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Opinión

“Estruendoso silencio…también de México, eh”

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Los líderes de América Latina no caen en cuenta de que viven un momento histórico: el autoritarismo ha cruzado un coto inviolable para el futuro de la democracia en la región. Apenas el jueves pasado se reeditaron en sus narices los juicios del Moscú de 1938… y todos metieron la cabeza bajo el ala.

En un juicio a puertas cerradas, el político opositor Leopoldo López fue condenado en Venezuela a 13 años, 9 meses, 7 días y 12 horas de cárcel por dar discursos y publicar tuits contra el gobierno de Nicolás Maduro, quien le concedió sólo tres horas para defenderse.

Los tiempos cambian… y los sátrapas también: en 1953 Fidel Castro asaltó un cuartel en Cuba y el dictador Fulgencio Batista le permitió defenderse a puertas abiertas todo el tiempo que quiso, y hasta publicar su alegato en un exitoso libro que se tituló La historia me absolverá.

Maduro, en cambio, presentó 108 testigos contra Leopoldo López y desechó a 58 de los 60 deponentes de éste, pero los dos aprobados fueron intimidados por la policía política y decidieron ausentarse de la audiencia, la cual estuvo exenta de las garantías más mínimas.

La ministra de prisiones de Maduro se apresuró a vociferar: “Hay justicia y le salió barato al monstruo”. Su voz pudo ser también la del fiscal Andréi Vichinski, quien en 1938 llamaba “perros rabiosos” a los acusados en los juicios montados por Stalin contra sus propios compañeros de lucha.

Ante esta utilización de los tribunales de justicia para castigar ciudadanos por sus opiniones políticas, la respuesta de los presidentes de los países latinoamericanos fue el silencio. Son los líderes de la oposición quienes exigen a sus gobiernos reclamar el derecho de López a un juicio justo.

Aquí, es el PAN el único con una conciencia sensible ante el hecho y presentará un punto de acuerdo en el Senado para que la cancillería reclame que Venezuela  deje de participar como miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y se pronuncie en la OEA sobre el tema.

En verdad, la posición del PAN debería ser la de México: Leopoldo López es un preso de conciencia, su caso es una violación de derechos humanos, sobre la cual debe intervenir la comunidad internacional y por eso el tema debe llegar a Naciones Unidas, porque en la OEA no ha habido eco.

Sin embargo, nos hemos sumado al silencio hipócrita del chavismo (cuyo líder fue preso político), del Brasil de Dilma Rusell y Lula (quienes fueron presos políticos), del Uruguay de José Mujica (quien fue preso político), de la Nicaragua de Daniel Ortega (quien también fue preso político)…

Y estamos ayudando a redactar el obituario de una democracia en América Latina.

POR  / MESA REVUELTA / elarsenal.net

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