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Opinión

Marcos, guerrillero panista

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“Su amigo Marcos tiene cáncer y necesita su ayuda”, dijo en 2009 Jaime Martínez, ex representante del gobierno chiapaneco en la Comisión de Concordia y Pacificación, al panista Luis H. Álvarez, Coordinador para el Diálogo para la Paz en Chiapas con Vicente Fox.

La revelación está en el libro Corazón indígena. Lucha y esperanza de los pueblos originarios de México, de Luis H. Álvarez. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional lo confirmó antier en un comunicado sobre unos homenajes al fallecido filósofo Luis Villoro.

Si “su salud (se) lo permite, contaremos con la presencia y tal vez la participación del Subcomandante Insurgente Marcos en algunos de los eventos que son abiertos”, informó, acerca del evento, previsto del 26 al 30 de mayo en Chiapas.

Ahora, un lustro después, se sabe que la enfermedad del Subcomandante – cáncer, según el texto editado por el FCE– fue atendida por el gobierno federal, entonces panista, lo cual no fue más que una muestra de la fidelidad a los estatutos de ese partido.

Porque las bases del PAN reproducen la definición católica de vida y muerte: “La vida del ser humano debe protegerse y respetarse desde la concepción hasta la muerte natural. El derecho a la vida es inviolable y nadie es dueño de la vida ni de la muerte”.

Pero, más allá de eso, es preciso recordar que con el panismo en el poder, Marcos no tuvo problemas: al contrario, el líder insurgente influyó en bajar los niveles de la violencia regional, que se había mantenido a pesar de pláticas de paz, de Cocopas y todo eso.

Tras la llegada del PAN a Los Pinos, Marcos redujo la violencia de los sexenios de los priistas Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, manifestada en cruentos enfrentamientos entre católicos y evangélicos, siendo católicos los zapatistas, cuyo movimiento se incubó en la Diócesis de San Cristóbal.

Fue durante la presidencia de Fox (2000-06) que Marcos encontró apoyo logístico, con escolta de agentes federales para su marcha triunfal a la ciudad de México en 2001, que acabó con enmiendas a la constitución para garantizar autonomía formal a la población indígena.

Los adversarios políticos del Subcomandante no solamente fueron los priistas, sino también la izquierda institucional, especialmente el PRD, pues en 2006 apoyó de forma indirecta pero efectiva, la campaña presidencial de Felipe Calderón.

Con su Otra campaña, restó votos a AMLO, para lo cual contó con recursos y, otra vez, escolta de policías federales. En un mitin en Tlatelolco, insultó a la escritora Elena Poniatowska, quien aseguró que “la echó del evento”, por sus simpatías con AMLO.

En los sexenios panistas, Marcos sólo vegetó, algo entendible por el origen similar del PAN y el EZLN: clerical y jesuítico.

Pura afinidad, pues.

Por  / elarsenal.net

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