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Opinión

Bedolla jugó bien sus cartas

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PUNTO DE INFLEXIÓN

Bedolla jugó bien sus cartas

Jaime Márquez

El mandatario estatal Alfredo Ramírez Bedolla, supo interpretar muy bien la postura que tenía que asumir en el rejuego y contrajuego de las aspiraciones de las llamadas “corcholatas”, quienes visitaron la entidad en busca de apoyo del gobernador y  de las estructuras formales  de Morera.

En todo este periodo, el gobernador Alfredo Ramírez fue hábil en el trato con los presidenciables y, si bien recibió y apoyo a todos, no hubo compromisos públicos de apoyo total hacia alguno de ellos en particular. Atendió a  Monreal, Sheinbaum,  Ebrad y en la última fecha a Adán Augusto López.

Fue mesurado, abierto, equilibrado y plural con los aspirantes presidenciales. Con anticipación, aseguró que en la entidad habría piso parejo y nada de “dados cargados”. 

El tiempo le dio la razón al mandatario estatal porque en el  acuerdo  del Consejo Nacional de Morena de ayer, se  despejó el camino para haya equidad y austeridad en la búsqueda  de la  candidatura presidencial y, por lo mismo, quedó estrictamente prohibida la intervención de los servidores públicos de los tres órdenes de gobierno y de los representantes de las empresas, que de inmediato se acomiden  a financiar candidatos, para después cobrar favores.

Previo a la sesión del máximo  órgano de la dirección morenista, el presidente de la República fue claro y directo el sábado al expresar que “una vez que ya esté la encuesta, que se sepa quien está mejor posicionado, acerrar filas, a unirnos. Nada de divisiones… ya no hay cargadas”. 

Y esa voz lanzada desde San Luis Potosí se transformó en línea  y en orden para los mandatarios estales y toda la morenada, por lo que de inmediato los siete gobernadores que el viernes por la noche manifestaron su respaldo total a Claudia Sheimbaum, el sábado por la tarde borraron sus mensajes en las redes sociales, esto tras  las reiteradas quejas de Ebrard y Monreal, sobre las llamadas “cargadas” tipo priísta, ya que algunos mandatarios estatales se habían transformado, en los hechos, en coordinadores de campaña de la jefa de la gobierno de la ciudad de México.

El referido acuerdo morenista estipula no habrá recursos públicos en las campañas de los aspirantes presidenciales y tampoco nada de inclinar la balanza, descalificaciones, ni matracas de legisladores y alcaldes. Por lo tanto las “corcholatas” deberán caminar a ras de piso.

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