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Opinión

Los crímenes de Veracruz

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Es notorio que, en los recurrentes crímenes de Veracruz, la versión oficial siempre indica que los occisos tuvieron la culpa de que los mataran. Es como si fuera cierto que Veracruz, como señaló hace un mes el secretario de Gobernación, tiene “un cuerpo de seguridad confiable y eficiente”.

En el caso más reciente, el periodista Gregorio Jiménez apareció en una fosa clandestina porque tenía un problema personal con la dueña de un bar llamado El Mamey, que lo mandó matar por 20 mil pesos. Así nomás. Nada que ver con el ejercicio de su trabajo.

Durante la actual administración en Veracruz han sido asesinados 11 periodistas. Otro ejemplo: La reportera Regina Martínez apareció asesinada el 28 de abril de 2012, debido a que, según el gobierno estatal, “fue víctima de un robo que terminó en homicidio”.

Y, hace un mes, el joven cantante Gibrán Martiz y un amigo murieron abatidos “en un tiroteo a manos de delincuentes”, de acuerdo a la primera versión oficial, que debido a la presión de la ciudadanía, el gobierno tuvo que modificar por lo que sucedió en realidad: los mataron siete policías.

Fueron siete policías del mismo “cuerpo de seguridad confiable y eficiente” que refirió el 14 de enero Miguel Osorio Chong, quien fue más lejos aún: “Señor gobernador Javier Duarte, nuestro reconocimiento desde el Gobierno de la República”.

Sin embargo, la realidad de Veracruz dista de los discursos, sobre todo en la marcada displicencia de las autoridades hacia las víctimas, lo cual es lacerante no sólo para los familiares de éstas, también para la opinión pública nacional.

Un caso particularmente triste fue el de la periodista Yolanda Ordaz, hallada muerta el 26 de julio de 2011: el gobierno insistió que “nada tuvo que ver su muerte con el ejercicio de su profesión, sino con la relación que establecen algunos comunicadores con los cárteles de la delincuencia”.

Es decir, los periodistas son asesinados porque se meten en problemas, mientras que, de los famosos “cuerpos de seguridad confiables y eficientes”, lo que repiten los comunicados del gobierno es que “combaten todos los días y en todos los terrenos”.

El propio gobernador, Javier Duarte, se apresuró a atribuir a “la delincuencia organizada” el asesinato de Miguel Ángel López Velasco, periodista de la fuente policiaca del diario Notiver, asesinado el 20 de junio de 2011, junto con su esposa y su hijo fotógrafo.

Aun con los elogios del secretario de Gobernación, Veracruz no es el mejor ejemplo de seguridad en el país, ni tampoco de confiabilidad de sus cuerpos de seguridad, los cuales el mismo gobernador se vio obligado a mandar investigar tras el crimen del joven Gibrán.

Si así fuese, no sería el estado donde más asesinan periodistas.

por  / elarsenal.net

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