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Opinión

“Insultan la memoria de los 43 de Iguala”

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A los 43 estudiantes de Ayotzinapa los secuestraron, los mataron, los quemaron y los desaparecieron durante una matanza atroz, por la cual están presos y sujetos a proceso 104 criminales. Sin embargo, quienes recordaron ayer a los 43 no levantaron la voz en contra de ninguno de los asesinos:

“Vivos se los llevaron, vivos los queremos”

“Fue el Estado”

“Justicia a 43. Ni perdón ni olvido”

“Nos faltan 43”

“Fuera Peña”

“El corazón de una madre no borra, no olvida. Fuera el tal Peña”

“Nos dicen que olvidemos a nuestros desaparecidos. Somos personas no bestias”

Y por el estilo fueron los carteles que levantaron los alrededor de tres mil que marcharon por el caso Iguala. Pero ni una mención a los asesinos, lo cual es un insulto a la memoria de aquellos que sufrieron un martirio inenarrable al ser secuestrados y luego masacrados, quemados, desaparecidos.

Aunque los familiares de las víctimas tampoco hablan de los asesinos, eh. Ellos dejaron su actividad como jornaleros, campesinos o a la que se dedicaban antes del fatídico suceso: ahora viajan a Europa, Estados Unidos, hacen base en el DF, sin tener en cuenta los gastos.

¿Por qué no condenan a los asesinos? La renuencia de familiares y simpatizantes a la repulsa contra los criminales, mueve a todo tipo de conjeturas, desde la complicidad hasta la estulticia, pasando por la traición y el agravio a la evocación.

Porque ahí están, con nombres y apellidos, plenamente identificados y confesos y en espera de sentencia de los jueces, los autores intelectuales: el ex alcalde de Iguala José Luis Abarca y su sucesora y esposa, María de los Ángeles Pineda.

Y Felipe Rodríguez Salgado, El Cepillo o El Terco, uno de los autores materiales de la desaparición y quien ordenó borrar los rastros de lo ocurrido en el basurero de Cocula, donde fueron encontrados restos humanos calcinados.

O 16 policías municipales de Cocula, 48 agentes municipales de Iguala, 40 miembros del cártel Guerreros Unidos, incluido su líder Sidronio Casarrubias. Es decir, hay 104 encarcelados por su participación, en diferentes grados, en la desaparición de los 43.

Caray, pero en los carteles de los recordadores de Ayotzinapa se lee pura retórica, escrita en lenguaje de barricada de cartón piedra y, para más, falsa, cobarde e injusta, porque no reclaman a quienes tiene que hacerlo: los policías municipales que fueron los últimos en verlos vivos.

Culpan al Ejército que, según los normalistas sobrevivientes los socorrió tras ser atacados por elementos de la Policía Municipal (expediente HID/SC/02/0993/2014). Yonifer Pedro Barrera Cardoso, aseguró ante el MP que los soldados hasta los subieron a una ambulancia.

En cambio, lucran política y económicamente con la memoria de los muertos.

¡Una infamia!

POR  / elarsenal.net

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