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Opinión

“La fuerza de Morena”

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La verdadera fuerza de Morena, insuflada por su propietario AMLO, está en que ir en su contra no resulta una causa políticamente correcta, y arriesgarse a hacerlo acarrea la animadversión de cierta clase intelectual y de los estridentes guardias rojos de las redes sociales.

Por eso las mayores críticas del actual proceso electoral recaen sobre el Partido Verde y no contra Morena, a pesar de que lo supera en supuestas ilegalidades. En cambio, enjuiciar a un aliado del PRI no deja de ser un reconfortante y purificador baño en el Jordán de lo apropiado.

Pero Morena usa publicidad de una elección intermedia para hacer campaña adelantada a la elección presidencial, lo cual es una transgresión mayor que todas las señaladas al Partido Verde, sin contar la entrega de despensas o el taller de un candidato suyo para evadir la fiscalización del INE.

Sin embargo, esos son fraudes con recursos públicos. Morena incurre además en fraudes morales, como son las manifestaciones y bloqueos que organiza a diario en Coyoacán con el falso argumento de que en esa delegación gobernada por el PRD roban niños para cortarles la cabeza.

Y su líder en ese “movimiento” es alguien que estuvo preso en el Reclusorio Preventivo Varonil Oriente por atentar contra la vida de una persona: se trata de Jorge Bustamante Pineda, quien cierra avenidas y agrede a las autoridades para “exigir seguridad”.

Según su ficha criminal (RO/1566/2004), a Bustamante la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal lo envió a prisión bajo acusaciones de “lesiones graves y/o delitos contra la vida”, tras ser detenido el 1 de marzo de 2004. Entonces no tenía un empleo fijo.

Es la marca de la casa en Morena: el pragmatismo, que le permite echar mano a todo lo que le sirva de manera inmediata, sin tener en cuenta historias de vida ni posiciones políticas. En sus filas tiene, por ejemplo,  a Jaime Bonilla un ex militante del Partido Republicano de Estados Unidos.

Lo convirtió en diputado federal, aunque fue colaborador del ultraderechista ex candidato presidencial John McCain, y apoyó la propuesta de éste contra Obama en 2008 para encarcelar a inmigrantes ilegales, construir un muro en la frontera y detener a personas con aspecto latino.

AMLO también hizo senador al ex secretario de Gobernación priista Manuel Bartlett, acusado por él mismo de ser autor de la caída del sistema en 1988. Y uno de sus financieros es el empresario Alfonso Romo, beneficiario del Fobaproa.

Para AMLO, el Fobaproa fue “el fraude más grande de la historia, después de La Conquista, en beneficio de los poderosos”. Pero, recordarlo, no habla bien de quien lo recuerde. Es mejor criticar al Partido Verde.

Esa es la nueva gran causa políticamente correcta.

POR  / MESA REVUELTA / elarsenal.net

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