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Medio Ambiente

El Ocaso de las Luciérnagas: Científicos Advierten sobre un Futuro sin su Luz

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Un consenso global de expertos señala que la pérdida de hábitat, la contaminación lumínica y los pesticidas están llevando a estos icónicos insectos a un declive alarmante.

CIUDAD DE MÉXICO (10 de noviembre de 2025) – Un espectáculo natural que ha fascinado a la humanidad durante siglos está desapareciendo. Las noches de verano, antes iluminadas por el parpadeo rítmico de las luciérnagas, se están volviendo más oscuras. Un creciente cuerpo de evidencia científica y un consenso entre biólogos internacionales advierten que las poblaciones de estos insectos bioluminiscentes están en un declive pronunciado a nivel mundial.

​La preocupación, que ha pasado de ser una anécdota local a una alerta científica formal, identifica un trío de amenazas creadas por el hombre como las principales culpables de esta silenciosa extinción.

​El golpe más duro, según expertos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), proviene de la pérdida de hábitat. La expansión urbana, la deforestación y la conversión de campos y humedales en zonas agrícolas o residenciales eliminan los entornos específicos que las larvas de luciérnaga, que pueden vivir años en el suelo, necesitan para desarrollarse.

​Sin embargo, una amenaza única y quizás más insidiosa es la contaminación lumínica. Sara Lewis, bióloga de la Universidad de Tufts y una de las principales investigadoras del tema, ha señalado que las luciérnagas están “perdiendo su lenguaje”. Los destellos que emiten son complejas señales de cortejo; las luces artificiales de farolas, edificios y vehículos “ahogan” esta conversación, impidiendo que machos y hembras se encuentren para aparearse.

​”Estamos viviendo en un crepúsculo perpetuo”, comentó un experto en conservación. “Para un insecto que depende de la oscuridad total para reproducirse, nuestra obsesión por iluminar la noche es catastrófica”.

​La tercera amenaza identificada es el uso generalizado de pesticidas. Los insecticidas de amplio espectro, como los neonicotinoides, no distinguen entre “plagas” y organismos beneficiosos. Las larvas de luciérnaga, que habitan en el suelo y se alimentan de caracoles y babosas, son particularmente vulnerables a estos químicos.

​Aunque la frase “la última generación en verlas” puede sonar hiperbólica, captura la urgencia de la situación. Varias especies ya han sido incluidas en la Lista Roja de la UICN como amenazadas. Para muchas comunidades, la desaparición de las luciérnagas no es una advertencia futura, sino una realidad presente.

​Expertos instan a tomar medidas inmediatas, como reducir la iluminación exterior innecesaria, optar por luces cálidas y dirigidas al suelo, evitar el uso de pesticidas en jardines y preservar hábitats naturales como márgenes de ríos y áreas boscosas, en un esfuerzo por evitar que la luz de estos insectos se apague para siempre.

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