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Opinión

El “gober” favorito

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Enrique Peña debió pasar por encima de muchas consideraciones políticas para festejar su primer cumpleaños, como presidente de todos los mexicanos, con sus paisanos del Estado de México, en lugar de darle a la celebración un espectro más nacional.

Pero Peña no puede negar su gen priista, no sólo en el pragmatismo ideológico para haber adaptado su sexenio a la urgencia nacional del momento (sacar sus reformas pactando con la izquierda y la derecha), sino en la corrección de las formas.

Porque partió el pastel donde hizo el primero de sus 266 compromisos de campaña en materia de salud: en Villa del Carbón, a cuyos habitantes prometió la construcción de un hospital.

Ni siquiera su más acérrima oposición recordaba (esas cuestiones únicamente son invocadas en los procesos electorales) que Peña había hecho ese ofrecimiento. Pero él sí, lo cual indica que no olvida que su fuerte sigue siendo el antiguo “te lo firmo y te lo cumplo”.

Fue aquella consigna la que lo catapultó hasta Los Pinos desde su gubernatura en el Edomex (2005-11), durante la cual firmó y cumplió 608 promesas ante notario en los 125 municipios, donde desarrolló 13 programas sociales que beneficiaban a cuatro millones de personas.

Por eso resultó el único de los candidatos presidenciales que pudo acreditar un trabajo reciente de gobierno: entró en campaña a tres meses de entregar la gubernatura a Eruviel Ávila con una disminución de la deuda estatal en mil millones de pesos.

No fue gratuito entonces que Eruviel Ávila ganara con tres millones de votos (cuatro millones de votantes se beneficiaron de los 13 programas sociales de Peña) y con el “sello Peña”: elevó 10 veces los compromisos firmados ante notario.

En el “sello Peña” empezó la empatía que convierte hoy a Eruviel Ávila en el gobernador consentido del presidente: con él festejó sus 47 cumpleaños y ha visitado su estado cinco veces desde el 1 de diciembre.

La primera vez que fue al Edomex, siendo presidente, fue Ecatepec, gobernado dos veces por Eruviel Ávila, y es con éste con el único que se permite en público guiños personales y viajes juntos en helicóptero y coche.

Al repartir entre los miembros del Gabinete dos o tres estados por cada uno para dar seguimiento a sus programas de gobierno, Peña, en cambio, encargó el Edomex sólo a Aurelio Nuño, su poderoso Jefe de la Oficina de la Presidencia.

Y, cuando su hombre de todas las confianzas, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, cerró la llave financiera a los gobernadores priistas para no mover las aguas del Pacto por México antes de las elecciones del 7 de julio, Eruviel Ávila hasta recibió extras para más obras de infraestructura.

Por: Rubén Cortés / elarsneal.net

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