Opinión
La risa como estrategia de adaptación

Cuando era niña me avergonzaba fácilmente. También tendía a estresarme cuando sentía que las cosas eran abrumadoras (algo muy común en los niños, particularmente en los que son sensibles, como era yo). Ya de adulta he aprendido a manejar esas tendencias, pero me costó trabajo. Una idea me ayudó con el estrés de la frustración o de la vergüenza, casi mejor que cualquier otra cosa: “algún día nos acordaremos y nos reiremos de esto”.
Todavía recuerdo la primera vez que escuché esa frase. Me pareció ridícula. No podía imaginar por qué me reiría de algo que me perturbaba tanto. Ese día, un grupo de amigos empezaron a hacer precisamente eso: a comparar vivencias cómicas o vergonzosas y a reírse de ellas. Desde entonces esta actividad secreta se ha convertido en una de mis favoritas. (Escuchar a mis amigos platicar sus experiencias como si fueran parte de una comedia, y contar con un grupo que brinde su apoyo y aceptación puede haber sido lo primero que me hizo darme cuenta de que quería llegar a ser una “ayudadora profesional”.)
Gradualmente comencé a pensar e las vivencias difíciles como historias que se van haciendo, como anécdotas potencialmente humorísticas que había que guardar para alguna ocasión cuando ya hubiera pasado suficiente tiempo y la risa pudiera reemplazar al estrés. Así, un día logré un salto mental aún mayor. Me pregunté: ¿por qué esperar? ¿Por qué no reírme de esas experiencias difíciles en cuanto suceden? …o mientras suceden? Desde entonces soy mucho más afecta a dejar que mi sentido del humor me saque de las vivencias estresantes.
Sigo disfrutando cuando escucho historias que “algún día” me puedan hacer reír, al grado de que encontrarle el lado humorístico a las situaciones retadoras que enfrento en la vida, se ha convertido casi en mi segunda naturaleza. Cuando se me olvida cómo reírme de esas vivencias, de veras me ayuda llamarle a una buena amiga (o un buen amigo) que pueda escuchar el relato de mi día y ayudarme a encontrarle el lado humorístico. Este tipo de risa compartida puede ser tan terapéutico como divertido.
Reírnos de lo que nos estresa o avergüenza es una habilidad innata en algunos, pero para otros puede ser una destreza aprendida. Usted puede también aumentar su habilidad para lograrlo, de tal forma que llegue a ser un hábito que brote más fácil y automáticamente. Si quiere aumentar su habilidad de reírse de situaciones embarazosas, los siguientes consejos puede ayudarle a desarrollar más esta habilidad.
Retroceda un paso
Una de las principales metas de hallarle lo gracioso a una situación estresante, es usar el humor para poner distancia entre usted y el estrés que siente. Reírse de los aspectos humorísticos de una situación puede ayudarle a mantener las cosas en perspectiva, y a que usted se recuerde que su vivencia puede no ser lo peor que usted podría enfrentar. Si tiene dificultad para encontrar el humor a su situación, podría serle útil abordarla desde otro ángulo: en vez de aplicar el humor para encontrar una perspectiva, ponga las cosas en perspectiva para que le sea más fácil verle el rostro humorístico al asunto. Si califica su estrés en una escala del 1 al 10, en donde 1 es “para nada estresante” y 10 representa “estresante al máximo”, la gran mayoría de las veces se dará cuenta de que el estrés que enfrenta no es el peor que haya experimentado y que la cosa podría ser aún peor.
Esto crea un espacio entre usted y la situación, el cual puede aportar algo de liviandad al problema y facilitarle a usted poder ver el humor en donde sea posible.
Encuentre lo absurdo
¿Cuáles son las posibilidades de que todo salga mal, o de que salga mal de una manera en especial que se le ocurra? ¿Hay ironía en la situación? ¿Se trata de una serie de eventos desafortunados? ¿Lo que usted esperaría sería digno de una comedia cómica? ¿Acaso las situaciones estresantes no encierran siempre algo de absurdo?
Imagínelo como un episodio o un capítulo
Los problemas más extravagantes forman parte importante de la trama en algunas de las mejores series de televisión, pero las magistrales también son el resultado de retos mundanos. Es una buena noticia, porque no importa a qué se enfrente (en su “tragedia” personal), casi siempre puede encontrar algo de humor. Ayuda mucho ver películas y espectáculos, o leer libros divertidos regularmente. Esto le facilita mantener una mente alegre, además de darle un marco de referencia para entender cómo algunas personas, a pesar de encontrarse en situaciones estresantes, pueden conservar su risa y su sonrisa.
Imagínese que encara las situaciones estresantes como si fuera una trama en uno de sus programas favoritos, o un capítulo de su libro consentido. Imaginar cómo los personajes que usted ama responderían a esta situación puede servirle también para encontrar una respuesta menos seria, rígida, y al menos el ejercicio le hará fácil colocar una sonrisa en sus labios.
Intercambie sus historias con amigos – y recuérdelas!
Hablar con las amistades y encontrar un apoyo social cuando estamos estresados, es una estrategia comprobada para manejar nuestras vivencias. Si encuentra amigos o amigas que le ayuden a hallarle el lado humorístico a las situaciones estresantes, o incluso a reírse de otras cosas, ¡aférrese a ellos y valore esa cualidad! (Y asegúrese de devolverles el favor en cuanto sea posible, porque le hará mucho bien a ambos.) Poder acudir a alguien no sólo le puede ayudar a procesar su situación y luego reírse de ella, sino también a recordar todo de lo que se han reído juntos en el pasado. Tener aunque sea una sola amistad así puede ayudarle a conservar su sentido del humor mucho más fácilmente.
Cambie su enfoque
A veces le puede costar trabajo encontrarle el buen humor a su situación, pero sí puede reírse de otras cosas; también eso es excelente! Cambie su enfoque a otra idea que pudiera hacerle sonreír o reír –videos de risa, artículos sobre algo que le interese, cualquier cosa que le suba el ánimo– y regrese al reto que tiene con una actitud más relajada. Cuando logre disminuir su respuesta al estrés, lo que parecía una catástrofe amenazadora puede sentirse ya mucho menor, un reto menos exigente, algo de lo que es mucho más fácil reírse.
Enfóquese en el manejo del estrés
Cuando tenga algunas estrategias más que le funcionen para enfrentar el estrés, puede encontrar más fácilmente el lado divertido de las situaciones que le presionan. Meditación, ejercicio, reformulación cognitiva y otras técnicas de manejo del estrés, pueden ser de gran ayuda para evitar llegar al punto en el que el panorama se vea devastador y sea difícil reírse de él.
Haga del humor una parte regular de su vida
Mantenga ante todo el sentido del humor cuando no esté ante algo estresante, y le será mucho más fácil volver a ese estado mental cuando sienta estrés o abatimiento. Que su prioridad sea reír cuando pueda y agregue algo de diversión a su vida. Verá que el estrés de desvanece mucho más fácilmente.
Elizabeth Scott, MC / about.com / Trad.: Alfonso López-Collada / elarsenal.net/
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