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Opinión

¿Todos ganan?

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El método peñista funcionó, impecable, durante 180 días. Mientras sus asesores políticos –coordinados por Miguel Ángel Osorio Chong– cocinaban el Pacto por México, su equipo de tecnócratas, donde Luis Videgaray es el comandante y Aurelio Nuño, un leal coordinador de proyectos– preparaban los diagnósticos de las reformas estructurales que definirán a la administración federal.

Era un circo de dos pistas. Las primeras negociaciones de los líderes del PAN, el PRD y el PRI con los comandantes del equipo de transición tuvieron lugar en la casa del ex gobernador de Oaxaca, José Murat. Los tecnócratas, en cambio, trabajaron más y en condiciones bastante precarias.

Antes de ser admitidos, tuvieron que formular un voto de silencio. Los “líderes de proyecto” fueron: el ex alcalde de Colima, José Ignacio Peralta, en materia de telecomunicaciones; el ex consejero electoral Virgilio Andrade, en los temas de transparencia y combate a la corrupción, y el abogado Enrique Ochoa Reza, en los asuntos educativos. Todos, bajo la coordinación de Videgaray, aunque debían reportar directamente a Nuño.

Nunca presentaron sus diagnósticos y propuestas a los líderes partidistas. Al menos un par de veces, cada uno pudo presentar sus proyectos ante el presidente Enrique Peña Nieto, quien tomó las decisiones definitivas.

¿Peña Nieto propuso y el Pacto por México dispuso? Así parece, si se toma en cuenta que las prioridades de la agenda peñista –la reforma energética y en materia hacendaria– quedaron en segundo plano. Los líderes partidistas forzaron al gobierno federal a emprender la ofensiva contra los poderes fácticos. Y fue entonces cuando cayó Elba Esther Gordillo.

El destino de los tycoons de las telecomunicaciones –léase Emilio Azcárraga, de Televisa; Ricardo Salinas Pliego, de TV Azteca, y Carlos Slim, de Telmex– estuvo íntimamente ligado al de la defenestrada lideresa magisterial. La operación mediática que destruyó el poder de la Maestra se construyó en Los Pinos, con el aval de sus directores editoriales. Ni más ni menos.

A diferencia de la presentación de la iniciativa de reforma educativa, ayer tuvieron una presencia preponderante los líderes de ambas Cámaras del Congreso de la Unión y los coordinadores parlamentarios, particularmente los de la Cámara de Diputados, donde comenzará a tramitarse el nuevo marco regulatorio de las telecomunicaciones.

Durante 70 minutos, desfiló una decena de oradores que subrayaron dos conceptos: la reforma en materia de telecomunicaciones no tiene un destinatario y sus promotores seguirán con una agenda reformista… “al margen de los intereses partidistas”.

Fiel a su afán asambleísta, Manlio Fabio Beltrones prometió que esta será “la reforma más consultada y menos sin consulta que pueda tener México”. Pero el Ejecutivo y los promotores del Pacto por México llevan prisa y antes de que concluya este periodo de sesiones, el 30 de mayo, deberá estar votada y aprobada.

Ya se verá si la siguiente reforma de gran calado, la reforma energética, cuenta con la misma unanimidad y el mismo respaldo. El presidente nacional del PRD, Jesús Zambrano, adelantaba que su partido se opone a cualquier incremento al IVA o la eliminación de la tasa cero.

Por lo pronto, los posicionamientos inmediatos de los grandes consorcios de las telecomunicaciones resultan tranquilizadores. Tanto Televisa, de Emilio Azcárraga, como Telmex, de Carlos Slim, saludaron el nuevo marco regulatorio y la posibilidad de mostrar que son los mejores, en un entorno de competencia.

“Vienen tiempos de grandes retos y también, de oportunidades”, resumió el mandamás de la televisora de San Ángel. MVS Comunicaciones, por su parte, externó su beneplácito por la propuesta enviada por el Ejecutivo federal a la consideración del Poder Legislativo. “Las reformas propuestas permitirán contar con la certidumbre jurídica tan necesaria, así como con una aplicación del marco jurídico imparcial para realizar las inversiones necesarias y ofrecer más y mejores servicios, equilibrando las condiciones para competir”, definió el corporativo que encabeza Joaquín Vargas.

“Estamos convencidos de que la propuesta es trascendente y de largo alcance, por lo que estaremos atentos tanto de su instrumentación, como del debate que genera una propuesta de estas dimensiones”, sentenció.

EFECTOS SECUNDARIOS

¿GARGANTA PROFUNDA? Después de un nebuloso tramo en su vida profesional, que lo llevó a convertirse en asesor financiero del SNTE y después, a la presidencia nacional de Nueva Alianza –aunque por muy breve tiempo– Tomás Ruiz González se refugió en Veracruz, donde su desempeño como secretario de finanzas del gobierno de Javier Duarte de Olvera lo ponía en una posición privilegiada. Ahora, sorpresivamente deja las funciones administrativas y volverá al gobierno federal. A la Sefiplan de Veracruz llegará Savador Manzur Díaz, quien luce como el delfín de Duarte.

¿ASESOR INCÓMODO? Que ni se afanen los “servicios de inteligencia” al servicio del jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera Espinosa, en dilucidar quién filtró la información de que el ex líder del PRI-DF, Manuel Jiménez Guzmán, está detrás de sus discursos. Esas versiones fueron dispersadas desde hace dos meses por cuadros perredistas, que además identificaron a Julio César Serna, actual director de la Central de Abastos, como el enlace entre ambos personajes. Hay rezones familiares en ello: son consuegros.

Por: Alberto Aguirre M. / elarsenal.net

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