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Opinión

Arena suelta – Por Tayde González Arias

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Cada uno tenemos de la vida temores, amores y cosas por hacer, algunas veces se pasan los años deseando haber sido, haber tenido o haber podido, y en esos haberes encontramos tantas profesiones, ilusiones y sueños, cosas razonables y  otras tantas meras imaginaciones que quisimos poder hacer realidad. Pasamos la vida deseando como la arena suelta pisada con los pies descalzos; pasar la vida, y aunque ciertamente cada persona tiene sus metas y sus objetivos ¿Cuántos trabajamos o damos la vida para lograrlos?.

En México como en el mundo, la incertidumbre del futuro agobia y pocos son los preparados para el cambio repentino y lo dinámico de la vida, frente a tanta necesidad como la hambruna, a tanta pena como el desamor o a la mala educación como olvidar dar el saludo diario, la vida deja de ser seria  y parecer arena suelta, que cualquier viento tambalea, especialmente en temas de formación humana como lo es la educación, es necesario en este tema solidificar desde  un programa diario que obligue a desarrollar competencias para la vida, como planes y programas de estudio que no solo obliguen a que se use a diario el cuaderno de “cuadro” para matemáticas y el de “raya” para español, resulta imprescindible redirigirnos a los temas cotidianos, pues formar en valores dados que enseñen a decir una verdad sincera, una sonrisa alegre y honesta como lo pueden lograr por ejemplo las artes, implícitos como una materia que se lleve en la educación básica diariamente podría ser un buen inicio o la simple y llana cívica y ética que hacen mella en la conciencia del respeto al prójimo.

En corto, es necesario redireccionar el quehacer de la formación educativa cuando menos en el Estado en el que vivimos, pues si bien es imprescindible aprender del 3.1416 o las reglas de sc, mb, o nv, es cierto que cuando llegamos a casa o nos despedimos un “nos vemos te quiero mucho mamá, o papá” es una práctica constante o reiterada, pensar pues en formar mujeres y hombres para conductas como estas en la cotidianidad es tarea de un sólido proyecto de educación social que abarque la casa, los amigos y desde luego la escuela, acercarnos al mundo como un ser igual en derechos, con un pensamiento solidificado, por la razón construida desde una educación seria, planeada y con metas y objetivos claros como las competencias para la vida (de las que más adelante escribiré) esos han de ser los verdaderos temas de alto impacto en respecto a la formación como roca sólida, pues de esa manera lograremos personas pensantes, de lo contrario seguiremos siendo como la arena suelta que sin nada que nos detenga cualquier viento puede mover. 

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