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Opinión

Spin doctors en Los Pinos

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Desde el arranque del sexenio, en Los Pinos atesoran las prédicas de Jorge Valdano. La mística del ex campeón mundial –quien trabajó con los peñistas en la etapa de la transición– se resume en la máxima “un equipo es un estado de ánimo”. El “clima de compromiso” generado entonces sirvió para impulsar la propuesta reformadora… y podría ser útil ahora que la administración peñista pasa por un periodo de turbulencias.  

El pasado fin de semana, cuando el presidente Enrique Peña Nieto y su esposa, Angélica Rivera, viajaron rumbo a China, se cerró una etapa crítica.

A bordo del TP-01, como parte de la comitiva oficial, iba un tercio del gabinete: el canciller, José Antonio Meade Kuribreña, y los secretarios Claudia Ruiz Massieu, de Turismo; Ildefonso Guajardo, de Economía; Gerardo Ruiz Esparza, de la SCT y Enrique Martínez y Martínez, de la SAGARPA, además de los titulares del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa;  Pemex, Emilio Lozoya Austin; de Banobras, Alfredo del Mazo Maza; David López Gutiérrez y Francisco Guzmán, dos de los integrantes del staff de Los Pinos más cercanos y leales al Ejecutivo federal.

En la residencia oficial de Los Pinos, la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga, trabajaba con el jefe de la Oficina de la Presidencia, Aurelio Nuño, en los detalles de “En Guerrero nos mueve la paz”, la iniciativa que englobará la acción gubernamental en aquella entidad, para tratar de restaurar el tejido social.

La ex lideresa partidista había pasado dos días en la Montaña guerrerense y no pudo informar a su jefe de las acciones desplegadas en aquella entidad. A esa junta se integraron pronto otros integrantes del equipo peñista; sin mayores preámbulos, retomaron la mística de Valdano y se involucraron en una dinámica grupal, tratando de aportar soluciones a la crisis y –sobre todo– cerrar filas.

La sesión terminó de madrugada con un ánimo renovado y es que poco después de medianoche habían recibido una llamada. El Ejecutivo federal, en ruta a la primera escala de su gira internacional, les hizo sentir confianza y cercanía, pues sabe que cuenta con ellos.

Mensaje relevante en estos momentos turbulentos que trasminaría en los días siguientes a los mandos medios y superiores de la administración federal.

La tarde del martes 11, los voceros de las secretarías y media docena de dependencias federales –incluidos los comunicadores de la PGR, Petróleos Mexicanos, el IMSS y del ISSSTE– fueron citados a una reunión en un edificio alterno de la Oficina de la Presidencia, ubicado en la colonia Hipódromo.

La noche del miércoles 12, con una hora de retraso, arrancó ese cónclave en el que Roberto Calleja, director de comunicación social de Los Pinos, y Eduardo Sánchez ofrecieron su versión sobre los hechos de las últimas semanas.

“Desde el 26 de octubre, todo cambió”, resumió el vocero presidencial, quien les ofreció una detallada explicación de las acciones instrumentadas en las últimas semanas. Sin abundar en detalles, Sánchez aludía a la escala de ataques a edificios públicos –entre ellos la quema de estación del Metrobús en CU, los destrozos en Palacio Nacional y las manifestaciones violentas– ocurrida en las últimas tres semanas.

En las últimas semanas, la credibilidad del peñismo ha sido socavada. Rebasados por la coyuntura, ¿los altos mandos del peñismo no cuentan con un equipo de reacción rápida?

Habían pasado 40 horas de la aparición del vocero presidencial en Primero Noticias para hablar sobre los hallazgos de los forenses en el basurero de Cocula y que terminaría con su explicación sobre la “casa blanca” de Las Lomas. “Nos dijo que sabía que no había sido su mejor entrevista”, reveló uno de los asistentes, “pero que su mamá le había dicho que se ‘comió’ a Loret y que él prefería pecar de optimista que andar deprimido”.

Ahora mismo –insistió Sánchez ante sus colegas– no se trata de desestimar riesgos o responder a provocaciones, sino de ofrecer respuestas contundentes en una circunstancia que más que desgastar la imagen, busca desbarrancar al proyecto reformador del peñismo.

Otros de los presentes recuerdan que el ánimo entre los comunicadores gubernamentales era colaborativo, aunque sin brío. Y subrayan que tanto Sánchez, como Calleja, René Hernández, encargado del área de información en la PGR, y Rodolfo González, vocero de la SCT, acusaban físicamente evidencias del desgaste de las últimas horas.

Este último pidió la palabra para detallar que la revocación del fallo de la licitación internacional que asignaba la mega-obra del tren rápido México-Querétaro al consorcio encabezado por los constructores chinos había sido del secretario Ruiz Esparza y de nadie más.

A partir de entonces, esa es una línea discursiva de los comunicadores peñistas. La “casa blanca” –deben explicar a todos directivos y editorialistas que tengan interacción– fue adquirida por Angélica Rivera, con recursos propios. Y la primera dama se casó bajo un régimen de separación de bienes.

Los funcionarios de Los Pinos prometieron que elaborarían un documento con los mensajes que debían ser transmitidos. Y los comunicadores peñistas se comprometieron a cumplir con una nueva encomienda: hacer un listado de los líderes de opinión “afines”.

POR  / elarsenal.net

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