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Opinión

Da Peña primer golpe en Tamaulipas

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El gobernador Eruviel Ávila suele usar una frase que parece ser una sentencia de contenido moral o doctrinal de los políticos mexiquenses: “Para resolver un problema, lo primero que se tiene que hacer es reconocerlo y trabajar en su solución”.

Como sea, el Presidente la aplicó desde el martes, encargando al Ejército y la Marina la nueva estrategia para frenar en Tamaulipas de violencia y sellar las rutas del tráfico de personas, drogas, armas, dinero, y lograr instituciones suficientes y confiables.

Dos días después, cayó uno de los 12 capos planteados como objetivos por el Presidente: Fernando Martínez, jefe de Los Zetas en Nuevo Laredo. Mal haría el gobierno federal si echa campanas a vuelo por esta captura, pero esto se le tiene que reconocer como un gran logro.

Tan bajo había caído la seguridad que esta semana fue detenido por la PGR José Manuel López, jefe de seguridad del gobernador, Egidio Torre, como presunto relación autor intelectual del asesinato del jefe de inteligencia estatal, Salvador Haro Muñoz.

Haro Muñoz fue asesinado el 6 de mayo en Ciudad Victoria, junto con dos de sus escoltas, a manos sicarios de Los Zetas, apoyados por nada más y nada menos que 10 agentes de la recién creada Policía Estatal Acreditable.

Sin embargo, hay motivos para creer que la estrategia de seguridad federal en Tamaulipas funcione, porque es notorio que fue meticulosamente trazada, desde el momento en que es distinta a la Michoacán.

Lo más fácil era imitar el modelo de esa especie de pro cónsul que es el Comisionado en Michoacán, modelo reclamado para todos los estados por los trasnochados de la “presidencia imperial”, porque no es más que un eufemismo para apartar del poder a quien lo consigue con los votos.

Aun cuando en Michoacán está siendo exitoso el esquema del Comisionado, no tiene por qué serlo en Tamaulipas, donde el huevo de la serpiente se incubó con el compadrazgo de los cuerpos de seguridad con la delincuencia organizada.

Mientras en Michoacán se incubó a causa de 10 años de corrupción social y política, durante los gobiernos perredistas de Lázaro Cárdenas Batel (2002-08) y Leonel Godoy (2008-12). Imposible olvidar que acaba de ser detenido el tesorero de ambos por el robo de 50 millones de pesos.

Y que con Cárdenas se registraron siete mil 347 homicidios y con Godoy 10 mil 757, a causa del surgimiento de los cárteles los Chelos, los Tirado, los Naranjo, los Valencia de Zitácuaro, los Valencia de Uruapan, los Zetas, La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios.

Es esa marcada distinción entre uno y otro estado, lo que convierte en sensata la fecha de seis meses para los primeros resultados en Tamaulipas.

Por Rubén Cortés / elarsenal.net

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