plena luz del día, con la agravante “en pandilla” y con total impunidad. ¿Son estas las personas que exigen justicia? ¿Son estas las personas que van a “transformar” y “regenerar” a México? ¿Son estas las personas a las que defiende AMLO con gran ahínco?

Y por si esto fuera poco… ¡AMLO, además, termina apelando a la Biblia para defender a la autoritaria disidencia sindical!

Bien lo dijo el genial escritor argentino Jorge Luis Borges (1899-1986): dentro de una biblioteca, el mejor estante para la Biblia es el de la “literatura fantástica”. También es posible reconocerle un sitio en las secciones de “literatura” y de “historia”. Pero tomar este libro como compendio de “buenas prácticas” y como texto de autoyuda para dummies a objeto de exigir justicia… ¡es demasiado!

La Biblia es un libro grotesco que colecciona ideas de sociedades viejas y atrasadas. La Biblia es la base de la mitología judeocristiana, que es una de las peores influencias culturales deOccidente. La Biblia es un libro que poco debe hacer dentro del ámbito político de un Estado Laico, como el que, con muchos esfuerzos, hemos venido construyendo los mexicanos al menos desde 1833-1834, años en los que don Valentín Gómez Farías (1781-1858) comenzó a promover la Primera Reforma Liberal de México.

La religión, soportable dentro del Estado Laico sólo porque éste considera a las libertades de pensamiento y de opinión como derechos fundamentales, debe quedar al margen de la política. Que cada quien crea lo que se le pegue la gana, que al final da lo mismo: todas las creencias religiosas son absurdas, irracionales. Pero nadie tiene el derecho de contaminar el espacio público con sus creencias religiosas. Esto es algo que AMLO, el fanático evangélico, no ha entendido.

Claro, el tipejo es hábil, porque sabe que la gente en México está tan fregada y tan decepcionada de la clase política, que apelar a la religión es un buen recurso demagógico para allegarse el apoyo y la aceptación de las masas acríticas y crédulas que nutren a las religiones, especialmente a la cristiana.

México es pródigo en “creyentes”, y millones de mexicanos siguen colonizados mentalmente por la mitología judeocristiana. Esto podría cambiar con una buena formación académica desde la primaria, pero con vividores gremiales en los espacios educativos esto se antoja imposible. ¿Será por esto que AMLO y la CNTE son aliados? ¿Será que la CNTE se encarga de mantener la baja calidad del sistema educativo para que mucha gente se encuentre más proclive a creer en políticos populistas como AMLO?

Para concluir, hay que afirmar que la postura de AMLO no sólo es incoherente, incongruente y demagógica… ¡es asquerosamente hipócrita!

Sólo un dato al respecto: no se nos olvide que cuando AMLO fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal (2000-2005), en las instituciones públicas de la Ciudad de México comenzó a pulular latramposa contratación de personal a través del régimen de honorarios (prestación de servicios personales y profesionales), a objeto de que, escondiendo la relación laboral tras un contrato de naturaleza civil, la parte patronal (el gobierno) pudiera evadir su responsabilidad en materia de seguridad social y pudiera despedir más fácilmente a la gente.

Y no olvidemos la forma en la que se abusó del outsourcing durante la gestión de AMLO al frente del Gobierno del Distrito Federal.

¡Y, ahora, AMLO sale a defender los “derechos laborales” de una organización abusiva, anti-democrática y vandálica!

¡AMLO: evangélico fanático, incongruente e hipócrita!

Quien no lo conozca, que lo compre. Yo lo conozco muy bien, y desde que él era priista.

POR CARLOS ARTURO BAÑOS LEMOINE  /  CIUDADANO CERO, COLUMNAS  /  elarsenal.net