Connect with us

Opinión

La camisa vaquera de Enrique Peña

Published

on

El Presidente se presentó ayer en Jalisco con camisa vaquera, de uso rudo, para advertir que los resultados de las reformas legislativas que impulsó en los primeros 18 meses de su administración no se verán “de la noche a la mañana”.

No fue un detalle nimio. Indica que empezó su campaña para las elecciones intermedias de 2015. Cierto que su partido es el mejor ubicado en las encuestas tempraneras, pero también lo es que desde 1994, el partido del Presidente no ha ganado las intermedias.

El mensaje fue claro: su empeño estará basado en transmitir a sus gobernados que, como Presidente, no está actuando como administrador, sino como transformador y estadista, lo cual requiere un arduo ejercicio de explicación. Porque toda reforma tiene altos costos electorales.

Además, no juguemos con las palabras: contando con que las reformas cuestan en las urnas, la verdad es que el discurso transformador de esta administración no ha hecho click con la gente. Casi nadie entiende que las reformas son para una mejoría generacional y no momentánea.

Ese mensaje no acaba de aterrizar en la sociedad, porque el Presidente no ha tenido un gran acompañamiento por parte de sus secretarios de Estado, de sus funcionarios ni de los gobernadores de su partido, salvo pocas excepciones.

El mayor apoyo ha estado en el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong; el Canciller José Antonio Meade, la titular de Sedesol, Rosario Robles y los gobernadores Roberto Borge (Quintana Roo), Eruviel Ávila (Estado de México), Javier Duarte (Veracruz) y Manuel Velasco (Chiapas).

No parece casual que el Presidente y su Secretario de Gobernación se reunieran anoche con los gobernadores priistas, el secretario de Hacienda, el jefe de la Oficina de la Presidencia y el líder del PRI para tratar sobre las expectativas de las reformas.

Pero no ayuda al Presidente que su área económica cifre la recuperación en los cambios, generando así la expectativa de un efecto a corto plazo en el crecimiento. Algunos hablan de un crecimiento del 5 por ciento anual en los próximos años. Pero eso no será así.

La Reforma Energética tardará años madurar. Exige estudios geológicos, definir yacimientos, reglas administrativas y contractuales hasta la explotación. Llevará tiempo para que llegue inversión, genere empleos, aumente la oferta de energéticos, bajen los precios y eleve la competitividad.

Ninguno de los países que han abierto el mercado energético observó resultados en un par de años. En consecuencia, es altamente probable que las reformas no mitiguen el impacto de la reforma fiscal antes de las elecciones intermedias. De ahí el error de sobredimensionar sus efectos.

Al Presidente le falta acompañamiento de su gente para explicar que sus ímpetus renovadores van a ayudar al país…

Pero no ahorita.

Por  / Columna / elarsenal.net

Continue Reading

Más leídas