Candados en el PAN

Dentro de dos semanas, a más tardar, deberá reanudarse la XVII Asamblea Nacional Extraordinaria del PAN en la que se reformaba al Estatuto azul hasta que la mayoría reventó la sesión, después de que se decretara que la elección de los dirigentes partidistas debe permitir el voto libre y directo de los militantes.

Fiel a su estilo, el jefe nacional del blanquiazul, Gustavo Madero Muñoz, concilió con los grupos y propuso un adenddum al Estatuto del PAN que, en los hechos contiene lo que algunos consideraron una “rebelión de las bases”.

Y es que la propuesta “armonizada” de nuevo Estatuto impondría un candado. Y es que solo aquellos militantes con un mínimo de un año de antigüedad, podrían participar en los procesos internos y/o participar en el “gobierno del partido” que se ejerce en el desempeño de un cargo directivo.

El estatus de panista quedaría –conforme la propuesta original– vinculado al cumplimiento de

“actividades verificables” de servicio comunitario, proselitismo político y/o de formación partidista, y al pago de las cuotas, que para los servidores públicos o electos, legisladores o funcionarios, en cargos emanados del PAN, son obligatorias.

El Estatuto “armonizado” propone eliminar la facultad del Consejo para elegir a los miembros del CEN y de los Comités Directivos Estatales. El CEN se conformaría con una sola planilla, que será electa junto con el presidente del partido.

1. addendum al proyecto de nuevo Estatuto busca “armonizar” y dar viabilidad a las modificaciones aprobadas durante la Asamblea Nacional Extraordinaria del pasado 16 de marzo, convocada por el jefe nacional del partido para dictaminar los nuevos Estatutos.

La reforma a los documentos básicos del PAN fue la respuesta institucional a la exigencia de “refundar” al partido que trató de fraguarse desde Los Pinos.

De haber prosperado esa propuesta, Madero Muñoz no estaría al frente del partido. En cambio, más pudo el anticalderonismo propagado en los últimos meses del sexenio y también, un genuino deseo de reposicionar al PAN como opción viable de gobierno frente al electorado.

En el camino, el PAN dejó en segundo plano –al menos discursivamente– su propuesta de convertirse en el “partido de la ciudadanía– y enfiló a una lógica de alianzas electorales con el PRD que reflejó su pertinencia en los resultados electorales del pasado 7 de julio.

La efectividad de Madero Muñoz en lo externo es diametralmente opuesta a la falta de contundencia de su estrategia para resolver los conflictos internos, reflejada principalmente en los conflictos en el Estado de México y en la Asamblea Extraordinaria que tratará de concluir dentro de dos semanas.

Si bien inició “en tiempo y forma” –el Estatuto quedó aprobado en lo general– ese cónclave no podía llegar a buen puerto: de los 145 artículos contenidos en la nueva propuesta, 96 quedaron “reservados” y mientras se discutía la redacción del artículo 64 –se habían aprobado modificaciones a 17 artículos– hubo una moción, para verificar el quórum, no encontrándose presentes 22 delegaciones estatales.

Ante la imposibilidad material y jurídica para continuar con los trabajos, Madero Muñoz  decretó: “todos los acuerdos aquí tomados se sostienen, se mantienen. Lo único es que se interrumpe (la sesión) para volver a convocar los trabajos de nuestra Asamblea y terminar con los artículos pendientes y presentar una reforma estatutaria moderna, armónica y eficaz”.

Dos semanas después –el 9 de abril–,  el CEN acordó hacer suyos todos los acuerdos aprobados por la Asamblea Extraordinaria y convocar a los delegados para concluir sus trabajos.

En el entorno de Madero Muñoz existe plena certeza de que habrá quórum y se reanudará la Asamblea.  Desde hace un mes, entre los delegados numerarios a la Asamblea Extraordinaria circula una misiva, signada por la secretaria general de la organización, Cecilia Romero Castillo. Y el jefe nacional está por completar su recorrido por los 32 estados de la República, en parte para “aclarar dudas” sobre los documentos que serán discutidos el 10 de agosto, y en parte, para medir fuerzas y definir circunstancias futuras.

Sobre el aval para el proyecto de “armonización” de los Estatutos –en el que trabajó una Comisión Especial conformada por 15 representantes de las distintas corrientes partidistas, que estuvo asesorada por los ex presidentes del partido, incluso Germán Martínez– no existe tanto optimismo.

Y es que hay media docena de recursos en el Tribunal Electoral, tramitados por militantes panistas, que cuestionan la legalidad de los cambios y están inconformes con las nuevas reglas para elegir a las directivas partidistas. Si bien fueron infructuosos sus intentos para evitar que se reanudara la Asamblea, podrían buscar que esta concluyera sin acuerdos… y que se convocara a una nueva.

Madero Muñoz parece llegar con el control de la situación. De modo que el Estatuto “armonizado” quedaría en firme y entonces vendrían: la convocatoria para elegir al nuevo Consejo Nacional –de sus 400 lugares, 270 deben ser elector en las instancias locales– y la definición de los 40 integrantes de la Comisión Permanente.

Y en diciembre, la convocatoria para elegir al nuevo jefe nacional del PAN. Si se aprueba el “Estatuto armonizado”, un órgano temporal especial –que sería electo por el Consejo Nacional– quedaría encargado de organizar el proceso interno, que deberá garantizar la equidad en la contienda y evitar que resulte onerosa. Ahora solo resta saber quién enfrentará a Gustavo Madero Muñoz, quien buscará la reelección. Mientras Juan Carlos Romero Hicks y Juan Manuel Oliva deshojan la margarita, al interior del partido se da por descontado que Josefina Vázquez Mota no irá. ¿Y Ernesto Cordero? Es la gran incógnita.

Alberto Aguirre M.