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Opinión

“Con 25 paginitas la CIDH culpa al Estado”

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La CIDH ha sembrado la creencia en la arena internacional de que México vive una “grave crisis” de derechos humanos con un cuadro de extrema inseguridad y violencia, especialmente por “desapariciones forzadas”, “ejecuciones extrajudiciales” y “tortura”.

Sin embargo, resulta cuando menos increíble la eficacia que ha tenido la CIDH para poner contra la pared al Estado mexicano, a pesar de la notabilísima endeblez de sus argumentos:

–En el caso Iguala, a partir de “alguna variabilidad en la literatura, por la variabilidad de los cuerpos” y dibujitos de hornos de leña y estimaciones matemáticas incluidos en el informe para desmentir que los 43 normalistas fueron quemados en el basurero de Cocula.

–El informe sobre México en materia de derechos humanos, a partir de apenas 25 páginas y con dos testimonios de familiares desaparecidos durante la guerrilla de años 70, cinco sin precisar el año, uno de 2006, uno de 2010, dos de 2013 y uno de 2014.

En el primer caso, la CIDH “tumbó” la labor de más de un centenar de peritos del Instituto de Biología de la UNAM, el Imperial College en Londres, la Oficina Forense de Norfolk… con deducciones de escritorio que equivocaron hasta la velocidad del viento el día del incendio en Cocula.

“No hay ninguna evidencia de que allí se pudiera incinerar inclusive un solo cuerpo”, concluyó el perito peruano José Torero, a pesar de admitir en una entrevista para Milenio que “mi visita al basurero realmente se reproduce en un par de fotos”.

Así mismo: y háganle como quieran, ¡eh!

En el segundo caso, la CIDH escuchó en cinco días testimonios de Veracruz, DF, Tabasco, Guerrero, Coahuila y Nuevo León para concluir que las violaciones son a los pobres, migrantes, refugiados, desplazados, mujeres, niños, periodistas, defensores de derechos humanos, pueblos indígenas y la comunidad gay.

Con esos testimonios hizo una summa de la historia contemporánea de los derechos humanos en México y hasta incluyó los sucesos de Tlatelolco en 1968, y luego una desaparición de 1974, pasando por 2006 y terminando en los casos Iguala, Tanhuato, Apatzingán y Tlatlaya.

Ahora, en el plano internacional se cree que en México la desaparición forzada es generalizada, gracias a esas 25 hojas divulgadas por la CIDH con declaraciones como las de las páginas 5 y 6 recabadas de personas que viven en el DF:

“En 1974 nos detuvieron a mi papá y a cuatro hermanos, y desde entonces andamos en la búsqueda. El Estado mexicano estuvo detrás de estos hechos”.

“Llevo más de 40 y tantos años buscando a mis familiares en Guerrero”.

Y la CIDH remata que en el país son utilizadas las desapariciones forzadas.

Así mismo: y háganle como quieran, ¡eh!

POR  /  MESA REVUELTA / elarsenal.net

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