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Opinión

AMLO sigue sin poder sacar a Morena del DF

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El buen paso de los candidatos Cuitláhuac García en Veracruz, y de David Monreal, en Zacatecas, llegó a plantear la elección de ayer como una vencida entre la fortaleza de López Obrador con el resto de los partidos para sacar a Morena de la CDMX y empezar a darle un empaque nacional para 2018.

Pero García quedó en tercer lugar, con 24 por ciento, detrás de Héctor Yunes Landa, del PRI (29 por ciento) y de Miguel Ángel Yunes Linares (37 por ciento); mientras Monreal terminó segundo con 24 por ciento, después del priista Alejandro Tello (37) y el aliancista Rafael Flores (20).

En cambio, se llevó más del 30 por ciento de las 60 curules para la Asamblea Constituyente de la CDMX, por lo que afianzó la hegemonía que desde los comicios intermedios del año pasado le dieron 20 diputados de 66 en la Asamblea Legislativa.

El eterno candidato a la presidencia perdió su primera oportunidad electoral para extender a Morena al ruedo nacional, aunque es imposible regatearle el incremento de su votación en Veracruz, segundo estado más importante en el padrón electoral: buen augurio para él en 2018.

Por lo demás, el proceso tuvo en el PAN al gran ganador y, por default, el posicionamiento de Ricardo Anaya como su precandidato presidencial puntero: hasta las 12 y media de la noche, había llevado al partido a ganar Chihuahua, Quintana Roo, Tamaulipas, Puebla y Veracruz.

Aventajaba en el PREP en Durango y Aguascalientes. Y el PRD ganó gracias a la alianza con el PAN, en Veracruz y en Quintana Roo, con dos candidatos ex priistas: Yunes Linares y Carlos Joaquín González. A solas no pudo hacer nada.

El voto de castigo fue, a carretadas, en contra del PRI, que habría perdido siete de 12.

Por lo demás, pasada la medianoche, el INE seguía transmitiendo spots para promover el voto, y las casillas habían cerrado hacía seis horas; mientras sus conteos oficiales, a través del Programa de Resultados Electorales Preliminares no pasaban del 40 por ciento.

Su ausencia en la jornada provocó que fuera rebasado por un proceso electoral que se sabía sería de los más competidos de nuestra democracia, y que había mostrado la peor cara de nuestra política: sucia, crispada y casi ninguna propuesta importante.

Sin embargo, el INE encabezado por Lorenzo Córdova, no tuvo autoridad operativa para poner orden y evitar que, hacia las diez de la noche, casi una veintena de candidatos se declarasen ganadores, citando mediciones de encuestadoras que por lo general ofrecen resultados a gusto de sus clientes.

Resultó el INE no sólo el gran ausente de la jornada, sino también el principal perdedor.

Muy mal precedente para el 2018.

POR   / COLUMNASMESA REVUELTA / elarsenal.net

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