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Opinión

Los narcogobernadores

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El pasado domingo 5 de junio tuvieron lugar comicios electorales en una docena de entidades federativas, donde fueron electos sendos mandatarios estatales. El pronóstico de las empresas encuestadoras fue erróneo. Al final de la contienda, el instituto político perdedor fue el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Le dolió hasta lo más recóndito de su soberbia que la oposición le arrebatara dos bastiones en donde la alternancia no ha tenido lugar : Veracruz y Tamaulipas.

Veracruz ha padecido en los últimos doce años, administraciones encabezadas por auténticos hampones, cleptómanos, defraudadores, sátrapas, represores, embusteros y cínicos: Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa. Cada cual ha cargado por años un pesado costal de mañas del que nunca se separan. Es la vara mágica que les ha permitido enriquecerse desmesuradamente. Herrera Beltrán es actualmente cónsul general en la ciudad del conocimiento, Barcelona. Duarte de Ochoa, en los estertores de la muerte política, lanza diatribas contra su relevo en la gubernatura, Miguel Ángel Yunes Linares, un lobo enfundado en una piel de oveja, que no le viene muy bien.

Tamaulipas, antaño tierra de promisión, es en la actualidad tierra de nadie. Por décadas ha estado sometida a los caprichos de una dupla indisoluble: narcotráfico y política. El escritor y periodista Humberto Padgett ha puesto en circulación su libro Tamaulipas. La casta de los narcogobernadores: un eastern mexicano. El autor reflexiona sobre las consecuencias de los acuerdos que permitieron al narcotráfico apoderarse de las instituciones públicas de esta entidad fronteriza con Estados Unidos. Dice Padgett que “en México el verdadero poder criminal lo ostentan los gobernadores”.

Cita tres casos de mandatarios locales innegablemente vinculados al narcotráfico: Manuel Cavazos Lerma, nacido en Matamoros, Tamaulipas el 12 de marzo de 1946, ocupó la gubernatura de 1993 a 1999; Tomás Yarrington Ruvalcaba, nacido en Matamoros de dicha entidad el 7 de marzo de 1957, fue gobernador de 1999 a 2004, y Eugenio Hernández Flores, nacido en ciudad Victoria, capital del estado, el 17 de octubre de 1959, fue mandatario estatal de 2005 a 2010. Los tres ligados al Cártel del Golfo. El escritor hace énfasis en la trayectoria delictiva de Tomás Yarrington.

Padgett señala que “Yarrington alcanzó con Osiel  Cárdenas Guillén, entonces líder del  Cártel del Golfo, un acuerdo según el cual el narcotráfico proveerá de recursos económicos la campaña del político mientras que el sicario tendría la prioridad para la designación de los comandantes de la Policía Judicial del Estado”, quienes abrirían las puertas y protegerían el trasiego de productos ilícitos hacia el mercado de estupefacientes más grande del mundo, la costa este de los Estados Unidos. Enfatiza el autor nacido en León Guanajuato en 1975, que “los gobernadores son la cabeza del grupo criminal que hace contrabando de drogas, que hace trata de personas, que se beneficia del secuestro y de la extorsión”.

De quien gobernó Tamaulipas de 1999 a 2004 dice Padgett que fundó las empresas Materiales y Construcciones Villa de Aguayo y Gifer, representadas por un ejecutivo llamado Fernando Alejandro Cano Martínez, prestanombres de Yarrington, quien facturó dos mil millones de pesos de 1999 a 2010. Eso es casi medio millón de pesos al día. Ese es el verdadero crimen organizado. “Los placeres, la libertad, los excesos, la impunidad están reservados a la clase política del país, pues su verdadero poder es el de la política criminal”.

En las elecciones recién transcurridas, el PRI postuló a Baltazar Hinojosa Ochoa como candidato a la gubernatura de Tamaulipas; él nació el 13 de septiembre de 1963 en Brownsville, Texas, Estados Unidos. Sus datos biográficos incluyen que cursó una licenciatura en economía en la Universidad de Monterrey. Su oriundez le acarreó algunas dificultades cuando fue postulado para la alcaldía de Matamoros.

Hinojosa trabajó para Tomás Yarrington. Fue congresista, Secratario, alcalde durante el tiempo del ex gobernador hoy prófugo de la justicia de Estados Unidos, quien al igual que Eugenio Hernández Flores están acusados de lavado de dinero y nexos con el crimen organizado.

La Procuraduría General de la República (PGR) sigue una investigación contra ambos ex gobernadores. En la indagatoria aparece el testimonio de un elemento de la Policía Federal Ministerial, quien declara que el Cártel del Golfo financió campañas de varios políticos priistas que llegaron a ser alcaldes en ciudades fronterizas. Entre los alcaldes financiados por el crimen organizado destaca Baltazar Hinojosa Ochoa, quien se desempeñó como edil de Matamoros de 2005 a 2007. Este hombre ha sido señalado como operador de Yarrington, en su sexenio fue secretario de Desarrollo Social, secretario de Educación, diputado Federal y alcalde de Matamoros.

El presidente del PRI, Manlio Fabio Beltrones Rivera y quienes integran el Comité Ejecutivo Nacional de ese partido, soslayaron los referentes clarísimos que tenían frente a sí: los vínculos de Hinojosa con Yarrington lo hacían un candidato perdedor. Los votantes tuvieron mejor olfato y decidieron cerrarle el paso a un presunto narcogobernador.

POR  / COLUMNASMISCELÁNEA / elarsenal.net

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