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Opinión

El preámbulo de la reforma energética.

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Sobre aviso no hay engaño, parecen ser las palabras de la izquierda en torno a la reforma secundaria en materia energética, que desde su inicio en la parte constitucional mostró su oposición y, congruente en su postura, ahora lleva a cabo su estrategia.

Cuando menos se observan tres ejes evidentes: el primero consiste en participar en los debates, sin dejar pasar ningún trámite o procedimiento que pueda interpretarse como una vulneración a la formalidad, dispuesta a impugnar ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación,  cualquier cuestión que consideren pueda reputarse como irregularidad, en otras palabras, no va a dejar pasar una. Si bien, se retiró momentáneamente del trabajo en comisiones, no sin antes documentar lo que considera violaciones al procedimiento parlamentario.

Independientemente del fondo, procuran dilatar en lo posible la aprobación de la reforma, el ganar tiempo es un elemento fundamental en la actividad política, ya que todo tiene sus momentos y la izquierda mexicana conoce muy bien ese rubro.

El dilema que enfrentan es como ejecutar una táctica para alargar los tiempos sin tener costo político, por esa razón han sido cuidadosos en el mensaje, ubicándose hasta el momento únicamente en el ámbito legislativo, no se la pondrán fácil ni al gobierno, ni al PRI ni al PAN, quienes son los impulsores de los cambios. Sin embargo, por la trascendencia del tema y lo arraigado que se encuentra en la cultura ciudadana, es obvio que se va a trasladar a un debate ciudadano, previéndose de antemano movimientos urbanos, encabezados precisamente por la izquierda.

El abanderamiento como defensores del petróleo  les permite tener una bandera nacionalista, desde hace meses han ido preparando el terreno en ese sentido, están conscientes que el número de legisladores con que cuentan en ambas Cámaras no son suficientes para evitar la aprobación de las leyes energéticas, pero tampoco están dispuestos a la resignación, el camino que han diseñado es buscar el respaldo ciudadano y mantener su postura durante todo el proceso electoral que se avecina en el 2015.

Ahí estriba también una diferencia entre el Partido de Andrés Manuel: Morena, y el PRD, pues aunque ambos movimientos son de izquierda, serán contendientes y competidores el año que viene, quizás por ello López Obrador ha marcado su raya y mantenido distancia con el Partido de la Revolución Democrática, sin aceptar que vayan juntos en la lucha contra la reforma energética, inclusive les ha reprochado la suscripción del Pacto por México, ello entraña un aviso de ir solo y con todo para ganar espacios que ahora tiene el PRD, por lo tanto, la preocupación por perder identidad debe ser motivo de ir más allá de la oposición a la reforma energética.

El cambio de los tiempos políticos provoca que cada fuerza vaya ajustando sus estrategias, de las reformas trascendentes prácticamente queda la energética que a la vez es la que mayor controversia causa y evidentemente será un tema recurrente en las campañas, cada quien con su propia versión de la historia, lo cierto en materia de hidrocarburos, es que difícilmente se le podrá dar vuelta a la página, por cómo van las cosas, quedan episodios por ver y hojas por escribir.

por  / elarsenal.net

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