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Opinión

Esta es la semana del Presidente de México

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En año y medio, Enrique Peña había logrado dentro del país mucho más que la mayoría de los Presidentes de México:

–En lo electoral, con su triunfo por tres millones y medio de votos, el fin de nuestra transición democrática, porque las transiciones acaban cuando se consolida la alternancia.

–En lo mediático, la derrota de la política caníbal (predominante en el sexenio anterior) de descalificaciones y ataques personales, filtraciones desde Los Pinos y manipulación de testigos protegidos.

–En lo político, haber mejorado la calidad de la política, a través del Pacto por México, basado en el respeto a los otros y la administración civilizada de los desacuerdos con la oposición.

–En lo económico, el resultado de conseguir las reformas que México necesitaba en materias energética, laboral, fiscal y educativa, resolviendo con equilibrios la preeminencia de la empresa privada en la economía y la del Estado en la protección social.

–En lo personal, haber usado su bono democrático para hacer valer la palabra dada, sobre la del grupo dominante visible, acostumbrado a despreciar la ley.

Los buenos políticos pueden ser más o menos inteligentes, más o menos populares, más o menos previsores, más o menos hábiles, pero no puede haber buenos políticos sin voluntad: Enrique Peña la tiene y por eso esta semana ha redondeado, fuera de México, el éxito que ha tenido adentro.

De visita en Nueva York, ayer recibió el premio Estadista Mundial 2014, por parte de la Appeal of Conscience Foundation por su “vigoroso y visionario liderazgo, comprometido con el desarrollo económico, la libertad y la tolerancia y dar decidido impulso hacia adelante a su país y a su pueblo”.

Es un galardón que antes sólo lo recibieron los estadistas Ronald Reagan, Mijail Gorbachov, Barack Obama, Nicolás Sarkozy, Lula, Stephen Harper, Gordon Brown, Angela Merkel, el rey Juan Carlos de España, y Václav Havel.

Hay que recordar que el 7 de diciembre de 2011, el que ayer recibió este premio, fue caracterizado por el santón de los periódicos de la izquierda mundial, The New York Times, como “telegénico, pero hueco”.

Aunque el 12 de junio de 2012 ya había corregido: “La mala publicidad que recibió en la campaña presidencial sería suficiente para enviar al fondo de las encuestas a cualquier candidato”.

Es esta justamente la gran cualidad del Presidente Enrique Peña: sólo él sabe de qué es capaz y por eso logra sus propósitos y sus críticos han tenido que tragarse las palabras a partir de que tomó posesión el 1 de diciembre de 2012.

Mal se verían si le regatean esta, su gran semana foránea.

Porque aún le falta, eh: hoy habla en la máxima tribuna de la ONU.

Por  / México / elarsenal.net

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