Historia

Reseña histórica del Jardín de la Mora del Cañonazo en Zitácuaro

Published

4 meses ago

31 agosto, 2025

El Jardín de la Mora del Cañonazo, ubicado en la esquina de la calle Mora del Cañonazo Norte y Moctezuma Oriente, en Zitácuaro, Michoacán, es un sitio emblemático que encapsula la memoria de las luchas heroicas y los afanes libertarios del pueblo mexicano durante la Guerra de Independencia. Este pequeño parque, con su fuente, kiosco y el tronco preservado de un histórico árbol de mora, es mucho más que un espacio público: es un símbolo de resistencia y patriotismo que rememora un episodio crucial ocurrido el 2 de enero de 1812.

Contexto histórico

En 1811, Zitácuaro se convirtió en un bastión clave de la insurgencia mexicana al ser la sede de la Suprema Junta Nacional Americana, fundada el 19 de agosto de ese año por Ignacio López Rayón. Este organismo, considerado el primer intento de establecer un gobierno independiente en México, representó una amenaza significativa para el gobierno virreinal español. Alarmado por el creciente poder de los insurgentes, el virrey Francisco Xavier Venegas ordenó al general realista Félix María Calleja destruir la Villa de Zitácuaro. El 2 de enero de 1812, a las once de la mañana, las fuerzas realistas lanzaron un feroz ataque contra la ciudad, desencadenando una batalla cruenta en la que los insurgentes, junto con pobladores de la región, resistieron con gran valentía.

Durante este enfrentamiento, el general Ramón López Rayón, hermano de Ignacio, protagonizó un episodio que marcó la historia del lugar. Herido por una bala que le hizo perder un ojo, cayó de su caballo y estuvo a punto de ser alcanzado por un cañonazo realista. Su asistente, Joaquín Ruiz, lo llevó a resguardarse detrás de un árbol de mora, cuyo tronco detuvo una bala de cañón que pudo haber sido mortal. Este acto heroico, en el que el árbol salvó la vida de Rayón, dio origen al nombre “La Mora del Cañonazo” y convirtió al sitio en un símbolo de la lucha por la libertad. Aunque las fuerzas insurgentes no lograron repeler el ataque y Zitácuaro fue incendiada días después, el episodio del árbol de mora quedó grabado en la memoria colectiva como una de las jornadas más gloriosas de la ciudad.

Creación y evolución del jardín

El árbol de la mora, testigo de este acto de resistencia, fue reconocido como un emblema de las luchas independentistas. En 1895, la Junta Patriótica Liberal Benito Juárez propuso su conservación, y el prefecto Don Aurelio Arciniega donó un terreno de aproximadamente 44 metros de largo por 12 de ancho para la construcción de un jardín que honrara este símbolo. Para 1919, el Jardín de la Mora del Cañonazo ya estaba formado, con el árbol en el centro, aunque su follaje era escaso y su corteza mostraba signos de deterioro. A pesar de los esfuerzos por preservarlo, el árbol sufrió daños significativos, y en la segunda década del siglo XX, Don Juan Arciniega, hijo del prefecto, ordenó talarlo, una decisión que generó controversia por ir en contra del legado de su padre.

A lo largo de los años, el jardín ha sido objeto de varias remodelaciones para mantener su relevancia histórica y estética. En 1957, bajo la administración del presidente municipal Alfredo Tenorio Carmona, se realizaron mejoras significativas, incluyendo la construcción de un parque público que se inauguró el 13 de septiembre de ese año durante las fiestas patrias. En el trienio de 1984-1986, se aplicaron resinas al tronco del árbol para su conservación, y en el año 2000, se llevaron a cabo trabajos intensivos que culminaron en mayo con la incorporación de un hemiciclo, una cúpula protectora para el tronco y una fuente que realza la belleza del lugar. En la parte central del muro oriental, se colocó una placa de cantera negra con letras de bronce que relata el hecho histórico, asegurando que la memoria del sitio perdure en la conciencia colectiva.

Significado y legado

El Jardín de la Mora del Cañonazo es más que un espacio verde; es un lugar de memoria que honra el sacrificio y la valentía de los insurgentes, en particular de Ramón López Rayón, conocido como “el tuerto” tras perder un ojo en la batalla. El árbol, aunque ya no está en pie, sigue representado por su tronco preservado, que simboliza la resistencia del pueblo de Zitácuaro frente a la opresión colonial. Este sitio, junto con el Cerrito de la Independencia, dedicado a Ignacio López Rayón, refuerza el título de “Heroica Zitácuaro”, otorgado por Benito Juárez en 1868 en reconocimiento a las tres ocasiones en que la ciudad fue destruida por su apoyo a las causas de libertad.

Hoy en día, el jardín es un punto de encuentro para las familias, donde los niños juegan y los habitantes disfrutan de momentos de tranquilidad. Sin embargo, su valor trasciende lo cotidiano, pues encarna el espíritu de lucha y el orgullo de un pueblo que se mantuvo firme en su búsqueda de independencia. A pesar de los desafíos de mantenimiento en décadas recientes, el Jardín de la Mora del Cañonazo sigue siendo un testimonio vivo de la historia de México, un lugar donde el pasado heroico de Zitácuaro se entrelaza con el presente.