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Opinión

Colmo: investiga el caso Iguala una… investigada

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Rubén Cortés. La situación de la colombiana Ángela Buitrago, quien investiga por la CIDH el caso Iguala, provoca pensar en la hipotética tesitura de que el exdirector del Metro Enrique Horcasitas, investigara en Colombia un supuesto delito de uso ilegal de atribuciones y facultades.

Porque la Fiscalía de Colombia indaga a Buitrago por encarcelar con testigos y testimonios falsos al coronel Luis Alfonso Plazas, cuando era Fiscal General de ese país.

Y aquí la PGJDF investiga a Horcasitas por irregularidades en la construcción de la Línea 12 del Metro, durante la administración de Marcelo Ebrard en el GDF, que incluyen el uso de 30 mil millones de pesos adicionales por errores, fallas y omisiones.

El Procurador General de Colombia, Alejandro Ordóñez, confirmó que Buitrago está “bajo proceso por falsedades con que se condujo para encarcelar al coronel Plazas”, sentenciado a 30 años y absuelto tras ocho años preso.

Buitrago lo condenó con el testimonio del sargento Edgar Villamizar, quien dio la versión que ella quería contra Plazas por “desaparición forzada” tras la toma del Palacio de Justicia de Bogotá (seis de noviembre de 1985) por parte de guerrilleros comunistas.

El sargento Villarreal de Buitrago confesó en la investigación que ella dirigió que “nos desplazaron de la séptima brigada a Apiay y nos trajeron vía helicoportada a la Escuela de Caballería y embarcaron en camión para el objetivo que era el Palacio de Justicia”.

Revisados los archivos, el 6 de noviembre de 1985 ningún helicóptero cubrió aquella ruta, además de que en ese año Colombia no contaba con helicópteros capaces de transportar a 14 soldados.

Para colmo, la declaración de Villarreal fue consignada sin fecha ni membrete de la Fiscalía colombiana. Pero el testigo “asegura” que el coronel Plazas ordenó, en referencia a los guerrilleros capturados: “cuelguen a esos hijueputas (sic)”.

Esta “orden” de Plazas fue la prueba estrella de Buitrago para condenar a éste a 30 años, solo que:

–En el Ejército colombiano nunca hubo un sargento llamado Édgar Villarreal.

–Y cuando la defensa de Plazas quiso interrogarlo, nadie pudo encontrarlo… ni siquiera Buitrago.

Luego fue a la Procuraduría colombiana un exmilitar aclarando que “mis apellidos son Villamizar Espinel y no Villarreal”; “la firma en la declaración presentada por Buitrago no es mía” y “nunca estuve en la retoma del Palacio de Justicia ni he tenido nunca trato con el coronel Plazas”.

¿La verdad? Durante una labor de “prospección” en la Escuela de Caballería, mientras investigaba a Plazas, Buitrago sacó de un archivo el nombre de Villarreal y, sin siquiera haberlo visto, puso en su boca todo lo que quiso para condenar a un inocente.

Pues en esas manos está el caso Iguala.

En las de una tramposa.

Por: Rubén Cortés / COLUMNA  MESA REVUELTA / elarsenal.net

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