Los “hermanitos” panistas

Vecino de Polanquito, asiduo a los comederos de ese lujoso barrio, el jefe nacional del PAN, Gustavo Madero Muñoz, se apartó de sus rituales y decidió acudir al Mercado Roma al brunch dominical. Llegó poco antes de las 11 de la mañana y para entonces ese sitio –de moda entre los chilangos– estaba lleno de jóvenes con las camisetas del Tri, ansiosos por ver el partido contra Holanda.

Acompañado por su esposa y su hija, llegó sin reservación. Alguien lo reconoció y fast track le procuró una mesa, lo que le ganó una inmerecida silbatina que se queda en la mera anécdota, después de las reacciones que generó la noticia del encarcelamiento en Brasil de Rafael Miguel Medina Pederzini y Sergio Israel Eguren Cornejo, ex asambleístas del PAN y actuales funcionarios de primer nivel en la delegación Benito Juárez, el último bastión del blanquiazul en la Ciudad de México.

Un incidente que involucra a dos servidores públicos –independientemente de su origen partidista– que se agrava, debido al pésimo manejo de la situación del delegado Jorge Romero, quien más que actuar como su jefe reaccionó como su amigo y sin que nadie le marcara el alto, está al borde de generar un problema diplomático, en su intento por salvar el pellejo.

Y es que mientras el funcionario capitalino y el líder del PAN-DF, Mauricio Tabe Echartea, pregonaban públicamente la hipótesis de la trifulca, sus operadores dispersaron entre los panistas de a pie una versión diametralmente distinta: la mujer que los denunció era una prostituta que trató de engachar a Ángel Rimak, hermano de Eguren, pero que su mulo terminó agrediéndolos.

“Cuando aflora la complicidad, el sentido común se ausenta”, describió un líder del panismo capitalino, sorprendido por la defensa a rajatabla de los amigos de Romero, quienes antes de este escándalo gozaban de cierta reputación al interior del partido por sus dotes como operadores electorales. “Se contaban entre los principales afiliadores dentro del PAN-DF; antes estuvieron al servicio del calderonismo y ahora trabajaban a favor de la causa maderista”.

Romero y Tabe exigen que no haya un linchamiento mediático. En cambio, piden concederles beneficio de la duda, pues estaban de asueto… desde hace 12 días. Rafa Medina funge como coordinador de gabinete y proyectos especiales, mientras que Eguren Cornejo es director de desarrollo delegacional; ambos devengan un salario de 50,000 pesos mensuales y su pasado como servidores públicos justificaría un viaje como el que interrumpieron por causas de fuerza mayor, pero no explica que se den esos lujos en épocas de premura económica.

Es el colofón de la carrera de dos líderes panistas, miembros de una generación de panistas formada alrededor de Santiago Creel, en sus orígenes, y recientemente caracterizada por los escándalos. “Hermanito”, se saludaban entre ellos en la sede delegacional y en el Club Libanés, sede de las sesiones de su clan, conformado dentro del grupo parlamentario del PAN en la ALDF, entre el 2006 y el 2009.

Eguren Cornejo –el más cercano al delegado Romero– es consejero del PAN-DF radicado en Coyoacán y comparte militancia política y travesuras de juventud con Medina desde sus épocas estudiantiles. “Abogado de formación, siempre se despide de las mujeres con la frase ‘muñequita’, y tuvo su primer cargo como secretario particular de Gonzalo Altamirano, cuando estuvo como jefe de la Unidad de Desarrollo Político en Gobernación. En el 2006 fue secretario técnico en la oficina de Miguel Hernández Labastida en la Asamblea Legislativa”, detallan en el PAN-DF, donde hay recuerdos de otros incidentes bochornosos que protagonizó con la entonces diputada local, Celina Saavedra.

“Junto con otros funcionarios delegacionales, es asiduo visitante de lugares como el PW o el Solid Gold”, refieren las mismas fuentes, “y a sus operadores los apapachaba en Acapulco, con alcohol, mujeres y descanso”.

Rafa Medina, por su parte, creció políticamente dentro de un grupo de jóvenes en el que destacó, junto con el actual diputado federal Fernando Rodríguez Doval y el asambleísta Carlos Pizano quienes lo impulsaron a competir por la secretaría general de Acción Juvenil… con Jorge Romero, quien lo derrotó. En aquella época, el delegado en Benito Juárez hacía mancuerna con la actual senadora, Mariana Gómez del Campo, que los reconcilió, cuando ocupó la dirigencia del PAN-DF.

“Siempre fue el operador de confianza de Marianita; armó una red de funcionarios federales y construyó una estructura territorial muy sólida”, recuerdan, “los líderes de los comités delegacionales eran más cercanos a él y por eso lo reclutó Romero, quienes después renunciarían a su pasado calderonistas y apoyarían a Madero”.

Después de estudiar una maestría en la George Washington University, Medina se había convertido en uno de los principales operadores electorales dentro del PAN capitalino, auspiciado por Romero, quien a cambio de sus servicios lo impulsó para convertirse en consejero Nacional e integrante del Comité Directivo Regional.

Al borde de ser despedidos de su trabajo y expulsados de su militancia partidista, sus carreras políticas penden de un hilo. Y es que Eguren Cornejo habría quedado al frente de la delegación Benito Juárez cuando Romero dejara ese cargo, para buscar el liderazgo del PAN en la ALDF. Medina, por su parte, era la apuesta romerista para ser candidato a delegado en Miguel Hidalgo, otra demarcación controlada por esta facción panista.

Por Alberto Aguirre / HOY TE RECOMENDAMOS LEER: / elarsenal.net