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Opinión

¿Con el patrocinio de quién?

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Usted se ha preguntado de dónde, cómo  o quién da recursos a los diversos organismos de Derechos Humanos para que realicen movimientos sociales a lo largo y ancho del país, con el auspicio de quién, con el dinero de quién.

Es un hecho que el negocio de las marchas, ahora se ha extendido al negocio del dolor,  ese dolor que generan las desapariciones de los seres queridos, no importa que hayan sido por manos del crimen organizado o la llamada desaparición forzada, el chiste es que esos desaparecidos generen recursos económicos para múltiples personas ya sean de organismos de derechos humanos e incluso para los llamados activistas.

Usted ha visto la forma de vestir de los integrantes de los diversos grupos u organizaciones de Derechos Humanos, tenis de marca, pantalones de marca que llegan a valer en el mercado más de 800 o 900 pesos; cuánto perciben de salario en los organismos no gubernamentales.

Aquí uno debe de preguntarse ¿ De dónde salen los recursos para pagarles?

Hablamos de organizaciones como el Centro de Derechos Humanos Agustín Pro y el Centro de Derechos Humanos de la Montaña “Tlachinollan”; organizaciones que tienen decenas de “trabajadores” que se mueven por el país, los cuales comen, se trasladan y me supongo deben de llevar dinero a sus casas.

Una pregunta que me surge a la hora de plasmar estas letras, es ¿Cuándo serán transparentes en sus finanzas estos organismos?
Exigen una y otra vez a los distintos gobiernos que sigan al pie de la letra las recomendaciones que emiten; sin embargo, porque no aclararan la procedencia de sus recursos. También hay grupos de organizaciones sociales que viven por meses en un campamento como protesta por determinada causa social.

¿Quién los patrocina?, ¿Quién les da dinero? Porque también comen, beben, visten y en algunos casos mantienen familia; quizá uno sea mal pensado, pero sigo de insistente quién y cuántos les pagan.

Quizá estos grupos y también estos activistas, tienen como maestro al político tabasqueño que por más de 12 años nadie sabe en qué trabaja, pero lo que sí sabemos es que come, viste, maneja una camioneta y mantiene una familia que también come, viste y gasta dinero.

Queda claro que vivimos en un país donde algunos políticos y parásitos viven de sangrar los bolsillos de los incrédulos y de la desgracia de muchos.

POR  / COLUMNA INFORMACIÓN FILTRADA / elarsenal.net

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