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Salud y Familia

Cuando la leche es el problema: ¿intolerancia o alergia?

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Los lácteos están por doquier, pero a muchas personas la leche les sienta mal. Claro que es distinto tener alergia que ser intolerante a su consumo. No es lo mismo padecer intolerancia a la lactosa que alergia a la leche de vaca. 

En la alergia a la leche de vaca el sistema inmune reconoce como un alérgeno a la proteína de la leche y reacciona frente a ella. En la intolerancia a la lactosa existe un problema enzimático que impide la digestión del azúcar de la leche, la lactosa, que al no digerirse permanece intacta en el tubo digestivo produciendo gas y ácidos, por fermentación, que causan distintos trastornos.

Las reacciones adversas a la ingestión de leche de vaca pueden producirse por tanto por incapacidad o limitaciones para digerir el azúcar de la leche, la lactosa.

Se habla entonces de intolerancia a la lactosa, o por una reacción mediada por un mecanismo inmunológico frente a las proteínas de la leche en cuyo caso se trata de alergia a leche de vaca.

La buena noticia es que en los niños las alergias suelen remitir con la edad, explica el profesor Federico Argüelles Martín, jefe de Gastroenterología y Nutrición Pediátricas del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla.

La intolerancia a lactosa, secundaria a otros procesos como gastroenteritis en los niños, suele ser autolimitada en su evolución. No ocurre lo mismo con la intolerancia tipo adulto que aparece, generalmente a partir de los 7 u 8 años y que es permanente.

“El tratamiento de la alergia es la exclusión de la leche de la dieta y la sustitución por productos adecuados: leches modificadas en el laboratorio o fórmulas a base de arroz.

No es recomendable la soja, en ningún caso en menores de 6 meses. En niños mayores la soja también tiene inconvenientes y de administrarla no será en forma de bebidas de soja sino como preparados especiales de venta en farmacia”, aclara el pediatra. Argüelles señala con especial énfasis que tanto en dietas sin leche como en dietas sin lactosa puede alterarse la mineralización del hueso, algo que se debe controlar.

Cuando existe intolerancia a la lactosa se pueden tomar fórmulas de leche sin lactosa o bien aportar la enzima que digiere la lactosa en forma de comprimidos o gotas que se añaden a la leche.

La alergia a la leche de vaca es frecuente, más en niños pequeños, y puede producir síntomas graves que pueden llegar a la anafilaxia o reacción multiorgánica, urticaria, angioedema o colitis alérgica.

No siempre es fácil de diagnosticar ya que puede producir síntomas no inmediatos que ocasionan trastornos, como la colitis alérgica, que se producen de forma tardía al consumo del alimento. De ahí la importancia de la dieta de provocación o exclusión para el diagnóstico definitivo.

Cuando toca eliminar la leche de la dieta

Según Argüelles, “muchas intolerancias y alergias a la leche se solucionan de forma espontánea antes de los 5 o 6 años en mayor medida incluso que en el caso de otros alimentos alérgicos”.

Pero si el tratamiento pasa por eliminar la leche de la dieta en la edad pediátrica, el doctor apunta tres aspectos clave: La dieta debe estar controlada por un médico.

Debe garantizarse el aporte de calcio a través de otros alimentos como alimentos marinos (berberechos, pulpo, pescado azul), verduras de hoja verde o la carne de ave.

Controles habituales de la densidad mineral ósea.

20minutos.es

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