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Opinión

¿Renuncia por motivos de Salud?

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Ricardo García Cervantes era el único panista en el gobierno de Peña Nieto. En diciembre del 2012 asumió como subsecretario de Derechos Humanos de la Procuraduría General de la República. Se llevó como secretario particular a otro destacado azul: Jorge Zermeño, ex diputado y ex embajador de México en España.

La noche del martes, poco antes de que Joaquín López Dóriga diera la noticia en la televisión, me enteré de su renuncia. No me sorprendió.

Desde hace ya tiempo sabía de sus problemas de salud –trae un dolor bárbaro en la Ciática–, y, sobre todo, de sus diferencias con Bucareli en el tema de los apoyos y el número de los desaparecidos en México.

Nos dicen que mucho tuvo que ver en la gota que derramó el vaso una entrevista que el panista coahuilense le dio a Carlos Puig en el programa En 15 que pasa en Milenio Televisión.  Las cifras de desaparecidos que allí admitió son sensiblemente superiores a las de la Secretaría de Gobernación.

“En el tema de los números, yo voy evadir los números. Ciertamente de una base de 26 mil personas desaparecidas, la tenemos en 19 mil”, dijo el panista.

Y más: “el dolor humano, la emergencia humanitaria que eso implica, me lleva a decir que está vinculado con los niveles de seguridad y con la descomposición de los aparatos que debieron evitar que eso sucediera”, precisó.

Al aceptar su renuncia, el titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, destacó la “honestidad intelectual” de García Cervantes. Esta virtud, poco útil en la política mexicana, le ha costado al coahuilense enfrentamientos frecuentes con los más poderosos que él.

Ricardo, no hay duda, ya no encajaba en un gobierno de signo contrario al suyo.

Para la anécdota. En la PGR se reunieron tres ex legisladores que le pusieron la banda presidencial a Vicente Fox –García Cervantes en el 2000–, Felipe Calderón –Jorge Zermeño en el 2006—y Enrique Peña Nieto –Jesús Murillo Karam en el 2012.

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Vimos las fotos del recibimiento que el gobierno priista de Nayarit le dio a líderes nacionales del PAN y el PRD.  Alrededor de 200 policías con armas largas y encapuchados escoltaron al Fiscal General, Oscar Veytia, y al secretario general de gobierno, José Trinidad Espinoza Vargas.

Gustavo Madero, Marco Adame, Carlos Navarrete, Miguel Alonso Raya, Silvano Aureoles y Guadalupe Acosta Naranjo se quedaron “de a cuatro” cuando vieron el singular comité de recepción.

A las 10:30 de la mañana llegaron a la explanada de la Fiscalía General, en Tepic, para exigirle a Veytia que cese de hostigar a los candidatos del PRI y el PRD. Ambos partidos hicieron una alianza de facto para enfrentar al Revolucionario Institucional en los comicios locales.

Ayer comentábamos en este espacio el video que nos envió Acosta Naranjo en el que se aprecia al gobernador priista de la entidad, Roberto Sandoval Castañeda, alertando a la sociedad contra la narco oposición.

“En ese proceso electoral ya se tienen detectados grupos criminales que pudieran inyectar dinero a las campañas de los candidatos de partidos ajenos al PRI”, dijo Sandoval.

Una singular forma de disuadir el voto a favor de la oposición local.

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El 28 de junio próximo es el cuarto aniversario del asesinato del candidato del PRI al gobierno de Tamaulipas, Rodolfo Torres Cantú. Es la hora que su hermano mayor, Egidio, actual gobernador de la entidad, no sabe ni quien, ni porque lo mataron.

“Es un tema en el que estoy todo el día. No me acomoda la tesis de los grupos delincuenciales. Rodolfo era un PAN. Yo soy más difícil. Nunca me han amenazado. (En los tres años y pico que lleva en el gobierno) Solo he tenido una alerta”, asevera el mandatario estatal.

El otro escenario es el de la política, aunque Torres Cantú niega tajante que se haya tratado de un “asunto interno” del PRI. No descarta, sin embargo, que se trate un asesinato político.

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Llaman poderosamente la atención las cifras del Centro Nacional de Trasplantes que ayer dio a conocer la senadora del PRI, Graciela Ortiz, en la sesión de la Comisión Permanente.

En México hay 18 mil 195 personas que precisan un trasplante en México que se distribuyen de la siguiente manera:

En espera de un Riñón hay 10,562 pacientes; 7,155 necesitan una cornea; 404 un hígado; 52 un corazón; 13 más esperan conjuntamente de un riñón y páncreas; 8 un páncreas; 3 un pulmón; 2 un hígado y riñón; y 1 que demanda conjuntamente corazón y pulmón.

El tiempo de espera por una donación de órganos ronda entre los 24 y 30 meses. En el caso del hígado y del corazón puede ser mayor. Una donación completa representa la potencial salvación de ocho vidas, explicó la senadora.

La propuesta de reformas a la Ley General de Salud que presento la legisladora, tiene varias finalidades: entre otras, profundizar y renovar el impulso de la donación de órganos y componentes para su trasplante.

A Graciela Ortiz la acompañan en esta solicitud sus compañeras senadoras priistas Hilda Flores, Marcela Guerra y Blanca Alcalá.

Por  / elarsenal.net

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