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Opinión

¿Y cuándo, una gobernadora?

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¿Benditos entre las mujeres? En el salón de comparecencias del senado de la República, les tocó ser anfitriones. Los priistas Ernesto Gándara, de Sonora; Héctor Yunes; de Veracruz, y Ricardo Barroso, de Baja California Sur –los tres, aspirantes a gobernar sus entidades– se inmutaban, rodeados de casi 60 legisladoras priistas.

En ese recinto legislativo, la cúpula priista festejaba la presentación de la iniciativa presidencial para otorgar plena igualdad política entre hombres y mujeres. “Entre todas las que estamos aquí, habemos más precandidatas”, le decían a Gándara, “será más facil que nosotras seamos candidatas a que ustedes lo sean”.

El PRI –explica César Camacho Quiroz, presidente de su comité ejecutivo nacional– es el partido que más respeta y respalda a las mujeres. Y trata de ser contundente: de las cinco gobernadoras que ha habido en la historia contemporánea, cuatro han sido priistas.

Y el partido ha tenido cuatro presidentas.

Esa contabilidad, en todo caso, es a modo, pues el dirigente partidista convenientemente omitió a la actual secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga, quien estuvo al frente de la Jefatura del Gobierno del Distrito Federal durante 1999 y el 2000, para luego convertirse en presidenta nacional del PRD.

Rodeado por las legisladoras federales priistas, Camacho Quiroz se compromete a promover un cambio cultural que materialice la “igualdad sustantiva”, que no es otra cosa que extender la equidad a los terrenos económicos y sociales, a la vida cotidiana.

Emilio Gamboa Patrón, líder de la bancada priista en el Senado de la República, excluye este asunto de la negociación de la reforma política y confía en que el dictamen esté listo para ser votado antes de que concluya el actual periodo ordinario de sesiones. “Para el 2015 estará plenamente vigente”, insistió.

Camacho Quiroz no quiere hablar de otro tema que no sea la iniciativa para la “igualdad sustantiva”. Mentras tanto, están por votarse las reformas fiscal y político-electoral, no obstante las resistencias de la bancada panista.

Tanta prisa está justificada, insiste el líder priista: “no queremos que se retrase más la reforma energética”.

Mientras los priistas patentizaban su respaldo a la iniciativa presidencial que busca garantizar la paridad en la postulación de candidat@s a cargos de elección popular, en los pasillos de la sede senatorial había quienes señalaban, atinadamente, que en el gabinete presidencial solo hay tres mujeres. Y que en las capitales estatales, apenas hay un puñado de alcaldesas, entre ellas las priista Lorena Martínez, en Aguascalientes, y Estela Ponce, en La Paz, además de la panista Margarita Arellanes, en Monterrey.

La presidenta municipal de la capital de Nuevo León se cuenta entre las aspirantes al gobierno de aquella entidad, lo mismo que la senadora priista Cristina Díaz, aunque la renovación de los poderes locales será hasta el 2015. Para entonces, de aprobarse la iniciativa enviada por el Ejecutivo federal, la mitad de l@s candidat@s que compitan en la elección federal deberán ser mujeres.

En el corto plazo, ninguna mujer estaría cerca de llegar a una gubernatura… salvo que se confirmara lo que suena como un rumor desde hace unos meses: que el priista Eruviel Ávila Villegas deja la gubernatura del Estado de México para incorporarse a una posición en el equipo peñista. En el Senado de la República creen que en este escenario –“muy poco probable”, comentaban con cierta ironía–, la senadora mexiquense Ana Lilia Herrera podría ir, como interina.

“Las mujeres están hechas para competir”, atajó el diputado federal Manlio Fabio Beltrones, “y no solo para relevar”.

EFECTOS SECUNDARIOS

EMERGENTES. El mandamás del PRI, César Camacho Quiroz, había tomado la decisión inapelable de destituir al presidente del partido en tricolor en Morelos, Manuel Martínez Garrigós. Para ejecutar su plan, llamó a Armando Ramírez y Maricela Sánchez, quienes sorprendentemente decidieron declinar, “por el momento”, a ocupar la cúpula partidista. Para allá fueron enviados Jorge Schiaffino Isunza y Ana Paola Martínez, quienes rindieron protesta ante José Encarnación Alfaro, secretario de Organización del CEN. El ex alcalde de Cuernavaca ya anunció que acudirá al Tribunal Electoral para reclamar el respeto a sus derechos partidistas; en tanto, ya está en trámite su expulsión… y la acción judicial en su contra que en breve habrá de emprender el gobierno estatal, que encabeza el perredista Graco Ramírez Garrido-Abreu.

APARIENCIAS ENGAÑOSAS. En las redes sociales circuló un video bajo el sugerente título: “¿Fricciones entre Peña Nieto y su secretario de Gobernación?”. El morbo hizo que ese clip, de apenas 36 segundos de duración, se convirtiera en uno de los más vistos en la jornada. “Son figuraciones”, dice un testigo presencial de los hechos, ocurridos el martes al mediodía, en el Alcázar del Castillo del Chapultepec, “el Presidente dio su discurso y volvía a su lugar, cuando Roy Campos le extendió la mano, se detuvo y saludo. Tuvo que hacer lo mismo con María Amparo Casar, Manuel Velasco y María Elena Morena”. El Ejecutivo federal, insistió esa misma fuente, tampoco saludó al jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, ni al comisionado nacional de Seguridad, Manuel Mondragón, y nadie se rasgó las vestiduras.

¿OPORTUNISMO? A destiempo, empujada por un grupo de líderes panistas que se distinguen por su anti-calderonismo, Josefina Vázquez Mota da voz a una corriente que también se opone a “la actitud colaboracionista” de Gustavo Madero y trata de robarle banderas, con su negativa tajante a la agenda reformista del gobierno federal. La ex candidata presidencial decidió ponerse al frente de la “tercera vía” y obligará al senador Ernesto Cordero Arroyo a replantear escenarios. Si ambos deciden competir por el liderazgo nacional del PAN, terminarán abonando el camino de la reelección de Madero Muñoz.

Por  / elarsenal.net

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