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Opinión

¡Las nuevas policías!

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Las contradicciones de la vida, mientras el gobierno federal ha comenzado el desarme de las llamadas autodefensas en Michoacán y se conforma la llamada Fuerza Rural Estatal con integrantes de los mismos grupos armados que han cerrado el paso al crimen organizado en la entidad, en algunas comunidades simplemente se dictan reglas distintas a las del gobierno.

El ejemplo más claro se dio hace un par de días en  la comunidad nahua de Santa María Ostula, en el municipio de Aquila, donde nombraron a sus policías comunitarios para que la seguridad de su territorio no dependa de la presencia de este nuevo cuerpo policiaco, que también formará parte del mando unificado aprobado ayer martes por los ediles de Michoacán.

Estas son las verdaderas guardias comunitarias que no tienen nada que ver con las llamadas autodefensas. Estas policías son integradas solamente por vecinos de la comunidad que deben de tener la aprobación de la mayoría de los habitantes de Ostula, de lo contrario no formarían el cuerpo de seguridad.

Hace cinco días por lo menos 150 policías comunitarios rindieron protesta ante más de 800 comuneros, quienes les han otorgado la confianza para vigilar las tierras y las pocas pertenencias que tienen los comuneros en esta zona de Michoacán.

La creación de la policía comunitaria en Ostula de acuerdo con el diario El Universal, tiene su antecedente en 2009, cuando se organizó para recuperar 700 hectáreas de playa que estaban en manos de supuestos pequeños propietarios de La Placita, población mestiza que colinda con el territorio comunal de los nahuas; el 29 de junio de ese año, con una movilización de más de mil personas, lograron repeler los ataques de un grupo de sicarios, controlaron el territorio y en tres días levantaron un nuevo centro de población que hoy se llama Xayakalan.

En 2010, el Ejercito Mexicano y la Marina desarmaron a la comunidad, y el crimen organizado, encabezado por un sujeto de nombre Federico “N”, “El Lico”, comenzó a sembrar el terror en la región, matando y desapareciendo a líderes y autoridades comunitarias o a quien simplemente se mostraba en desacuerdo durante las asambleas.

Extorsiones, despojos, cinco desaparecidos, 31 asesinatos y un número indeterminado de desplazados fue el saldo de esos años, en los que la delincuencia se apoderó por completo del territorio de la comunidad y sus bienes naturales.

Con estos datos se puede comprobar que hay comunidades indígenas que aún se rigen por sus propias leyes, algo que les ha beneficiado desde hace varios años; este ejemplo puede expandirse en distintos municipios de Michoacán; lo hemos mencionado anteriormente algunos líderes de las autodefensas están buscando crear este tipo de guardias comunidades para vender el servicio de protección.

Hasta el momento las policías comunitarias están registradas en el gobierno de Michoacán, están legalmente constituidas y son capacitadas por elementos de algunas corporaciones policíacas; sin embargo no están bajo las órdenes o leyes de algún gobierno, sino de la propia comunidad.

La pregunta sería ¿Esta será o debe ser la nueva modalidad de la seguridad en México? La prueba del funcionamiento de estas policías se ha dado durante años en el estado de Guerrero, donde han bajado el índice de algunos delitos principalmente en las zona de las montañas.

Estamos viviendo una nueva era de la seguridad en Michoacán, una estrategia surgida por los propios habitantes que conocen la problemática a diario, quizá esta estrategia debería aplicarse en Tamaulipas que sufre los embates del crimen organizado en estos momentos.

por   / elarsenal.net

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