Por Bergoglio, Mancera viola la Constitución

Desde hace tres semanas, más o menos, quienes vivimos en la Ciudad de México hemos visto cómo buena parte de los espacios destinados a la comunicación visual de masas, se han llenado de anuncios alusivos a la próxima visita de Jorge Bergoglio, alias “Papa Francisco”, a nuestro país.

Tales anuncios han aparecido especialmente en el Metro de la Ciudad de México. Sobre un fondo blanco, aparecen las siluetas de Jorge Bergoglio, de la Catedral Metropolitana, de la Basílica de Guadalupe y del Ángel de la Independencia. Las siluetas aparecen en el mismo color rosa chillante con el que la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México nos lastima la vista cada vez que entramos a su pésimo sitio web (http://www.cdmx.gob.mx), como si se tratara de entorpecer la exploración de su contenido; de un contenido malo y poco amigable, por cierto.

Y el texto de los anuncios dice: “Bienvenido Papa Francisco, la CDMX es tu casa”. Obviamente, aparecen el logo de la Jefatura de Gobierno y, a su lado, la frasecita infaltable: “Capital Social Por Ti”.

Pues bien, resulta que esta campaña zalamera, instrumentada por Miguel Ángel Mancera (Jefe de Gobierno) y pagada con nuestros impuestos, viola flagrantemente la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que, en su artículo 134, párrafo octavo, dice lo siguiente:

La propaganda, bajo cualquier modalidad de comunicación social, que difundan como tales, los poderes públicos, los órganos autónomos, las dependencias y entidades de la administración pública y cualquier otro ente de los tres órdenes de gobierno, deberá tener carácter institucional y fines informativos, educativos o de orientación social. En ningún caso esta propaganda incluirá nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción personalizada de cualquier servidor público.

Resulta obligada la pregunta, por supuesto: ¿a qué función de carácter institucional y a qué fines informativos, educativos o de orientación social responde la mancerista campaña de bienvenida a Jorge Bergoglio, Jefe del Estado Vaticano?

La respuesta es evidente: ¡a ninguno!

Con su campaña comunicativa anti-constitucional, Miguel Ángel Mancera está haciendo el vergonzoso papelito de “monaguillo” y de “campanero” del Jefe del Estado Vaticano. De un Estado monárquico, teocrático y absolutista. De un Estado cuyas normas y valores se hallan muy por debajo de los estándares de derechos humanos que hemos conseguido en la Ciudad de México; estándares que se han visto concretados en medidas tales como la interrupción legal del embarazo y el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Resulta patético que el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, ciudad que sigue representando la vanguardia de la República Mexicana en materia de derechos humanos, se muestre tan obsequioso y candongo frente al líder de un Estado confesional, dogmático y eclesiástico que carga sobre sus hombros no sólo pasajes históricos reprobables, sino largos períodos de sinrazón, oscurantismo y represión.

¿Será que Mancera pasó de noche las lecciones de historia universal? ¿Será que, al igual que Enrique Peña Nieto, Mancera sólo ha leído la Biblia, más específicamente “algunos pasajes”?

Con respecto a Jorge Bergoglio (alias “Papa Francisco”), a Miguel Ángel Mancera le está pasando lo mismo que a Enrique Peña Nieto con respecto al monarca de Arabia Saudita, Salman bin Abdulaziz Al-Saud. Ahora resulta que nuestros “políticos democráticos” quedan embelesados y cautivados por los “políticos autócratas” de allende el Océano Atlántico, cuando se supone que las democracias deberían avergonzar a los regímenes autocráticos. Para desgracia nacional, con Miguel Ángel Mancera y Enrique Peña Nieto sucede lo contrario.

Mejor hubiera sido, sin duda, que todo el dinero público que Mancera gastó en esos anuncios lastimosos para nuestra república democrática y laica, se hubiera canalizado a financiar campañas masivas y sistemáticas para prevenir el embarazo adolescente y para promover la Interrupción Legal del Embarazo en nuestra ciudad.

¿Acaso no sabe Miguel Ángel Mancera que del total de nacimientos registrados en nuestro país, el 19% corresponde a mujeres de entre 10 y 19 años de edad?

¿Acaso no sabe Miguel Ángel Mancera que los Servicios de Salud de la Ciudad de México han atendido, durante los tres años más recientes, un promedio anual de 17 mil mujeres embarazadas de entre los 10 y los 19 años de edad, de las cuales alrededor de 3 mil son menores de 15 años?

¿Acaso no sabe Miguel Ángel Mancera que en las Delegaciones Iztapalapa y Gustavo A. Madero, donde hay problemas graves de agua, pobreza, violencia y delincuencia, se concentra el mayor número de casos de embarazos adolescentes?

Hay tantas tareas apremiantes en esta ciudad, que disponer de recursos públicos para darle la bienvenida a Jorge Bergoglio, alias “Papa Francisco”, resulta incluso ofensivo, porque, además, así no ha procedido el Gobierno de la Ciudad frente a los otros Jefes de Estado que han puesto la planta en nuestro país.

A Mancera le salió, de repente, un reprobable espíritu de “monaguillo” y de “campanero”. Demasiado entusiasmo de catequista como para ser el gobernante de la ciudad más progresista de México, de una “ciudad de izquierda”.

Y que quede claro: no se trata de ser un gobernante grosero. Ya lo hemos dicho antes: la diplomacia requiere altas dosis de hipocresía. Se trata, simplemente, de demostrar la supremacía civilizatoria de la democracia y la laicidad ante el gobernante autocrático que estará de visita, próximamente, en nuestro país.

Ser cortés, sin ser zalamero. De esto se trata. ¡Qué lástima de los asesores masones que Mancera tiene en la nómina!

Esperemos que Mancera no se vea afectado de esta manera cuando se siente a escribir la Constitución de la Ciudad de México.

Por:  Carlos Arturo Baños Lemoine / Profesor UAM-Xochimilco y UPN-Ajusco / CIUDADANO CERO /  elarsenal.net