México no puede esperar más para la transformación de su industria energética: Orihuela Bárcenas

México, D.F.- La Reforma Energética permitirá transformar positivamente a México, con la garantía de que la rectoría del petróleo seguirá en manos de los mexicanos y es que lo que está en juego es no sólo modernizar a Pemex, sino reformar a la industria energética en su conjunto y dotarla de nuevas reglas para que sea un polo de atracción e inversionistas, así como una fuente importantísima de creación de empleo y generación de ingresos, aseguró el senador José Ascención Orihuela Bárcenas.

Durante la Reunión Extraordinaria para analizar el Proyecto de Dictamen en Materia de Reforma Energética, el michoacano destacó que ya no es hora de mirar atrás, ni en busca de primigenios, ni para satisfacción de agravios, ya que el recurso más escaso de una nación es el tiempo, más que el capital humano, más que los recursos naturales y los activos financieros de un país.
“Lo que desperdiciemos hoy de tiempo son pérdidas exponenciales para las generaciones futuras; hoy es el día para superar el reloj de las posposiciones. Se abre la hora de las decisiones y de hacer historia aquí y ahora”. Ello porque consideró no existe razón alguna para diferir unos meses más el debate abierto y plural sobre la Reforma Energética.

La realidad, dijo Chon Orihuela, es que podríamos entrar a una crisis energética, por lo mismo, quienes exigen que las condiciones actuales fueran peores para adoptar medidas radicales, lo que quisieran es enfrentar catástrofes que en sí misma serían irreversibles. La crisis está ahí, a la vista.

De no hacer una reforma a fondo, alertó Orihuela Bárcenas, comenzando por una Reforma Constitucional, México será importador de sus energías primarias en pocos años, que lo llevaría a ser un país dependiente y subordinado, un país hincado ante el mundo.

“Con responsabilidad, conciencia nacional y parlamentaria, el PRI no cerrará los ojos para tomar decisiones como procede en toda crisis que honra el mandato que depositó en nosotros el pueblo mexicano”.

Tras recordar que en el propio Senado se dijo que en las consultas que se realizaron sólo hubo cabilderos y empleados, recordó que estuvo Cuauhtémoc Cárdenas, así que consideró lastimosa esa definición para un dirigente político que colaboró ampliamente en este país. Además, participaron en estos foros otras personalidades como el Rector José Narro.
Al sustentar el posicionamiento del Partido Revolucionario Institucional (PRI), a favor de la Reforma Energética, Chon Orihuela indicó que en los últimos 10 años, la producción petrolera de México ha caído en más de 20 por ciento; en el mismo período, la inversión de Petróleos Mexicanos creció en casi 500 por ciento.

El dato anterior ubica y desmiente a aquellos que sostienen que Pemex puede solo, a diferencia de cómo operan todas las empresas petroleras del mundo, estatales o privados; es evidente que para Pemex acabó la etapa del petróleo de acceso fácil, y encara enormes problemas técnicos y financieros.

Anualmente se pierden más de 200 mil millones de pesos en importación de productos petroquímicos, aunado a que los yacimientos actualmente en explotación, están en proceso de declive. Su período de vida se oscila entre seis y 10 años, indicó el michoacano.
De hecho alertó que en 2013, Pemex-Refinación perderá aproximadamente 150 mil millones de pesos, en un entorno mundial de capacidad ociosa y subutilizada, mientras que Estados Unidos hoy cuenta con 160 refinerías, México tiene seis en operación, con problemas de obsolescencia, con bajo nivel de operación, en tanto que el país importa casi el 50 por ciento de las gasolinas que consume.

Aunado a lo anterior, Orihuela Bárcenas destacó que en un concierto internacional de creciente productividad y competencia, el 80 por ciento de los yacimientos mexicanos en explotación, se encuentran en fase de madurez o decadencia; hace cinco años México tenía el cinco por ciento de las reservas convencionales a nivel mundial, hoy tiene siete décimas de esa reserva.
El 85 por ciento de los yacimientos probados y posibles del país, son no convencionales y no están en explotación, de manera que todos los indicadores están a la baja. En la última década, la producción de petróleo a nivel mundial se incrementó en 18 por ciento; en México se redujo en 14 por ciento; en 2004 la producción de Cantarell era de dos millones de barriles diarios, hoy es de 380 mil.

Luego de detallar más cifras, Chon Orihuela recordó que en los últimos siete años, Estados Unidos y Canadá aumentaron su producción petrolera entre 29 y 23 por ciento respectivamente. La producción mexicana disminuyó en el mismo lapso en 23 por ciento, además que el vecino país del norte en 2012 perforó 137 pozos de aguas profundas y ultra profundas, en México seis y no se ha logrado extraer un solo barril de petróleo.

Los costos de la energía eléctrica para las empresas mexicanas son 84 por ciento superiores a los que pagan las empresas de Estados Unidos en el Golfo de México. En promedio los mexicanos pagan 30 por ciento más en tarifas eléctricas, que el promedio del mercado internacional.
De esta manera, sostuvo el Senador michoacano, las reformas constitucionales que se proponen garantizan certeza jurídica y elevan a rango constitucional la competencia, que tanto ayuda al mercado nacional de energía, como al propio desarrollo de Pemex en el futuro. Esa competencia hará posible que la paraestatal alcance su madurez productiva y su gradual autonomía respecto de las finanzas públicas sin que se privatice ni uno solo de sus activos y que mantenga a Pemex su carácter de empresa pública productiva, operador petrolero del Estado y conservando su carácter de empresa mexicana 100 por ciento.

Finalmente ratificó que lo que está en juego es no sólo modernizar a Pemex, sino reformar a la industria energética en su conjunto y dotarla de nuevas reglas para que sea un polo de atracción e inversionistas y una fuente importantísima de creación de empleo y generación de ingresos, enviarán una señal clara a todos los mercados financieros e industriales del mundo en el sentido de que México avanza hacia una robusta economía de mercado, en el marco de un Estado de Derecho renovado y sólido, con un potencial de productividad y competitividad al alcance de esta generación de mexicanos.