Las Patrañas de Pinocho

A Miguel Ángel Osorio Chong, actual secretario de Gobernación, le corresponde informar a la ciudadanía sobre el estado que guarda la salud de la nación en diferentes esferas: la gobernabilidad, la política interior, la convivencia armónica, la paz social, el desarrollo y el bienestar de los mexicanos.

Destacadamente, le compete vigilar el cumplimiento de los preceptos constitucionales por parte de las autoridades del país, especialmente en lo que se refiere a las garantías individuales, o para decirlo con propiedad, a los derechos humanos.

Cuando sale a la palestra, animado por este andamiaje jurídico, su retórica rebasa con mucho los márgenes que le impone la realidad. Si dice que los índices de violencia van a la baja en la geografía nacional, las cifras de las atrocidades cometidas por el crimen organizado lo desmienten: Jalisco, Nuevo León, Veracruz, Guerrero, Estado de México, Morelos, Michoacán, Sinaloa… son la prueba palmaria para refutar su optimismo.

En Culiacán, capital de Sinaloa, solamente en el mes de mayo del año en curso hubo cerca de 120 asesinatos. Entre éstos destaca un multihomicidio que ha llamado la atención de los sinaloenses, tan acostumbrados a la violencia a punta de bala y ejecuciones: cinco personas, cuatro de ellas menores, fueron abatidas cuando viajaban en su camioneta por una importante arteria del sur de la ciudad. En el lugar, agentes policiacos, encontraron más de 50 casquillos calibre 7.62, los que se utilizan para el fusil AK-47, también conocido como cuerno de chivo.

El hecho, en sí indignante, trae su correlato. Tomás Guevara, psicólogo, profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), sostiene que “en la ciudad el fenómeno de la violencia es cada vez más banal. Se ha vuelto un proceso de normalización, donde lo que era extraño ahora resulta familiar…En esta aceptación acrítica de la violencia, adultos y menores acuden a las escenas del crimen para tomar fotografías y videos y subirlos a las redes sociales, en lugar de atemorizarse o expresar dolor…” Y la autoridad estatal reduce el conflicto a una simple rivalidad entre narcomenudistas. Y don Miguel Ángel se traga la áurea píldora sin chistar. Como si asumiera que lo esencial de su tarea es dedicarlas al sistema. Cada día su nariz es más larga.

En otro escenario, el de la instalación del Consejo del Sistema Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, el licenciado Enrique Peña Nieto, titular del Ejecutivo Federal, se apoyó en su imprescindible teleprompter para emitir una frase célebre, acuñada para la posteridad: “Lo que estamos haciendo es ‘domar auténticamente la condición humana’ con nuevos caminos y paradigmas, límites y controles, que son los mecanismos de combate a la corrupción y apertura a la transparencia”.

El orgullo de Atlacomulco, saliéndose del discurso oficial, insistió, ante sus escuchas, en su convicción de que la corrupción es un problema cultural, y que el tema es de orden global, porque está en todo el mundo. En otras partes del orbe, aseguró, difícilmente han logrado la vanguardia mexicana en estos temas. La cuerda le alcanzó para lanzar tres desafíos: poner en funcionamiento la Plataforma Nacional de Transparencia; garantizar el pleno acceso a la misma de los grupos vulnerables e impulsar la cultura de la transparencia y la rendición de cuentas en todo el país. Al paso que va, el próximo procedimiento quirúrgico será una rinoplastia.

El presidente Peña no necesita ir tan lejos para aplicar los mecanismos contra la corrupción –pública o privada?. Malinalco, Estado de México, podría convertirse en un campus para investigadores serios que dieran a conocer a los contribuyentes de este país el origen de las mansiones de José Córdova Montoya, Jaime José Serra Puche, José Ángel Gurría Treviño, Luis Videgaray Caso y Ricardo Salinas Pliego, edificadas en tierras mañosamente expropiadas a ejidatarios, alguna vez avencindados en torno a la pirámide legendaria.

POR JOSÉ C. SERRANO / Columnas / Las Patrañas de Pinocho / elarsenal.net