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Internacionales

Israel, la frontera del miedo

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“Cuando se quiebre la frontera del miedo se desatará el caos o la liberación”. Si difícil es explicar que es una guerra, aún lo es más explicar qué es un conflicto, hay países en el mundo que viven en eterno conflicto y eso ocurre aquí. 

Israel vive en un conflicto difícil de entender, es la tierra disputada por muchos, dividida por varios y reclamada por otros.

En este pueblo se conjuga la magia, el misticismo, la historia, la cultura y por supuesto la religión, y no es tan sencillo abordar el conflicto, que de entrada eso es, un conflicto milenario, entre musulmanes (árabes) israelíes (judíos) y en menor medida católicos. Hoy están divididos, literal, por una valla/muro y metafóricamente por sus creencias, tradiciones, cultura y religión. 

Israel está reforzando la barrera con la que separa su territorio de Cisjordania. Casi ya está concluida, sin embargo, cada vez la hacen más alta, más ancha y más resistente. A decir de las autoridades israelíes su función es evitar que entren en los miembros de los grupos armados palestinos, terroristas, armas y explosivos procedentes de Hamas. 

Esta política genera polémica y polarización entre la comunidad internacional; por un lado se condena tajantemente los ataques armados de grupos palestinos contra Israel, pero al mismo tiempo se critica la construcción de este muro, pues aseguran viola los derechos humanos de cientos de palestinos que nada tienen que ver con los grupos radicales. 

Aunque los atentados terroristas han disminuido sensiblemente, el muro ha escalado el resentimiento entre todos los involucrados.

Pasar de una zona palestina a otra gobernada por Israel es probablemente en el cruce fronterizo más complicado del planeta, los palestinos son sujetos de revisión exhaustiva, algunos portan un salvoconducto o tienen un permiso especial, ellos son los que la tienen más sencilla. 

Hay además puntos de control repartidos por todo Israel, unos peatonales, otros de mercancías y otros más móviles, todos estrictamente controlados por el ejército israelí, con el pretexto de evitar el paso de contrabando, armas o materiales para construir bombas o proyectiles. 

La construcción del muro separó a comunidades y familias, hay casos de campesinos cuyas tierras, alegan, quedaron del otro lado o de palestinos que de un día a otro tuvieron que cruzar una frontera para llegar a sus lugares de trabajo, centros educativos y de salud.

Construido de norte a sur y a través de parte de Jerusalén, el plan maestro pretende que el muro al final tenga poco más de 700 kilómetros de largo y entre 50 y 100 metros de ancho, dependiendo la zona. 

El diseño del trazado responde al objetivo de rodear los más de 50 asentamientos israelíes donde vive un 80% de colonos palestinos, incluyendo extensas áreas de tierra alrededor de ellos. en tanto Israel crea nuevos asentamientos israelíes para poblar zonas que los palestinos aseguran son de ellos. 

Platicando con ambas partes (palestinos e israelíes), es fácil darse cuenta de que tienen visiones opuestas de una misma realidad, ambos reclaman una tierra que consideran propia y que no piensan dejar en beneficio del otro.

Lo cierto es que aquí todos han perdido: han perdido la paz, la tranquilidad, la confianza de verse a los ojos, han perdido a seres queridos. 

proyecto40.com

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