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Opinión

Cocula y la “lluvia ácida” del GIEI

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El lunes 07 de diciembre, integrantes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI)dieron una conferencia de prensa para hacer del conocimiento público nuevos elementos en torno al Caso Iguala-Ayotzinapa; elementos que son producto de las investigaciones que dicho grupo ha seguido llevando a cabo tras el acuerdo de prórroga con el Estado Mexicano, especialmente con la Procuraduría General de la República (PGR).

Destacaron dos elementos: a) un conjunto de estudios meteorológicos y b) una serie de fotos satelitales. Vale la pena subrayar que nunca se mencionó qué instituciones, universidades, empresas o centros de investigación fueron los responsables de la realizaron de estos nuevos elementos, los cuales, además, no pueden ser considerados como prueba, de nada, sin una previa valoración de su idoneidad pericial y de su grado de certeza científica.

Pese a esto, hubo varias empresas periodísticas que sobrevaloraron estos nuevos elementos, y frasearon de forma escandalosa, definitoria y contundente el hecho, casi al punto del amarillismo. Por ejemplo:

“Sepulta el GIEI la “verdad histórica” del caso Ayotzinapa” (La Jornada).

http://www.jornada.unam.mx/2015/12/08/

“La “verdad histórica” termina en montaje histórico: el satélite desmiente incendio en Cocula” (SinEmbargo).

http://www.sinembargo.mx/07-12-2015/1571994?utm_source=Relacionados&utm_medium=Lista&utm_campaign=SEO

Otras empresas hubo que fueron más moderadas, pero con sesgo:

“No hubo incendio en Cocula el 27 de septiembre: GIEI” (Aristegui Noticias).

http://aristeguinoticias.com/0712/mexico/no-hubo-incendio-en-cocula-el-27-de-septiembre-giei/

Y otras más fueron equilibradas, permitiendo la contra-opinión:

“El incendio no fue en Cocula, afirma el GIEI. Evidencias no se pueden analizar de manera aislada, responde la PGR” (El Universal).

http://www.eluniversal.com.mx/articulo/nacion/seguridad/2015/12/8/el-incendio-no-fue-en-cocula-afirma-el-giei

Todos sabemos que las empresas periodísticas forman parte del sistema político, razón por la cual los matices y los sesgos suelen hacerse presentes, a conveniencia. A veces más, a veces menos. Y esto es inevitable porque se trata de la naturaleza humana. Pese a esto, sí podemos exigir datos duros, buenos argumentos y algún ánimo de imparcialidad.

Sabemos, también, que desde que ocurrieron los lamentables acontecimientos de Iguala-Ayotzinapa, ha habido sectores de la prensa nacional que se han mostrado proclives (a veces hasta la abyección) a “defender” al gobierno mexicano (p.e. La RazónLa Crónica y Milenio), en tanto que otros sectores de la prensa han tratado de llegar a conclusiones incriminatorias contra el “Estado Mexicano” que, simplemente, no se pueden sostener si sólo se apela a lo que consta en el voluminoso expediente judicial respectivo (p.e.La JornadaAristegui NoticiasProceso y Regeneración).

En medio de estos dos polos está la mayoría de los medios impresos y digitales. Ésos que han dado voz a todas las versiones y han expuesto todos los elementos del caso según han ido emergiendo, a fin de que los lectores se formen su propia opinión. Como ejemplos: El UniversalReformaExcélsior, Animal Político yReporte Índigo.

Dado este panorama, resulta de mala leche la estrategia comunicativa que ha seguido el GIEI, el que, sabiendo la expectativa que despierta su labor, no se toma la molestia de hacer las precisiones adecuadas ni de actuar realmente en conjunto con la PGR, declarando de forma conclusiva cosas que no pueden ser consideradas concluyentes dentro del ámbito jurídico-penal. El Caso Iguala-Ayotzinapa no puede ser abordado con esa ligereza, porque se trata de un caso complejo y trascendente que sin duda sentará precedentes dentro y fuera del país.

Personalmente, y desde un principio, el GIEI ya me había causado una profunda decepción y desconfianza. Tras leer el famoso Informe Ayotzinapa, supe que dicho grupo no era ni imparcial ni objetivo. Eso de hablar de una “toma de camiones”, y de enfatizar que esta “toma” se trata de un “práctica tradicional” de los normalistas, deja en entredicho su profesionalismo, porque no llama a las cosas por su nombre: se trata del delito de robo de vehículos automotores, tal como está tipificado en el artículo 164 del Código Penal del Estado de Guerrero; delito que, además, se suele llevar a cabo en pandilla.

Desde que el GIEI decidió restarle importancia a este hecho contundente, supimos que su trabajo distaría mucho de ser imparcial, objetivo y profesional.

Ahora, el GIEI nuevamente vuelve a la carga, actuando con una clara falta de profesionalismo, inclusive a sabiendas de que esta forma de proceder cae como “lluvia ácida” sobre la sociedad mexicana, de por sí conflictuada por el Caso Iguala-Ayotzinapa.

Con respecto al elemento meteorológico, el GIEI reveló que, durante la noche-madrugada que corrió del 26 al 27 de septiembre de 2014, hubo una lluvia acumulada de 21.8 milímetros en Iguala, aceptando que no se tiene registros pluviométricos de Cocula (supuesto lugar de la incineración). El GIEI se limitó impropiamente a “inferir” que, en Cocula, había condiciones similares a las de Iguala. Esto, pues, nada demuestra, sobre todo porque las pruebas que deben presentarse en casos judiciales deben atañer al asunto controvertido de forma contundente e indubitable. Y no fue el caso.

Y, con respecto a las fotos satelitales (que no se exhibieron), los integrantes del GIEI arguyeron que sólo se muestra un solo punto de incendio en el Estado de Guerrero el 27 de septiembre de 2014, mismo que no corresponde a georreferenciación de Cocula. Hecho que tampoco resulta conclusivo, sino sólo indicativo, a lo más.

Difícil valorar estos elementos cuando no fueron mostrados, cuando no se aclaró la metodología aplicada, cuando no se dijo qué institución los obtuvo y cuando no pueden contrastarse con otros elementos obtenidos para los mismos fines pero por otros medios. A lo mucho, los nuevos elementos sólo pueden ser considerados como “indicios”, no como pruebas. Por tanto, cualquier conclusión que se quiera obtener de ellos será al calor de filias o fobias ideológicas.

Mal hace el GIEI en hacer esta clase de conferencias de prensa, sin los soportes científicos necesarios y sin el nivel de auto-contención que se requiere para no mandar mensajes equivocados. Y mal hace la PGR en dejar que el GIEI cabalgue por la libre, como si no existiera un acuerdo de trabajo conjunto.

No es la primera vez que la PGR tiene que reaccionar ante las declaraciones que hace el GIEI por cuenta propia.

Un trabajo serio, imparcial, objetivo y profesional de colaboración entre tales instituciones debería suponer, entre otras cosas, la realización de conferencias de prensa conjuntas, previo acuerdo de los elementos que responsablemente puedan darse a conocer a la opinión pública. Por esto, resultan reprobables los procederes tanto del GIEI, de Emilio Álvarez Icaza, como de la PGR, de Arely Gómez. Parece que están jugando “a las venciditas” diplomáticas, sin importarles el daño que nos pueden estar causando como sociedad.

Personalmente, sigo pensando que el Caso Iguala-Ayotzinapa nunca se resolverá. ¿Por qué? Porque muchos han sido los errores cometidos desde el principio, muchos han sido los indicios que se han perdido o contaminado, muchas han sido las diligencias que se han efectuado a destiempo y que carecerán de valor probatorio, muchas son las contradicciones acumuladas sin posibilidad de resolverse, y muchos son los intereses aviesos que enmohecen el expediente.

Creo que, finalmente, la actuación del GIEI en nada ayudará a resolver el caso. Me queda claro que el costo excesivo que estamos pagando por sus servicios es sólo parte de una estrategia gubernamental orientada a ganar credibilidad en el corto plazo (hasta acabar el sexenio), y a esperar que el desgaste y la desmemoria hagan su trabajo en el largo plazo.

POR  / Profesor UAM-Xochimilco y UPN-Ajusco / CIUDADANO CERO / elarsenal.net

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