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Opinión

“Basave y la escuela de señoritas”

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“Es muy triste que hagan eso”, se quejó ayer Agustín Basave cuando se escuchó a sí mismo en una grabación diciendo que renunciaría a la dirigencia nacional del PRD si no van las alianzas con el PAN en Tlaxcala y Puebla.

Basave pensó que aún vivía entre las intrigas de los salones de la academia (que no suelen pasar de un par de chismes) y no en la política de intereses prácticos y acciones concretas: una lucha despiadada que destruye carreras, familias, fortunas… cuando menos.

Que pregunte a víctimas anteriores de grabaciones captadas y difundidas de manera ilegal: Raúl Salinas, el “Góber precioso”, René Bejarano, Luis Alberto Villarreal, Purificación Carpinteyro y, justo antier, el candidato panista a gobernador en Colima, Jorge Luis Preciado.

La política no es una escuela de señoritas, por condenable que sea el uso de grabaciones de conversaciones e imágenes privadas para destruir al adversario, lo cual es un triunfo detestable de la política caníbal.    

Pero Basave llegó a ese mundo y su primera acción como jefe del PRD fue unirse electoralmente al PAN sin miramientos ideológicos ni éticos, como tener en cuenta que los estatutos, oferta política y hasta el electorado de ambos partidos son diametralmente opuestos.

La única idea de Basave es derrotar al PRI, para lo cual ha arriado banderas que hacen a su partido de izquierda, y por las que han luchado casi tres generaciones de militantes: legalización de la mariguana, aborto, bodas gay y el derecho a la voluntad anticipada de morir.

Así que, con su alianza, Basave no está dañando al partido rival, sino también a perredistas en desacuerdo con su estrategia electoral. Entonces no debe sorprenderle que lo grabaran justo durante una reunión con consejeros perredistas para decidir sobre las alianzas.

“Si no va Tlaxcala, no va Puebla. Es mi posición irreductible, si cambian eso, tienen la libertad de hacerlo, pero yo renuncio”, exclama en una parte del audio un Basave exaltado porque estaban retirando su estrategia de negociación.

Como sea, las alianzas del PAN y el PRD no dejan de ser un desperdicio en todos los sentidos, porque ya cogobiernan en Oaxaca, Sinaloa y Puebla sin programas conjuntos y, eso sí, en ningún caso con medidas propias de la izquierda.

¿Por qué? Porque ayer en Oaxaca, Sinaloa y Puebla ganaron con candidatos que antes fueron priistas (Gabino Cué, Mario López Valdez y Rafael Moreno Valle) y hoy volverán a apelar a ex priistas, pues ninguno de los dos partidos tiene militantes con fuerza para imponerse en una elección.

Basave acusa al PRI de grabarlo, pero debe buscar al enemigo en casa, donde muchos los consideran un intruso y, aunque no se crea…

Quedan militantes con principios e ideología.

OR  / MESA REVUELTA / elarsenal.net

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