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Opinión

Todos los gobernadores del PRI merecen irse

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Las elecciones de junio próximo no podían haber llegado en un peor momento para el PRI, para el gobierno de Enrique Peña Nieto y de muchos de sus gobernadores, que realmente dan pena.

Es un momento en el que aquellos jóvenes de todo el país que por serlo no tuvieron tiempo de conocer cómo “gobierna” este partido, cómo lo hizo durante más de 70 años -y cómo lo sigue haciendo en algunos estados que piden a gritos alternancia-, pero que al cabo de dos años perdidos de “administración” peñista, finalmente han tomado conciencia y ven la realidad en que estos dinosaurios han sumergido al país de nueva cuenta.

Es verdad que hay un cansancio ciudadano de la partidocracia, y que errores hay en todos los colores, en todas las filas partidistas, pero también es cierto que sin duda hay institutos políticos en donde millares de militantes sí son ciudadanos, y sí están interesados en promover el bien común, en luchar por el desarrollo de las familias, y en contra de la corrupción, de la violencia, del autoritarismo, y a favor de la democracia real, de la transparencia, del desarrollo integral.

Es decir, yo no conozco a nadie que se haya afiliado al PRI porque quiera transformar a México en un país con mejores condiciones para todos; o que esté interesado en combatir la corrupción y malos manejos de los gobernantes… Si ése fuera el caso, podrían empezar por revisar la actuación de sus propios gobernadores.

Hay muchos ejemplos, y siempre es positivo para la democracia vigilar y estudiar el comportamiento de los “emperadores” estatales del PRI, pero es aún más oportuno hacerlo en un año electoral, en el que existe la posibilidad de rechazar en las urnas aquello que no ha funcionado y que ha traicionado la confianza de la gente buena y trabajadora.

Nuevo León con Rodrigo Medina de la Cruz se ha visto enredado en señalamientos de corrupción en la prensa local durante años. Todos podemos recordar el caso de vehículos que habían sido robados, pero que luego pudieron ser comerciados, debido a que fueron reemplacados y obtuvieron papelería que se hizo pasar por legal.

Cerca de 175 mil placas habrían desaparecido misteriosamente del Instituto de Control Vehicular y se habló de casi 35 millones de pesos faltantes. Los neoloneses también se preguntan en qué fueron destinados fondos millonarios que debían haberse ocupado para la reconstrucción de la infraestructura luego del paso del huracán Alex.

Ya no se diga cuando analizamos los extremos niveles de inseguridad que ha sufrido Nuevo León desde que está ahí Medina, llegando en algunos momentos de su sexenio al punto de que la gente temía salir de sus casas en los principales municipios cercanos a la capital, porque el crimen organizado disparaba sus armas usando las plazas y calles como campo de batalla con total impunidad.

Por supuesto, el mal gobierno de Medina contrasta con la actuación de la muy querida alcaldesa Margarita Arellanes, con enormes niveles de aceptación entre la gente de todo el estado; una mujer muy trabajadora, capaz, inteligente y emprendedora, además de honesta.

Es inaceptable que manos perversas quieran ensuciar su imagen y desempeño con campañas sucias basadas en mentiras, que sólo logran, sin embargo, reforzar el cariño que la gente siente por ella.

¿Y qué se puede decir del gobierno de San Luis Potosí, Fernando Toranzo? Su marcado autoritarismo, su incapacidad para resolver problemas son toda una leyenda.

Datos de la Segunda Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) del INEGI, en 2013, por ejemplo, revelaron, cabe recordar, que ese estado ocupó el primer lugar a nivel nacional de corrupción en instancias públicas. Según esa información, un total de 465 mil potosinos habrían sufrido hechos de corrupción, lo que hace que San Luis Potosí sea el estado más corrupto de todo el país.

En el San Luis Potosí puede y debe darse la alternancia, y un excelente candidato a la gubernatura sin duda lo es Alejandro Zapata Perogordo, quien cuenta con un gran conocimiento de la entidad y sus problemas, y tiene una firme trayectoria que muestra que sabe cómo resolverlos.

En el Gran Tunal se sabe muy bien que Zapata Perogordo cuenta con el apoyo de amplios sectores sociales, de organizaciones de abogados y de padres de familia, de líderes ciudadanos, de empresarios, de pequeños comerciantes, y también del ex gobernador Marcelo de los Santos, del senador Octavio Pedroza y de Xavier Azuara, un fuerte aspirante a gobernar la capital.

En Michoacán todos sabemos que la corrupción y el crimen penetraron al gobierno del PRI hasta las más altas esferas, y la salida de Fausto Vallejo no hará que los michoacanos olviden los despropósitos de ese partido cuando se trata de ofrecer soluciones a la gente.

El comisionado Alfredo Castillo también prueba con su mal desempeño que el PRI no tiene ni idea de cómo se debe tejer la paz con la educación y programas sociales diversos, desde abajo, y su actuación es una joya del intervencionismo de Los Pinos en la vida social, comercial, empresarial, y política del estado, lo cual es realmente patético por no tener fundamento legal y por rebasar la soberanía local.

Todo ello, amén de que no hay resultados en materia de seguridad, y las autodefensas se causan bajas entre ellas mismas, luego de cerca de un año de “comisionado” instalado, y el líder de Los Templarios sigue tan campante por ahí…

Ante este desastroso panorama, la Cocoa Calderón tiene grandes posibilidades de canalizar el descontento ciudadano que hay contra el PRI, pero también contra el PRD, y no sólo por el caso Iguala, tan reciente y negativo, sino por las irregularidades en el gobierno de Leonel Godoy, que no se olvidan en un día.

En Campeche la gente pide alternancia y esa alternancia puede llegar con Jorge Rosiñol Abreu, el mejor posicionado de los aspirantes panistas al gobierno estatal de la entidad en donde el PRI ha “gobernado” siempre.

Y aunque no hay elecciones de gobernador este año en Chihuahua, no podemos dejar pasar la oportunidad de reprobar los señalamientos que ha hecho César Duarte, claramente difamatorios, contra el senador Javier Corral.

Corral valientemente ha estado denunciando y documentado el presunto enriquecimiento ilícito de Duarte, caso que ha llevado incluso ante la PGR. También lo acusa de desvío de recursos públicos hacia el Banco Progreso de Chihuahua, para su propio provecho, debido a que es el accionista mayor de esa institución.

Duarte y sus muchas irregularidades y la inconformidad creciente que genera su desgobierno en Chihuahua anuncian la alternancia en ese estado, cuya gente buena merece por mucho algo mejor que lo que hoy tiene.

Es la hora de luchar.

POR  / elarsenal.net

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