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Opinión

Salvamentos en Pemex

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De efecto retardado, la noticia sobre las inversiones de Petróleos Mexicanos en tierras gallegas ha pasado prácticamente desapercibida para los medios informativos aztecas.

La redacción on line de El País en las Américas tardó un mes en confirmar lo que vino a anunciar el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, en la Ciudad de México: la paraestatal mexicana, encabezada por el joven economista Emilio Lozoya Austin, rescataría al astillero Hijos de J. Barreras, declarado en quiebra hace dos años por sus antiguos propietarios.

El diario madrileño adelantó que Pemex firmaría una carta de intención, para adquirir 51% de las acciones de la empresa asentada en Vigo. Lo que no precisó es que esa inversión equivale a la erogación de casi 13 millones de dólares, aunque apenas antier se detalló que el aporte mexicano irá acompañado de una inyección de capital de los accionistas de HJB.

Esa noticia, generada en la Ciudad de México, provocó un aluvión informativo en las rías baxas. Del otro lado del Atlántico se detalló que la carta de intenciones firmada por la directiva de Pemex con los tres accionistas de Barreras se suscribió el miércoles 1 de mayo y que el objetivo es “transferir a mediano plazo el conocimiento tecnológico de Barreras para crear capacidad constructora de buques especializados en México, a fin de poder atender la demanda de Pemex”, ante la necesidad de renovar la flota de la paraestatal.

Allá también se desveló parte de la trama que esconde la firma del acuerdo de intención. Y es que la inversión de Pemex en HJB –según El Diario de Galicia– destrabará la concreción de un contrato previo, firmado en el tramo final de la administración del presidente Felipe Calderón Hinojosa, para construir dos “flóteles” en astilleros de Navantia. Habrá quienes vean que Lozoya Austin compró a precio de ganga, pero también debe decirse que sin esas embarcaciones, la operación de PMI Holdings –la filial de la paraestatal mexicana en Europa– se vería seriamente comprometida.

Justo 11 meses después, ocurre el anuncio de la nueva inversión de Pemex en España. Entonces, la empresa tenía al frente a Juan José Suárez Coppel, quien comprometió 310 millones de dólares en diversas compras y obras de infraestructura en tierras gallegas; la principal, la instalación de una base de operaciones internacionales en Punta Langosteira, el nuevo puerto exterior edificado en costas de A Coruña.

Esa estratosférica cifra además abarcaba 14 embarcaciones, que serían fabricadas en astilleros galleros y ensamblados en costas mexicanas y debía sumarse a los 1,600 millones de dólares que en el 2011 fueron desembolsados para adquirir un paquete accionario en Repsol.

Sin mayores aspavientos, por parte del Consejo de Administración de Pemex, se han cerrado estas operaciones, que redefinen la política estratégica del gigante petrolero mexicano. Ambas, no exentas de polémica, pues por segunda ocasión, Pemex intenta rescatar a una empresa española.

Y es que en el caso de la firma catalana, los directivos de PMI Holdings inyectaron recursos a Sacyr Vallehermoso, la inmobiliaria que entonces encabezaba Luis Fernando del Rivero y que también atravesaba por una situación financiera bastante comprometida. Esa alianza estratégica habría abierto dos lugares en el consejo de administración de Repsol para sus representantes, pero finalmente quedó frustrada; no así, la compra del 5% del capital social, que requirió una crédito por 1,000 millones de dólares, concedido por Natixis, el banco francés que otorgó los recursos, junto con HSBC y Credit Agricole.

Al corte del primer trimestre del 2013, la paraestatal que dirige Emilio Lozoya, reporta un saldo positivo de 6,077 millones de dólares en flujo de efectivo en su balanza comercial. Con ese dinero en las alforjas, ¿qué le impide ir al rescate de la industria naviera de Galicia?

EFECTOS SECUNDARIOS

IMPRUDENCIAS I. Su salario neto apenas alcanza los 62,211 pesos y formalmente, ocupa una dirección general adjunta dentro de la Secretaría de Gobernación. Gabriela Rojas Jiménez tiene un nivel LA1 pero no trabajará en la Ciudad de México, sino en Washington D.C. como representante del secretario Miguel Ángel Osorio Chong en Estados Unidos. Ella es hija del actual director de la Comisión Federal de Electricidad, Carlos Rojas Gutiérrez, y pareja del ex embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, quien actualmente es en coordinador especial para asuntos energéticos del Departamento de Estado. Peor, imposible.

IMPRUDENCIAS II. Bastaron dos semanas para que el ex director general de Promexico, Ernesto de Lucas Hopkins, regresara a la escena pública. El depuesto funcionario peñista está a punto de integrarse a Pepsico, donde le ha surgido una inmejorable oferta laboral. Igual suerte corre Sergio Castro, ex director de administración y finanzas de ese organismo, quien también recomendado por Manlio Fabio Beltrones, será el enlace del CEN del PRI y el equipo de campaña de Fernando Castro Trenti, candidato a la gubernatura de Baja California. ¡Qué tal!

IMPRUDENCIAS III. Tal vez un poco tarde, pero Humberto Benítez Treviño ha decidido pelear por su permanencia en la Profeco. La presión mediática amainó y vino el espaldarazo del secretario de Economía, Ildefonso Guajardo; sin embargo, las exigencias para que el funcionario peñista salga del gobierno federal, ante el penoso caso de la #LadyProfeco, no han cesado. A la presión de legisladores, líderes partidistas y representantes de la sociedad civil, se suma el extrañamiento de los integrantes del Consejo Consultivo del Consumo a Benítez Treviño, y su demanda de un informe detallado de los hechos.

Por: Alberto Aguirre M. / elarsenal.net

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