La visa canadiense (canadIN visa)

Absortos con el sorpresivo resultado del referéndum británico que dio paso al “Brexit” (la salida del Reino Unido de la Unión Europea), dejamos pasar un tema relevante relacionado con una nación perteneciente a la Mancomunidad de Naciones: Canadá.

Y es que el país de la hoja de maple, socio de México y de Estados Unidos en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, forma parte de aquella comunidad conocida como la Commonwealth y compuesta por 53 naciones que comparten lazos históricos con la corona británica.

Pues bien, que mientras alegábamos todo lo relacionado con el Brexit, o localmente con el desbordado conflicto magisterial en Oaxaca, los jefes de gobierno mexicano y canadiense anunciaron el fin del visado como requisito para que viajeros aztecas ingresen libremente a aquel país, como era el caso antes del 2009.

En aquel año, y de forma inesperada, el gobierno del primer ministro Stephen Harper estableció el visado para el flujo de personas procedentes de México, con el argumento de que se habían incrementado sustancialmente las solicitudes de asilo en aquella nación de Norteamérica.

La administración canadiense había calculado que los pedidos de asilo provenientes de nuestro país se triplicaron entre 2005 y 2008, atribuido en los análisis mexicanos a cuestiones políticas o relacionadas con la guerra del gobierno de Felipe Calderón contra el narcotráfico.

Creo que no hay que olvidar que para los canadienses fue un foco amarillo por que México se convirtiera en paso de migrantes ilegales a suelo canadiense, con argumentos falaces de petición de asilo político en muchos casos.  Ese es un tema que será siendo vigilado de cerca por las autoridades de allá.

Lo cierto es que la medida fue un duro golpe en la relación bilateral y tensó las relaciones diplomáticas, dada la tradición de apertura y libre flujo de personas que se había ratificado con el famoso TLC México-Estados Unidos-Canadá (que a la par nunca relajó los duros controles migratorios estadounidenses para con los mexicanos).

El caso es que 7 años después, el joven premier Justin Trudeau, cierra arduos trabajos de negociación y da paso nuevamente a un mayor flujo de turistas y estudiantes mexicanos, que llegó ser de 250 mil  antes de aquel año.

La medida entrará en vigor el próximo 1 de diciembre y seguramente inaugurará una nueva etapa en la relación México-Canadá, con el reconocible mérito de funcionarios diplomáticos de ambas naciones.

¿Pero qué tiene que ver esta buena noticia con el Brexit?

Casi nada: resulta paradójico que mientras un país vanguardista votó por abandonar una poderosa comunidad económica y comercial cuyas consecuencias no conoceremos en el corto plazo, la excolonia británica canadiense –hoy un próspero país de primer mundo- envía una señal de apertura al mundo y a sus socios mexicanos.

Si bien es una decisión administrativa y de política migratoria que no fue sometida a un referéndum, el asunto no puede dejarse pasar, por más que los espacios noticiosos y de análisis estén llenos de episodios anecdóticos en torno al encuentro del primer ministro Trudeau con el presidente Enrique Peña Nieto, o la reunión de ambos con su otro socio, el saliente Barak Obama.

Más allá de fotos, saludos para la cámara o la discusión sobre el concepto de “populismo” que tienen los mandatarios Peña u Obama –ojo con la semiótica y la traducción del español al inglés o viceversa- la noticia de la suspensión del visado canadiense es, de suyo, importante.

Estamos hablando de uno de los grandes bloques comerciales del mundo (el norteamericano), y de uno de los socios más importantes de México en materia de comercio internacional.

Estamos hablando de un impulso del turismo bilateral, con los beneficios económicos de ello.

Estamos hablando, en suma, de una buena noticia.

¡Carajo! No negamos todos nuestros problemas pero…. ¿Qué ya hasta lo que no comemos nos hace daño?

POR ALEJANDRO RODRÍGUEZ / *Periodista, comunicador y publirrelacionista /  @AlexRdgz / COLUMNAS, CÓNCLAVE / elarsenal.net