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Opinión

Derroche de pobreza

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Es casi imposible que a nivel banqueta se tenga una idea del valor de tres mil millones de pesos. Hay que recurrir a la comparación: el estado de Chihuahua recibirá de Sedesol $2,200 millones de pesos para combatir el hambre; a Televisa se le condonaron impuestos por $3,334 millones, el 1.5 veces lo destinado a combatir la miseria.

Para poner fin a la controversia entre la televisora y el Servicio de Administración Tributaria, la empresa pagó el 10% de la cantidad mencionada. Lo que entró a las arcas nacionales fueron (números redondos) algo más de 333 millones; lo que hubiera entrado si el SAT tenía la razón en el cobro, son algo más de 3 mil millones. Pero el asunto no es de números, sino de criterio. Si al SAT le parece bien condonar tal adeudo fiscal con el fin de evitar un pleito largo, vía el programa “Ponte al Corriente”, algo anda mal.

Es un asunto de tres aristas: Televisa, los funcionarios públicos y los mexicanos todos. La empresa cae en franca contradicción entre su lucidor esfuerzo asistencial (Teletón) y sus gestiones para que las autoridades hacendarias le condonen una deuda de tal magnitud que supera holgadamente al total de fondos que recibe un estado para mitigar la miseria. ¿Cómo cambiaría la Cruzada Contra el Hambre, por ejemplo, si recibiera lo que finalmente se ahorró la empresa? Así pues, Televisa se ahorra 3 mil millones, las arcas de todos los mexicanos se quedan con un boquete de ese tamaño y la miseria del país crece. Claro que hay criterios empresariales, claro que los hay legales, fiscales y contables… sólo que se trata de dinero de todos los mexicanos y el asunto no se resuelve con esa óptica.

El colombiano naturalizado mexicano Fernando Vallejo, recientemente galardonado con el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances (XXV Feria Internacional del Libro), contó que su madre le ordenaba lavarse las manos cada vez que tocaba dinero. “Así salimos: puros pobres. Si me hubieran educado los del PRI ya sería millonario”. La anécdota refleja una idea arraigada en la médula de los mexicanos, sobre todo de los mexicanos: que el dinero es malo, es perverso, y que es bueno, santo y mejor ser pobre. Tal vez por eso aguantemos lo indecible.

El informe “Movilidad económica y crecimiento de la clase media en América Latina”, del Banco Mundial, reporta que entre 2000 y 2008 sólo 2 de cada 10 habitantes de nuestro país lograron ascender al nivel socioeconómico superior al que se ocupaban. En el contexto latinoamericano, únicamente Guatemala y Nicaragua están en situación más desfavorable que México (La Jornada 15 mayo 2013).

Entre las familias que lograron ascender de nivel socioeconómico se cuentan la de Lady Profeco, Granier, Nava y Romero Deschamps, si nos limitamos a los escándalos de esta semana. El PRI impide que se investigue la riqueza de los líderes sindicales, las cámaras legislativas condenan indignadas cada uno de estos casos, pero nada hacen. Que sean representantes de un pueblo urgido de que se pongan a trabajar, eso no les importa.

Y ahora exportamos pobreza, en la peor versión: las dianas que llevó la Federación Mexicana de Tiro con Arco a China lucían en la espalda de sus playeras la palabra MEXICO y sus respectivos nombres… escritos con plumón sobre cinta adherible de papel, “masking tape” (foto en SinEmbargo.mx). Pobreza, de eso sí hacemos derroche.

Por: Alfonso López Collada / elarsenal.net

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