Connect with us

Opinión

Birdman y la idiosincrasia del mexicano

Published

on

Siempre me han llamado la atención un par de frases muy arraigadas en el mexicano: “Lo importante es competir, no ganar” (¿Se imaginan a Federer diciéndolo previo a una final contra Nadal?) y “No se trata de inventar el hilo negro” (traten de visualizar a Edison pensándolo antes de inventar cualquiera de sus más de mil inventos).

Ambas tienen en el fondo el mismo origen: el complejo de inferioridad del mexicano. En su clásico libroEl perfil del hombre y la cultura en México, Samuel Ramos advierte que es justamente ese complejo, lo que está detrás del egoísmo del mexicano: “Las reacciones del carácter frente al sentimiento de inferioridad conducen todas al individualismo y lesionan en mayor o menor grado los sentimientos hacia la comunidad”.

Escrita hace 80 años, la obra se mantiene como un referente sobre la psicología colectiva de la sociedad mexicana. “Me molesta que triunfe el otro porque yo no soy capaz de triunfar y, por tanto, haré todo lo que esté a mi alcance para que no triunfe. Yo sigo sin creer en mí, sin saber que puedo, por eso no tengo espacio para apoyar a otros, para colaborar en equipo”.

El destacado filósofo asegura que “nuestra vida tiende a la dispersión y a la anarquía con menoscabo de la solidaridad social. La introversión que provoca el sentimiento de inferioridad, obliga a desatender al mundo exterior y debilita el sentido de lo real”.

Todo lo anterior viene a colación porque hoy es la noche de los Óscares. La noche más importante de la industria del cine. Y como amante del buen cine, debo decir que para mí, Gran Hotel Budapest yWhiplash son las mejores películas norteamericanas de 2014, pero como mexicano deseo fervientemente que hoy en la noche Alejandro González Iñárritu y Birdman se alcen con los premios a mejor director y mejor película del año.

Lo digo claramente. Birdman no me parece una gran película. Tiene, sin duda, una manufactura impecable. Su fotografía, hecha por “el Chivo” Lubezki con una sola cámara con tomas largas para que parezca una sola escena continua, es digna de reconocimiento. La edición y la banda sonora logran con éxito ir generando un creciente sentimiento de asfixia, como el del propio Michael Keaton. Sin embargo, me parece presuntuosa.

Estoy convencido que Birdman es la mejor película que Alejandro González Iñárritu ha hecho desdeAmores perros, pero una vez más, como en cada película suya, me queda la sensación de que está empeñado en demostrarnos que es un gran director de cine y no sólo un locutor de radio. Y en su empeño por demostrárnoslo, sus películas acaban siendo pedantes.

González Iñárritu es efectivamente un gran director de cine, pero falta que él se lo crea. Cuando logre creérselo, todo su arte saldrá de manera natural, sin que tenga que utilizar recursos cinematográficos tan a la fuerza o queriéndose parecer a Wim Wenders, a Fellini o a John Schlesinger.

Para quienes se han dejado sorprender con el hecho de que ponga como actor principal de una película que trata sobre la venida a menos de una estrella de cine que hizo de superhéroe, a un actor venido a menos que hizo de superhéroe, habrá que decirles que hace 65 años Billy Wilder puso en el papel principal de una estrella de cine mudo venida a menos a Gloria Swanson y como su chofer, en un cameo, a Erich von Stroheim, quien hacía 21 años había dirigido a la legendaria diva en La reina Kelly.

No conforme con eso, Wilder hizo que en una escena memorable de la enorme Sunset Boulevard, la propia Swanson viera una escena de La reina Kelly, al tiempo que aseguraba “Yo soy grande. Es el cine el que se ha vuelto pequeño”.

Por su parte, el Gran Hotel Budapest y Whiplash son dos películas profundamente honestas. Al hacerlas sin pretensiones y de forma simple, sus directores, el afamado Wes Anderson y el veinteañero Damien Chazelle, nos han entregado dos obras memorables. La primera, entretenida y entrañable; la segunda, angustiante y provocadora.

No obstante, como todos sabemos, los Óscares no premian necesariamente lo mejor. Son el máximo reconocimiento de la industria del cine y, por tanto, valoran la mercadotecnia, las carreras artísticas, las casas productoras, el mensaje fílmico, el dinero invertido, y muchos etcéteras más.

Es así que este año le ha tocado a nuestro compatriota, tras muchos años de esfuerzo y empeño, llegar casi a la meta. Sus verdaderos oponentes son Richard Linklater y Boyhood.

Otra película petulante a la que sin duda se le agradece la osadía de haberla filmado con los mismos actores durante doce años, pero que no narra nada más que la autobiografía plana de su director, quien tiene un enorme ego que le ha hecho creer que su vida es tan original que todos deberíamos maravillarnos con ella.

El mismo año que Wilder filmó Sunset Boulevard, Octavio Paz escribió El laberinto de la soledad. Todas las relaciones del mexicano, como raza sometida, dice Paz, “están envenenadas por el miedo y el recelo. Miedo al señor, recelo ante sus iguales”.

Los mexicanos “luchamos con entidades imaginarias, vestigios del pasado o fantasmas engendrados por nosotros mismos… Son intocables e invencibles, ya que no están fuera de nosotros, sino en nosotros mismos. En la lucha que sostiene contra ellos nuestra voluntad de ser, cuentan con un aliado secreto y poderoso: nuestro miedo a ser. Porque todo lo que es el mexicano actual, como se ha visto, puede reducirse a esto: el mexicano no quiere o no se atreve a ser él mismo”.

En estos días he visto críticas de todo tipo a Birdman. Muchas de ellas haciéndola pedazos. Reitero, tampoco yo considero que sea una gran película. Michael Keaton dista mucho de ser la leyenda que fue Gloria Swanson, y González Iñárritu no es ni de lejos Billy Wilder (el mismo que cuando Fernando Trueba recibió el Óscar a mejor película extranjera por Belle Epoque en 1994 dijo “Me gustaría creer en Dios para darle las gracias, pero yo sólo creo en Billy Wilder”), pero hoy en la noche yo le voy a Birdmanporque soy mexicano. Se vale y se debe, porque como mexicano, quiero ver a mexicanos triunfar.

*El autor, Elías Rafful Vadillo, es Titular del Centro Nacional de Prevención del Delito y Participación Ciudadana.

@erafful

eliasrafful.com

Elías Rafful Vadillo*/Notimex / elarsenal.net

Continue Reading

Más leídas