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Opinión

“La traición de Gabino”

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Los vínculos de Elba Esther Gordillo Morales iban más allá de los temas meramente político-sindicales. Así lo admitió la lideresa magisterial ante Josefina Vázquez Mota, la primera vez que ellas, lasmujeres más poderosas del calderonismo, se reunieron a cenar.

Antes de pasar al comedor, Gordillo Morales recibió a su nueva amiga en el lujoso pent house de la calle de Galileo, en Polanco. La anfitriona vestía un afelpado conjunto deportivo Juicy Couture, color durazno. La secretaria de Educación, de traje sastre. El alto contraste definiría ese y los subsecuentes encuentros (y desencuentros) entre ambas.

Adornado con enormes floreros, el vestíbulo estaba dominado por un enorme cuadro de tono bermellón, con la firma de Rodolfo Morales. “¿Era su primo?”, le preguntó Josefina. “Fue mi pareja y lo quise como a nadie”, respondió la Maestra, quien luego le mostró a su incrédula invitada una veintena más de óleos, todos originales, del genio oaxaqueño.

A esa cena, después de un diálogo difuso, los temas educativos llegaron casi de madrugada. Vázquez Mota no pudo hablar de sus preocupaciones ni de las instrucciones que había recibido directamente del Ejecutivo federal. “Si quieres hacer algún nombramiento o cambiar cualquier cosa, lo tienes que ver conmigo”, decretó Gordillo Morales, quien tenía a su yerno, Fernando González, al frente de la subsecretaría de Educación Básica. Y al menos en 25 de las 32 entidades federativas –la excepción eran los estados con gobernadores panistas–, los secretarios de Educación también eran subordinados de Elba Esther. En Oaxaca, hace nueve años, el Instituto Estatal de Educación Pública estaba acéfalo: el entonces gobernador, Ulises Ruiz, enfrentaba un movimiento popular que demandaba su cese inmediato, por represor. Y el titular de ese organismo, Emilio Mendoza Kaplan, había sido cesado… por exigencia de la sección 22.

Desde 1992 –cuando el gobierno de Ernesto Zedillo decretó la descentralización educativa – la dirigencia magisterial había colonizado los institutos de educación en las 32 entidades federativas. Al final de su mandato, el priista Heladio Ramírez legalizó la injerencia de la sección 22 en el IEEPO y así lo refrendó su sucesor, Diódoro Carrasco Altamirano, quien entonces tenía a Gabino Cué Monteagudo entre sus principales colaboradores.

¿La disidencia del SNTE “capturó” el sistema educativo en Oaxaca o tomaron el regalo que sexenio tras sexenio les dieron Cue y sus antecesores, a saber: los priistas Ulises Ruiz y José Murat? Los mandos medios y superiores del “viejo IEEPO” suman apenas 291 ejecutivos, entre directores, subdirectores y jefes de departamento. En toda la entidad había más de 4,000 burócratas, en los 11 niveles educativos, organizados en quintetas y hepteras… ¿todos eran afiliados a la sección 22? ¿De veras?

Gabino Cué asumió la gubernatura de Oaxaca hace cinco años. En primera instancia designó a Gerardo Cagija como secretario de finanzas, a Bernardo Vásquez Colmenares como titular del IEEPO y a Hugo Félix Climaco como su representante en el DF. Esa triada le garantizaba interlocución con el primer círculo peñista y, principalmente, con el secretario de Hacienda, Luis Videgaray.

Craso error. La negociación con la sección 22 no ocurrió en la vieja sede de la SEP, ni en Palacio Nacional, sino en la vieja casona de Covián. Y más precisamente, en el despacho del subsecretario Luis Miranda, quien cedió a todas las exigencias de la CNTE hasta hace dos meses. ¿Y Gabino Cué?

El nuevo IEEPO será encabezado por Moisés Robles, el director que debía ser cesado. Apenas tiene ocho meses en el cargo y su nombramiento fue consensuado con la dirigencia magisterial. ¿Reforma transformadora o gatopardismo?

Las autoridades peñistas han asestado el último golpe a la sección sindical que encabeza René Gener, que desde el año pasado dejó de manejar los 20,000 millones de pesos que transfería la Federación a Oaxaca, para sufragar el gasto educativo. El gobernador aliancista había colaborado con el magisterio para elaborar una ley de educación estatal con los contenidos de la reforma, pero también con las demandas y propuestas magisteriales y sociales, recabadas en audiencias públicas sostenidas a lo largo del territorio estatal. Oaxaca tiene un déficit de más de 2,000 millones de pesos generados por pago a los maestros, que se viene arrastrando de gobiernos anteriores, incluso, era más alto, como de 4,000 millones. De eso se hará cargo la administración de Cué Monteagudo, quien sostiene que reclutará a académicos y burócratas para recuperar el control de la estructura, los programas de estudio y el presupuesto educativo en Oaxaca. 

En la víspera, los maestros de la sección 22 celebraron su Guelaguetza Popular. Esa fiesta habría terminado muy tarde, en una borrachera. Por eso, la dirigencia magisterial, encabezada por Rubén Núñez Ginez, reaccionó mal y a destiempo. Cuando se enteraron de la intervención gubernamental, la Policía Federal ya había ocupado la sede del IEEPO.

La sección 22 actuó, al menos durante los últimos tres lustros, como brazo político-electoral de los gobernadores oaxaqueños en turno. En el 2006 arroparon a la APPO y desafiaron al gobierno foxista, con la demanda de “mejores condiciones salariales”. Por negociar en Gobernación –y no en la SEP–, aquella administración transitó por un berenjenal del que no salió bien librada.

El mismo error fue cometido por los estrategas peñistas, quienes apostaron a las maniobras que José Murat nunca pudo hacer, porque el control de los dineros estaba en otro lado. ¿Y la evaluación educativa? Gabino había prometido a la sección 22 una legislación educativa local que “armonizara” la reforma federal con la interculturalidad y la necesaria contextualización de las evaluaciones en la entidad. No cumplió y en el pecado llevará la penitencia.

POR  /   / elarsenal.net / —Correo electrónico: alberto.aguirre@outlook.com

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