Conflicto con la Ceteg puede derivar en un Atenco

Entre la disidencia del magisterio y el titular de la SEP se está dando un juego de fuerzas que puede arribar a un desenlace que nadie desea. Otro episodio como el registrado hace años en San Andrés Atenco no puede volver a repetirse.

En esta semana se llevó a cabo en Guerrero una de las marchas más nutridas que ha realizado la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación (Ceteg), acompañada de activistas de otras organizaciones, como la de los guardias comunitarios y ex trabajadores del SME, mientras que la autoridad educativa para demostrar que no moverá un milímetro la reforma aseguró que ya están listas las leyes secundarias de la reforma educativa.

Hay dureza tanto en la disidencia magisterial como del lado del gobierno; mientras que los titulares de los ejecutivos locales hacen malabares para sortear la presión de los maestros. En este escenario el gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, sostuvo un encuentro con diputados federales para sensibilizarnos sobre las ventajas del programa educativo que la sección XXII de la entidad le presentó y que el Congreso de la entidad rechazó.

Los diputados lo escucharon pero no dejan de tomarlo como un tecnócrata soñador que accede a las demandas del magisterio por cuestiones ideológicas, pero sobre todo por el compromiso que tiene con la Sección XXII que mucho tuvo que ver en la campaña electoral que lo llevó a ganar la gubernatura, bajo las siglas del PRD y con el mínimo apoyo de Acción Nacional.

Pero al margen de que en el fondo los maestros no quieren perder un sinnúmero de “conquistas sindicales” y de que en la entidad se instale un Instituto de Evaluación donde ellos no tengan la menor injerencia, tanto la federación como los legisladores requieren de escuchar a los aguerridos maestros oaxaqueños cuyas aportaciones son necesarias en la construcción de un México incluyente.

No hay que perder de vista que si los maestros presentan un comportamiento agresivo eso se debe no solamente a que buscan defender sus derechos laborales y su derecho a participar en la reforma educativa, sino a que trabajan en medio de las carencias de un pueblo que muere por hambre, lo que hace que sobre sus espaldas carguen con un fuerte resentimiento social.

Oaxaca es uno de los estados más pobres del país que le urge el impulso de una reforma educativa apegada a sus requerimientos regionales, y no diseñado en la comodidad de cubículos por especialistas en cuestiones pedagógicas, ajenos al contexto social en que los maestros imparten la enseñanza.

Por eso mismo también el magisterio de Guerrero presenta una postura irreductible. Están cansados de que desde el centro del país les dicten lo que tienen que hacer en el aula, sin que ellos participen en algo que es netamente su materia de trabajo. El gobierno requiere de afinar los sentidos y no echar por la borda un intento más por mejorar la calidad de la educación.

Por el discurso que maneja tanto el titular de la SEP como los dirigentes de la disidencia, la reforma educativa corre peligro, no es con posturas desafiantes ni irreductibles como se puede neutralizar el conflicto.

Precisamente por esa misma dinámica de confrontación es que la Ceteg se ha decidido por la estrategia de sumar fuerzas. Ya cuenta con el apoyo de los policías comunitarios y de otras agrupaciones de izquierda de corte radical, incluso del SME, de ahí que no fuera gratuito que el secretario de Gobernación, Osorio Chong, sostuviera en las últimas horas un encuentro con los dirigentes de dicho sindicato, con el propósito de sacarlos del conflicto magisterial guerrerense.

Es cierto, son varios los actores que estimularon la efervescencia sindical. Al principio la Ceteg gozó del apoyo de los cuadros institucionales del SNTE, y del mismo gobernador Ángel Aguirre, que se encuentra en deuda con el magisterio disidente de la entidad por el apoyo electoral que le brindaron en las pasadas elecciones estatales. Da la impresión que el conflicto se puede desbordar, pero sólo es la impresión, porque sin recursos no hay movilización.
Para resolverlo es muy importante que el gobierno de Peña Nieto localice y neutralice la mano, o las manos, que mecen la cuna.

Pero por arriba de todo, las partes involucradas deben privilegiar el diálogo antes de que el conflicto se desborde…y de que sobre el pavimento quede regada de sangre inocente, como siempre suele ocurrir en este tipo de conflictos. Estamos a tiempo.

Y que nadie ponga el grito en el cielo como llorona loca aduciendo que la izquierda es como la peste, porque en el conflicto hay manos tricolores, amarillas y morenas, que como siempre buscan acarrear agua a su molino.

Por: Carlos Blanco / el arsenal.net