¿Para qué va el Papa a Chiapas?

Este lunes, Jorge Bergoglio hará acto de presencia en San Cristóbal de las Casas y Tuxtla Gutiérrez, Estado de Chiapas. Será una de las escalas más significativas de su viaje a México. En esta ocasión enviará mensajes precisos, con pulso de cirujano y una que otra indirecta.

Los discursos papales, no obstante sus ocasionales contradicciones e incoherencias, suelen estar muy bien pensados; pensados desde la lógica estratégica de la geopolítica vaticana. En Chiapas, el Papa Francisco dejará clara su postura en torno a cuatro temas: a) el alcance que, para su pontificado, tendrá la “opción preferencial por los pobres”; b) la asimilación eclesiástica de las culturas indígenas; c) la necesidad de contener el avance del cristianismo evangélico; y d) el papel que, a nivel continental, quiere asumir la Iglesia Católica con respecto al tema de la migración Sur-Norte.

Opción preferencial por los pobres

Jorge Bergoglio siempre se ha manifestado, sin ambages, a favor la “opción preferencial por los pobres”, esa línea de trabajo pastoral que fue establecida durante III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (Puebla, 1979). Los obispos latinoamericanos colocaron a los pobres y a los marginados en el centro de sus preocupaciones pastorales, mirando en ellos “el rostro doliente de Jesús”. La Iglesia, se dice, debe amar y defender de forma prioritaria a los necesitados.

En Chiapas, prendió mucho esta idea, pero de la mano de la Teología de la Liberación, una corriente religiosa que efectúa un “quehacer teológico desde el lugar de los pobres” a partir de una praxis liberadora; liberadora tanto del pecado como de las estructuras sociales que generan y reproducen las injusticas en el orden material. La Teología de la Liberación tiene, pues, una vertiente moral-espiritual y una vertiente político-social.

La Teología de la Liberación prendió muy fuerte en Chiapas gracias al trabajo de personas como Samuel Ruiz (1924-2011). Pero la línea seguida por este obispo no fue ni es del agrado del Vaticano, porque claramente mantiene vasos comunicantes con movimientos armados e insurreccionales, como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Jorge Bergoglio va a Chiapas para dejar en claro que su pontificado asumirá, sin duda, la “opción preferencial por los pobres”, pero dentro del statu quo, privilegiando las vías diplomáticas y pacíficas. Antes la caridad que las armas o los enfrenamientos. Bergoglio defenderá, pues, una versión light de dicha línea pastoral.

Catolicismo y culturas indígenas

Bergoglio ha insistido, una y otra vez, en la importancia de recuperar los valores ancestrales de las culturas indígenas en un mundo donde priva el individualismo y las relaciones sociales utilitarias. Franciscocomparte un prejuicio muy extendido y pegajoso hoy en día, a saber: que los valores comunitarios de los pueblos indígenas pueden resultar muy útiles para reconstruir los tejidos sociales.

Pero quiere pueblos indígenas asimilados a la cultura católica. No quiere pueblos indígenas que aspiren a recuperar ideas y prácticas prehispánicas, al estilo Evo Morales en Bolivia. Tampoco quiere que las comunidades actúen bajo la sombra de la Teología Indígena, esa forma sincrética de religiones prehispánicas y culto católico con claros tintes políticos, que bien pueden potenciar movimientos separatistas o autonomistas.

Jorge Bergoglio desea “inditos sometidos y agachados”, como Juan Diego, el mítico protagonista de las “apariciones marianas” en el cerro del Tepeyac, según narra el Nican Mopohua. Y, en Chiapas, el Papa dejará en claro esta postura.

Contener el avance del cristianismo evangélico

Chiapas es un claro ejemplo de cómo, en México, la “fe católica” ha cedido terreno a la “fe evangélica”. Según el Censo de Población y Vivienda 2010, en Chiapas ya sólo el 58% de la población se reconoce como “católica”, cuando la media nacional es de 83%.

A la Iglesia Católica le urge, en serio, contener el acelerado avance del cristianismo evangélico, sobre todo en la región Sur-Sureste del país (Tabasco, Campeche, Quintana Roo y Yucatán). Entiéndase que cuando el Papa regañó a los obispos mexicanos el pasado sábado 13 de febrero, baldes de agua fría cayeron sobre los obispos del Sur-Sureste, donde las labores pastorales y catequísticas no están rindiendo frutos.

Hacia un protagonismo migratorio

La Iglesia Católica necesita recuperar parte del terreno perdido en Latinoamérica. En el drama migratorio tiene una enorme oportunidad para ello. Su notoria ventaja al respecto: gran parte de las personas migrantes salen de países, y atraviesan por países, con una acentuada cultura católica, y pretenden llegar, básicamente, a los EEUU, en donde los migrantes han encontrado en la religión católica un vínculo de identidad, unidad y consuelo. Las raíces pesan.

En Chiapas, el Papa condenará la violencia y la humillación que sufren los migrantes, especialmente los migrantes centroamericanos en el propio territorio mexicano. En Chiapas, Jorge Bergoglio condenará los maltratos que sufren, en México, nuestros vecinos del sur, y, cuando esté en Chihuahua, Bergoglio condenará el maltrato que sufren los mexicanos (y otros latinos) en territorio estadounidense. Será un discurso redondo y trascendente, ya lo verán ustedes.

Queda claro que la Iglesia Católica tiene la intención de comenzar a construir un liderazgo fuerte en toda Latinoamérica, especialmente de Panamá a EEUU, en torno al tema migratorio. No me extrañaría que la próxima encíclica de Bergoglio tratara sobre el tema de la migración.

Concluyendo

La visita de Bergoglio a Chiapas será de enorme importancia, porque sus palabras tendrán una claradimensión continental, con miras a fortalecer la presencia pastoral (y política) de la Iglesia Católica enAmérica Latina.

POR CARLOS ARTURO BAÑOS LEMOINE / CIUDADANO CERO / elarsenal.net