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Opinión

Debatir a chingadazos

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Perdonen la palabrota, que viva la libertad de expresión. Esta semana se lleva cabo uno de los debates más esperados del sexenio peñanietista, en una de las reformas más ambiciosas que ha visto un uso enorme de recursos políticos. Y no es la que destruyó al IFE, sino la que anda viendo qué hacer con Pemex.

Por un lado PRI y PAN, que solitos generan la mayoría en las cámaras, se han pasado negociando el dictamen, pues saben que no necesitan al PRD para cambiar la industria energética y petrolera del país (y ellos se levantaron del Pacto y se salieron de los debates en comisiones). Por otro lado el Sol Azteca levanta protestas, marchas y se sale del pacto porque no le gusta cómo se está llevando a cabo todo.

¡Todos pertenecen al mismo mundo político!

Si de manera oscura y secreta, como si fuera cónclave papal, el PAN y el PRI están debatiendo la Reforma, sin acceso al PRD están haciendo mal; y si el PRD utiliza a la “opinión pública” como recurso para decir que el pueblo no quiere que Pemex se venda, también. Es un debate a ciegas.

Tirarle piedra de un partido a otro, decir que el PRI llegó a robar, el PAN quiere seguir robando y el PRD son buenas palomas o que solamente son ex priístas a quienes hace unos años no les dieron acceso a ciertos cotos de poder es un discurso que ya nos tiene hasta la madre, ¿ya párenle y pónganse a trabajar, no?

¿No ha salido Cuahtémoc Cárdenas a decir que esta reforma regresará a Pemex a la época del porfiriato? El porfiriato terminó hace 100 años, y no hay nadie que pueda contarnos qué era vivir en aquella época. Lo conocemos por la historia, sí, pero en esos 100 años, el mundo ha evolucionado y México parece que no. Hace 100 años no podrían estar leyendo esto, la libertad de expresión estaba muy acotada. Y falta mucho camino, ya lo sé, pero de que tenemos mejores oportunidades para expresarnos ahora, de eso no hay duda.

Y así, en libertad de expresión, la diputada Layda Sansores salió en pleno debate a “mandar a privatizar a su puta madre que los parió”, citó a Saramago en su discurso en el debate energético en el Senado. No tardaron en salir los persignones a decir que había dicho una grosería en la tribuna, sólo faltaba que la acusaran con su mamá.

 

Debatir a chingadazos es agotar el debate. Utilizar todos los recursos y terminarse el tiempo parlamentario, sitiar el Senado, levantarse del Pacto… pero es también decir una cosa y hacer otra, negociar en lo oscurito. Promulgar una Reforma muy ambiciosa que se quedó guardada… es sobre todo, joderse a los mexicanos.

Que bueno que los diputados y senadores no son modelos a seguir, porque si así fuera estaríamos peor. ¿En qué momento van a ponerse a trabajar? o ¿en qué momento nos vamos a hartar y vamos a ponerlos a trabajar, ya en último recurso político a chingadazos?

Yo también argumenté con falacias, eso lo aprendí de mi sistema político.

 POR  / Fotografía: CNNMéxico /  vivirmexico.com

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