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México

Los “acordeones” en la elección judicial del 1 de junio: ¿Democratización o manipulación del voto?

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Ciudad de México, 25 de mayo de 2025 – A pocos días de la histórica elección judicial del 1 de junio, donde por primera vez los ciudadanos mexicanos votarán directamente por jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial, un fenómeno ha encendido las alarmas: los “acordeones”. Estas listas, difundidas tanto en redes sociales como en formatos físicos, contienen instrucciones precisas sobre por quién votar, promoviendo principalmente a candidatos afines al oficialismo. Este hecho plantea una pregunta crucial: ¿qué sentido tiene la libertad de elegir si alguien ya decidió por ti? La elección, diseñada para democratizar el sistema judicial, parece tambalearse entre la participación ciudadana y la manipulación electoral.

¿Qué son los “acordeones” y cómo funcionan?

Los “acordeones” son listas que circulan en plataformas como X, TikTok, WhatsApp y en impresos, indicando los nombres o números de candidatos a cargos judiciales, como los nueve ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial, del Tribunal Electoral y de los circuitos judiciales, así como jueces de distrito. Según reportes, estas listas suelen favorecer a candidatos cercanos al partido Morena y al gobierno federal, incluyendo figuras como Lenia Batres, María Estela Ríos, Loretta Ortiz y Yasmín Esquivel, todas con vínculos históricos con el oficialismo.

Por ejemplo, un “acordeón” compartido en X por cuentas afines al oficialismo, como la de Pedro Salmerón Sanginés, exfuncionario del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, incluye nombres, números y hasta simulaciones de boletas para orientar a los votantes. Otros son más simples, listando solo números de candidatos, mientras que algunos se distribuyen físicamente en comunidades, acompañados de operativos señalados como “acarreo” en estados como Nuevo León e Iztapalapa, Ciudad de México.

El Instituto Nacional Electoral (INE) no ha establecido una postura clara sobre la legalidad de estos “acordeones” el día de la votación, lo que genera un vacío normativo. La presidenta Claudia Sheinbaum, al ser cuestionada, pidió la intervención del INE y del Tribunal Electoral, defendiendo el principio de “voto libre, secreto y directo”, pero también señaló que la oposición no está exenta de prácticas similares. Este comentario, sin embargo, no aborda el trasfondo estructural: ¿cómo garantizar un voto informado en un proceso tan complejo?

La complejidad de la elección: un desafío para el voto informado

La elección judicial del 1 de junio es un ejercicio inédito en México, resultado de la reforma constitucional de 2024, que busca legitimar el Poder Judicial a través del voto popular. Los ciudadanos elegirán 881 cargos, incluyendo nueve ministros de la SCJN, cinco magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial, dos de la Sala Superior del Tribunal Electoral, 15 de las Salas Regionales, 464 magistrados de circuito y 386 jueces de distrito. Cada votante recibirá seis boletas de colores distintos, con cientos de nombres divididos por género y especialidad, lo que complica el proceso. El INE estima que cada persona podría tardar hasta 10 minutos en votar debido a la dificultad de las boletas y la falta de familiaridad con los candidatos.

El INE ha intentado contrarrestar esta complejidad con la plataforma “Conóceles” (https://candidaturaspoderjudicial.ine.mx/), que ofrece información sobre trayectorias y propuestas de los 3,423 candidatos. Sin embargo, la cantidad de aspirantes y la falta de tiempo para analizar sus perfiles hacen casi imposible que el votante promedio emita un voto informado. Organizaciones como Impunidad Cero y el Observatorio Electoral Judicial del Tecnológico de Monterrey han creado herramientas adicionales, como buscadores independientes y análisis de antecedentes, pero su alcance es limitado frente a la magnitud del proceso.

Aquí es donde los “acordeones” encuentran terreno fértil. Al simplificar la decisión del votante, estas listas no solo guían, sino que potencialmente sustituyen el análisis individual por una instrucción predefinida. Esto plantea una contradicción: una reforma que prometía empoderar al ciudadano parece estar derivando en un sistema donde el voto es dirigido por intereses políticos.

¿Por qué ir a votar?

A pesar de las críticas, participar en la elección tiene méritos. La reforma judicial responde a una demanda histórica de transparentar y democratizar un Poder Judicial que, durante décadas, fue percibido como elitista y desconectado de la ciudadanía. Votar el 1 de junio permite a los ciudadanos incidir directamente en quiénes impartirán justicia, desde la protección de derechos humanos hasta la resolución de controversias electorales.

Además, el proceso cuenta con salvaguardas. El INE, a pesar de las críticas, ha establecido un marco electoral con plazos claros, boletas diseñadas para garantizar paridad de género y fiscalización de campañas. Organizaciones civiles y académicas están vigilando el proceso, identificando candidatos con posibles conflictos de interés o vínculos con el crimen organizado. Abstenerse de votar podría ceder el control a quienes sí participan, incluidos aquellos que usan “acordeones” para consolidar poder.

¿Por qué no ir a votar?

Por otro lado, los “acordeones” y las denuncias de acarreo han generado escepticismo. En Nuevo León, la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (FEDE) ha recibido al menos diez denuncias por presunta coacción del gobierno estatal para favorecer a candidatos afines al gobernador Samuel García. En Iztapalapa, se reportan operativos para distribuir “acordeones” y asignar votos, lo que sugiere una manipulación que desvirtúa el principio de libertad electoral.

Críticos como el abogado Francisco Burgoa argumentan que el diseño de la elección es “fallido desde su origen”. La baja competitividad (3.8 candidatos por cargo en promedio) y la falta de experiencia judicial de muchos aspirantes (67% son secretarios de juzgado, no jueces o magistrados) cuestionan la calidad de los futuros impartidores de justicia. Además, la premura con que se organizó el proceso y el incumplimiento de resoluciones judiciales previas han generado dudas sobre su legitimidad.

Para algunos, no votar es una forma de protestar contra un sistema que parece diseñado para perpetuar el control del oficialismo, especialmente cuando los “acordeones” sugieren una farsa en lugar de una elección libre. Como señaló un usuario en X, “no es voto informado, es acarreo puro y duro”.

Una “enorme locura” o un paso hacia la democracia

Llamar a esta elección una “enorme locura” no está lejos de la realidad. La complejidad de elegir entre miles de candidatos, combinada con la proliferación de “acordeones”, pone en riesgo el ideal de un voto libre e informado. Si bien la reforma buscaba devolver al pueblo la autoridad sobre el Poder Judicial, los “acordeones” evidencian el peligro de que esta libertad sea cooptada por intereses políticos.

Ir a votar puede ser un acto de responsabilidad cívica, pero requiere un esfuerzo titánico para informarse y resistir las presiones externas. No votar, por otro lado, es una postura válida frente a un proceso que muchos perciben como manipulado, pero podría dejar el futuro del Poder Judicial en manos de quienes sí se movilizan, incluidos los beneficiarios de los “acordeones”.

En última instancia, la elección del 1 de junio no solo definirá quiénes impartirán justicia, sino qué tan libre es realmente el voto en México. Como dijo la presidenta Sheinbaum, “quien garantiza una elección democrática siempre es el pueblo”. La pregunta es si el pueblo tiene las herramientas para ejercer esa garantía o si los “acordeones” ya han decidido por él.

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