García Luna y sus espías

Pasaron cuatro días y ninguna reacción del gobierno mexicano –ya sea a través de la Cancillería o alguna otra de las dependencias federales adscritas al Sistema Nacional de Seguridad Pública– mereció el documento divulgado por el semanario alemán Der Spiegel sobre el espionaje que durante cinco años realizó la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) a los principales funcionarios mexicanos del gabinete de “orden y respeto” durante el último tramo del sexenio de Felipe Calderón.

El reportaje sobre las tácticas para hackear empleadas por la NSA –puede consultarse enhttp://www.spiegel.de/international– viene acompañado por un documento de PowerPoint de 16 láminas, presentado por funcionarios del Centro de Criptología a otras agencias de la inteligencia estadounidense en el 2011.

Dos de esas láminas contienen evidencia incontrovertible sobre el espionaje que Genaro García Luna, entonces secretario de Seguridad Pública del gobierno federal; Manuel Mondragón y Kalb, titular de la SSP en el Distrito Federal, y una docena más de mandos medios y superiores de ambas dependencias, así como otros altos funcionarios de la AFI, la Policía Federal, Hacienda y otros participantes de lo que entonces se conoció como “Grupo de Trabajo”.

Uno de los diagramas corresponde a la red “recopilada” –completamente pixeleado, en la versión electrónica difundida el pasado domingo 29– y el otro presenta la reconstrucción hecha por los espías, bajo una estrategia directísima: los blancos de las operaciones de espionaje serían los administradores de los sistemas y los ingenieros en telecomunicaciones encargados de las TIC’s de esas dependencias del gobierno mexicano. La expansión de la cobertura abarcaría organismos de seguridad catalogados como “de alta prioridad”.

Desde octubre pasado, Der Spiegel había revelado la existencia de la operación “White Tamale” (Tamal blanco), con base en los documentos filtrados por el ex analista de la NSA, Edward Snowden, que ahora ofrecen los entretelones de esa “redada digital” contra los funcionarios del sistema de seguridad pública de México, que tuvo lugar en una instalación denominada Baconridge, ubicada en San Antonio, en la que habían 210 estaciones de trabajo y trabajaban 270 empleados.

La NSA opera un Centro Criptológico en Texas y uno de los documentos divulgados por Der Spiegeleste fin de semana detalla los requerimientos y las operaciones realizadas desde esa oficina, cuya base de operaciones es una antigua planta de Sony que funcionó en las afueras de la ciudad de San Antonio, hasta el 2013. De acuerdo con The Houston Chronicle, su reconversión en un hub de actividad clasificiada, pudo haber requerido 300 millones de dólares.

En una primera etapa, sus actividades estuvieron enfocadas a Afganistán y en el 2007 no desplegó operaciones. Para el siguiente año fiscal –queda ilustrado en una lámina con un mapamundi, con puntos rojos– desde allí fueron realizadas 24 operaciones de “recolección” y 67 de “aprovechamiento” en Colombia, Cuba, México, Venezuela y el Medio Oriente.

Como información de contexto –argumentaban– el Departamento de Seguridad Interior y la ICN necesitan información de inteligencia sobre sobre el tráfico de drogas, el tráfico de personas y los asuntos de seguridad fronteriza.

Uno de los dos edificios principales de la antigua planta ha albergado desde una unidad sofisticada NSA , uno que más se ha beneficiado de esta expansión y ha crecido más rápidamente en los últimos años – la Oficina de Operaciones de acceso a la medida, o TAO . Esta es la unidad operativa superior de la NSA – algo así como un escuadrón de fontaneros que se puede llamar en cuando el acceso normal a un objetivo está bloqueado .

“Son el niño prodigio de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos”, matizó Matthew Aid, académico especializado en la historia de la NSA. “Consiguen lo inalcanzable”, describe la NSA.

Estos fontaneros digitales de guardia están implicados en muchas de las operaciones sensibles llevadas a cabo por las agencias de inteligencia estadounidenses. El rango de las operaciones de las TAO varía de contraterrorismo a los ataques cibernéticos a espionaje tradicional.

Desde la base de la NSA en San Antonio remitieron a la TAO una lista de funcionarios de la SSP susceptibles de ser monitoreados. En primera instancia –de acuerdo a lo divulgado por el semanario alemán– sus correos electrónicos fueron hackeados y a partir de esa sencilla acción, la red de dependencia federal fue intervenida y comenzó la “recolección de datos”.

“Rápidamente, los espías NSA obtuvieron conocimiento de los servidores de la agencia, incluyendo las direcciones IP, los ordenadores utilizados para el tráfico de correo electrónico y las direcciones individuales de diversos empleados”, detalló, “también obtuvieron diagramas de estructura de las agencias de seguridad, incluida la vigilancia de vídeo”. Al parecer, la operación se prolongó durante años, hasta que Der Spiegel informó por primera vez sobre el mismo, hace tres meses.

Las TAO –que podrían traducirse al español como Operaciones de Acceso “a la medida”– son las unidades operativas más importantes dentro de la NSA; aunque para Der Spiegel son “algo así como un escuadrón de plomeros al que puede recurrirse, en caso de que el acceso normal a un blanco esté bloqueado”.

El objetivo de la Operación Tamal Blanco era: “identificar objetivos humanos de interés”,  a través de la “explotación directa” de las computadoras de los funcionarios mexicanos, lo que permitiría “identificar una red de objetivos de interés” que permitiría alcanzar dichos blancos. La TAO daría acceso a la red para aprovechar y recoger el tráfico de información.

La operación Tamal Blanco tendría el potencial para convertirse en una “mina de oro para múltiples clientes”, en referencia a las diversas agencias estadounidenses que podrían beneficiarse de las acciones de espionaje. Sería –en una frase– “una oportunidad en la cadena de suministro” de información de inteligencia.

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Por: Alberto Aguirre M. / Correo electrónico: aam@mexico.com