Connect with us

Opinión

La enseñanza, una mercancía

Published

on

El diálogo tan buscado por los profesores disidentes, tuvo ya su primer arranque, aunque sin la presencia de un interlocutor ineludible. La cobertura gubernamental estuvo a cargo del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong a quien acompañaron algunos colaboradores suyos. El ausente fue Aurelio Nuño Mayer, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

El ex jefe de la oficina de la presidencia reiteró, hasta el cansancio, que en el encuentro celebrado el miércoles 22 de junio solamente se tocarían temas políticos; que lo relacionado con la Reforma Educativa no formaba parte de la agenda preparada para dicha reunión. El oriundo de Tlalpan erró  el tiro de medio a medio. Justamente los nueve puntos planteados por los representantes del magisterio en rebeldía, caben con holgura en el terreno educativo.

Los contendientes en este debate fueron arbitrados por una comisión de intermediación, integrada por académicos y especialistas en temas educativos. Su presencia coadyuvó a mantener los ánimos serenos en los concurrentes. Al cierre de la jornada, el titular de la Secretaría de Gobernación (Segob) anunció que los trabajos se reanudarán el próximo lunes 27 de junio, con la promesa de que en la mesa de diálogo se podrán abordar tópicos diversos, incluyendo la virginal Reforma Educativa.    

Sería de gran trascendencia que quienes habrán de estar de nueva cuenta en las instalaciones de Bucareli, se hayan sumergido en la lectura del manifiesto La utilidad de lo inútil, ensayo escrito por el filósofo italiano Nuccio Ordine, quien lanza una severa crítica al sistema educativo occidental, al que califica de “corrupto”. El pensador nacido en Calabria en 1958 sostiene que “las escuelas y universidades deberían enseñar a los estudiantes a ser hombres y mujeres libres, capaces de razonar por sí mismos y resistir al fuerte consumismo que nos rodea”.  

Conocedor del alma humana, Ordine sintetiza el imperio del pragmatismo en las sociedades modernas al referir que, “las dos palabras que aprenden los jóvenes en la universidad son crédito y débito”. Con ese reduccionismo se subordinan los estudios a “obtener un beneficio, en contra del papel que las escuelas deberían tener, que es exactamente lo contrario: hacer comprender a los alumnos que la única finalidad de estudiar es la formación de ellos mismos como personas libres”.

Al, hasta ahora, secretario Nuño, le daría muchas luces la lectura del manifiesto de Ordine. Entendería los motivos de la insistencia del grupo oligárquico que encabeza Claudio X. González, quien sabe perfectamente que “las universidades cada día se transforman más en empresas que venden diplomas, y los estudiantes son considerados clientes que los compran”. La calidad de la educación que tanto pregonan estos capitalistas voraces, es demagogia vil. Ellos van tras un negocio que deja abundantes ganancias en poco tiempo y con riesgos mínimos.

Si el ‘mandamás’ del palacete de las calles de Argentina y Brasil se sentara frente al filósofo italiano, seguramente, le escucharía decir que él “defiende el papel de los maestros en el proceso de transformación de una sociedad. Al igual que un buen libro, un profesor puede cambiar la vida de un estudiante. Ser maestro no es un trabajo, pues enseñar es una vocación”. Esta convicción esencial es la que hace la diferencia entre los universitarios sin empleo y los egresados de las escuelas normales. Los primeros no pasarán de ser unos ganapanes, mientras que quienes se han preparado para ser docentes, han labrado, día a día, esa vocación de la que habla Ordine.  

POR  / COLUMNASMISCELÁNEA / elarsenal.net

Continue Reading

Más leídas